La vida en el siglo XXI de tres cafés centenarios de Madrid
Son lugares de referencia en la historia de la ciudad nacidos en el XIX y adaptados a los nuevos tiempos

Interior del Café Comercial de Madrid
Algunos de los cafés históricos, incluso simbólicos, de Madrid han sido capaces de adaptarse a los nuevos tiempos y clientes antes de echar el cierre. Unos peleando por conservar su autenticidad, otros reconvertidos pero de una u otra manera siguen siendo lugares de referencia aunque ahora sus parroquianos o visitantes circunstanciales nada tengan que ver con los de antaño. Hablamos de lugares inseparables de la historia de la capital, con tertulias en las que a diario se discutía y activaba la vida cultural y política de aquellos años del siglo XIX y encuentros que se mantuvieron durante largo tiempo.
Unas reuniones en las que participaron intelectuales destacados de la época de distintos ámbitos pues por ellos pasarían figuras tan importantes como Ramón y Cajal, Pío Baroja, los hermanos Machado, Galdós, Larra, Valle Inclán, Alfonso Paso, Mingote, Pérez Galdós. Encuentros en torno a mesas de mármol, con sillas de madera que aún hoy se conservan al igual que sus altos techos, las columnas a la vista o las barras también de madera.
Cruzar sus puertas es viajar en el tiempo y volver al Madrid de finales del XIX y principios del XX, establecimientos por los que han pasado políticos, escritores, artistas… aunque la mayoría de aquellos míticos cafés ya no existe o se han convertido en otra cosa (Parnasillo, café Pombo, el Universal., el Suizo…). Porque los que permanecen se han acoplado a los nuevos tiempos y a una muy distinta generación de ‘tertulianos’. Luego están también los cafés que en los setenta del pasado siglo se abrieron en la ciudad intentando recuperar el ambiente de sus antecesores, recreando incluso su estética, si bien la época era otra y en algunos casos fueron más bien lugares de encuentro de algunos protagonistas de la movida madrileña; es el caso del Café Manuela, en Malasaña desde 1979. Por eso los tres que sugerimos son de los pocos centenarios que permanecen abiertos aunque su filosofía sea otra bien distinta porque en su larga vida han tenido sus propios avatares.
Café Gijón (Paseo de Recoletos, 21)
Tras volver de Cuba en 1888 el asturiano Gumersindo Gómez invirtió su dinero en la apertura de este café en homenaje a su ciudad natal. Un lugar que iba a convertirse en el café literario que fue con ilustres parroquianos de distintas generaciones como Pérez Galdós, Torrente Ballester. Ramón y Cajal, Romero de Torres, Umbral, Fernando Fernán Gómez o Cela, entre otros tantos. Fue además sede de la Generación del 27 antes de la Guerra Civil y en sus reuniones participaron poetas y artistas como Dalí, Luis Buñuel y Federico García Lorca. Mantiene el estilo y la estética de aquellos tiempos si bien, después de su fundador, han sido varios los propietarios que han pasado por el Gijón pero un café que continúa abierto con más de 130 años de historia.

Aunque ha protagonizado varias reformas, como el cambio a la luz eléctrica (antes se iluminaba con lámparas de gas) a mitad del siglo XX, están lo sillones tapizados en rojo, conserva los acabados en madera, la fachada de mármol, sus reconocibles ventanales, las mesas de mármol… o el suelo de baldosas de aquellos primeros tiempos. Pero más allá de seguir siendo un café que te transporta a otros siglos, tiene una carta de cocina tradicional para la hora del almuerzo y una estupenda terraza en el mismo Paseo de Recoletos bastante concurrida para un aperitivo o un trago de sobremesa. Sus actuales propietarios suman además La Taberna del Gijón, en la calle Almirante número 30, a escasos metros del café.
Café Comercial (Glorieta de Bilbao, 7)
(Glorieta de Bilbao, 7)
El Comercial es un lugar en el que a día de hoy puedes tomar un brunch, comerte unas ostras, compartir unos arroces o disfrutar de un espectáculo de flamenco porque cuentan con agenda de espectáculos. Es un restaurante en toda regla con oferta para diversidad de planes y apetencias, zona de barra incluida, animada terraza exterior y espacio en la planta inferior para eventos. Porque su reconversión ha sido total, decoración incluida aunque con algunos guiños a lo que en origen fue este lugar, como los espejos que forran sus paredes, los sofás o las columnas de mármol.
Porque sus inicios también se fechan en el siglo XIX; concretamente el Café Comercial es el más antiguo de Madrid pues se inauguraba el 21 de marzo de 1887 con una puerta giratoria y grandes autores fieles como Blas de Otero, Jardiel Poncela, Gloria Fuertes o Antonio Machado, con rincón reservado dada la frecuencia con que pasaba por aquí. También fue famoso por su club de ajedrez o la mesa de billar que en 1909 compró uno de sus dueños, que no el fundador Antonio Gómez Fernández, responsable del nombre, de los artesonados del techo y de hacer de este un lugar en el que la música ya entonces ocupaba un lugar destacado con conciertos instrumentales en aquellos inicios. Lo cierto es que el Comercial cerró en 2015 y dos años después abrió convertido en el local de culto que vuelve a ser.
Café Barbieri (Ave María, 45)
(Ave María, 45)
En el barrio de Lavapiés conserva los sofás cargados de historia, con su característico tapizado en terciopelo rojo, espejos con marcos dorados y las mesas de mármol originales de principios del siglo XX. Un café más luminoso pero sin perder el aire bohemio que le dan sus más de cien años de vida, ni la estética art decó. Abría por primera vez en 1902 junto al antiguo teatro del que tomó el nombre, el Teatro Barbieri, entonces en la calle Primavera, y actualmente sigue siendo café pero principalmente un restaurante con la cocina italiana como verdadera protagonista aunque su horario comienza a primera hora de la mañana. También antaño pasaron por sus mesas escritores, músicos, políticos, artistas y personalidades de diversa índole para compartir café y tertulia en torno a la mesa. Y después el espacio ha sido además escenario destacado en más de una película.
Pero cerró hace un par de años para un año después regresar reconvertido en un restaurante en el que aparte se puede desayunar, tomar el aperitivo o asistir a alguno de los espectáculos que programan a lo largo de la semana. Todo en un espacio respetuoso con la imagen original y donde permanece como testigo protagonista del Barbieri la musa Erato representante de la lírica coral y la poesía romántica.
Los locales referidos no responden a interés comercial alguno, tan solo a un criterio profesional.