Su muerte debería haber sido fugaz, pero agonizó durante 40 minutos. A Clayton Lockett, condenado a la pena capital en Oklahoma, le suministraron una inyección letal nunca antes probada. Los medicamentos no fluían por sus venas. Murió de un infarto.
Su muerte debería haber sido fugaz, pero agonizó durante 40 minutos. A Clayton Lockett, condenado a la pena capital en Oklahoma, le suministraron una inyección letal nunca antes probada. Los medicamentos no fluían por sus venas. Murió de un infarto.
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