Los Gobiernos de Bangladesh y Birmania han acordado este jueves iniciar un proceso de repatriación, para dentro de los próximos dos meses, de unos 623.000 refugiados rohingyas exiliados a tierras bangladesíes, ha anunciado el Gobierno de Dacca.
«El acuerdo estipula que el retorno comenzará en un periodo de dos meses. Se establecerá un Grupo de Trabajo Conjunto en tres semanas desde la firma del ‘pacto’ y se creará un instrumento bilateral específico (arreglo físico) para la repatriación de forma rápida», ha anunciado el Ministerio de Asuntos Exteriores bangladesí en un comunicado.
Este pacto entre las dos naciones asiáticas se ha ido negociando durante los últimos meses y ha concluido este miércoles tras una reunión de alto nivel donde han participado el ministro de Asuntos Exteriores de Bangladesh, Mahmud Ali, y el ministro Kyaw Tint Swe, consejero de la líder birmana Aung San Suu Kyi.
A su vez, el Grupo de Coordinación Intersectorial de la ONU ha cifrado en unos 623.000 a los rohingyas llegados a Bangladesh en los últimos tres meses.
La crisis de la minoría musulmana comenzó con las operaciones de represalia de las fuerzas de seguridad birmanas lanzadas tras los ataques, el 25 de agosto, del rebelde Ejército de Salvación Rohingya de Arakan (ARSA) a una treintena de puestos militares y policiales en Rakáin, al oeste del país. Esta batería de ataques del Gobierno birmano ha sido calificado por las Naciones Unidas como «limpieza étnica de manual».
En concreto, la jefa de facto de Birmania, Aung San Suu Kyi, ha prometido que el regreso de los refugiados será de forma voluntaria y segura, a pesar de que la situación sigue sin ser la más favorable para esta minoría en la región de Rakáin.
A finales de octubre tuvo lugar un primer entendimiento entre las dos Ejecutivas con el fin de detener el exilio de los rohingyas. A su vez, se acordó la creación de un grupo para la coordinación de las repatriaciones.
La reacción estadounidense de este acuerdo no ha tardado en llegar. En especial, Washington ha dejado claro en un comunicado que la violencia y los abusos contra los rohingyas en Rakáin «constituyen una limpieza étnica».