Crema de limón: un dulce británico refrescante que triunfa en verano
Es habitual encontrarla no solo en las casas británicos, sino también en las cafeterías y pastelerías de todo el mundo

Crema de limón. | Canva
Cuando el calor aprieta y buscamos postres frescos que no resulten empalagosos, la crema de limón se alza como una opción perfecta. Su textura suave, su delicado equilibrio entre dulzor y acidez, y su versatilidad para servirse sola o acompañar otros postres la han convertido en una receta imprescindible de la repostería británica.
Este dulce, conocido también como lemon curd, es ideal para quienes desean un postre que se pueda preparar con antelación y conservar en la nevera listo para disfrutar. Además, se puede utilizar como relleno de tartas, cobertura de bizcochos o untado sobre tostadas.

Receta de la crema de limón
Ingredientes
- tres limones
- 150 gramos de azúcar
- tres huevos
- 60 gramos de mantequilla sin sal
Elaboración paso a paso
- Exprimir los limones.
- Batir el azúcar y los huevos.
- Cocer al baño María.
- Incorporar la mantequilla.
Preparación paso a paso
Sigue estos pasos para conseguir tu refrescante crema de limón:
- Lavar bien los limones, rallar la piel (evitando la parte blanca) y exprimir su zumo.
- En un cuenco resistente al calor, batir los huevos junto con el azúcar hasta que la mezcla esté homogénea. Incorporar el zumo y la ralladura de limón.
- Colocar el cuenco sobre una olla con agua caliente, evitando que el fondo toque el agua. Cocinar a fuego medio, removiendo constantemente con una espátula o batidor, hasta que la mezcla espese. Esto puede tardar entre ocho y diez minutos.
- Retirar del fuego y añadir la mantequilla cortada en trozos, removiendo hasta que se funda completamente y la crema quede lisa.
- Pasar la crema por un colador fino para eliminar restos de ralladura o grumos. Verter en un frasco esterilizado, dejar enfriar y guardar en la nevera.
Origen de la receta
Surgió como una alternativa refinada a las mermeladas, ya que ofrecía una textura más suave y un sabor más delicado. En sus inicios, se servía principalmente como acompañamiento para el té de la tarde, untada en panecillos. El lemon curd fue ganando popularidad gracias a su fácil elaboración, ya que podía conservarse en frascos durante semanas, lo que la hacía práctica en climas fríos y húmedos.
La crema de limón es un ejemplo perfecto de cómo la simplicidad puede resultar exquisita. Con pocos ingredientes y una técnica sencilla, se obtiene un postre versátil que cautiva por su sabor y su ligereza. Más que una receta, es un clásico atemporal que demuestra que, a veces, lo más simple es lo más delicioso.