Assange asegura que fue espiado en la Embajada de Ecuador y apunta a EEUU
En el punto de mira está la empresa española Undercover Global, responsable de la seguridad privada de la Embajada
El fundador de Wikileaks, Julian Assange, ha ratificado este viernes ante el juez de la Audiencia Nacional que investiga el presunto espionaje que sufrió en la Embajada de Ecuador en Londres que fue grabado y escuchado sin su autorización en una operación «eventualmente coordinada por Estados Unidos».
El activista, detenido en la capital británica, confía en que este caso de espionaje anule su extradición a EEUU, que le reclama por la filtración de miles de documentos confidenciales, al sostener que se violó la confidencialidad de las comunicaciones con sus abogados y el proceso carece de garantías.
Assange ha declarado desde Londres por videoconferencia ante el juez José de La Mata, que investiga el supuesto espionaje al que fue sometido él y su entorno en la embajada en la que estuvo refugiado cerca de siete años, hasta que fue detenido en abril, después de que Ecuador le retirara la protección diplomática.
En el punto de mira está la empresa española Undercover Global, responsable de la seguridad privada de la Embajada, cuyo propietario, David Morales, fue detenido en septiembre y posteriormente puesto en libertad con medidas cautelares.
Ante De la Mata, según ha explicado su abogado Aitor Martínez, el australiano ha indicado que «desconocía absolutamente» que las cámaras de la embajada grabasen audio o que hubiese micrófonos ocultos en lugares como la base de los extintores.
«Ha confirmado que ha sido sujeto absolutamente pasivo de intromisión ilegítima que habría sido eventualmente coordinada por Estados Unidos», ha apuntado el letrado, miembro del equipo de la defensa del activista, que coordina el exjuez Baltasar Garzón.
Aunque, según su versión, siempre le negaron que hubiese micrófonos, Assange ha señalado que lo sospechaba, por lo que mantenía reuniones en lugares inusuales de la Embajada ecuatoriana, como los baños, han informado fuentes jurídicas.
En uno de ellos, de acuerdo con la querella presentada por su defensa contra Undercover Global, se había instalado un micro que ha solicitado por la Audiencia Nacional a Ecuador vía comisión rogatoria.
Con varias horas de retraso sobre el horario previsto porque por la mañana no había sido trasladado desde la cárcel a la Corte de Westminster, desde donde ha testificado, Assange presentaba evidentes signos de cansancio durante su declaración.
Según su abogado, el relator de la ONU contra la tortura ha certificado que se encuentra en un estado muy precario de salud tras los años transcurridos desde que se refugio en la legación diplomática ecuatoriana.
Tras estudiar la querella de Assange contra Undercover Global, el juez abrió una investigación por presuntos delitos contra la intimidad y el secreto de las comunicaciones abogado-cliente, así como blanqueo de capitales.
De acuerdo con la querella, la empresa también hizo seguimientos fuera de la embajada, como el que sufrió Garzón durante un encuentro en Madrid con el expresidente de Ecuador Rafael Correa, en 2017.
El propietario de Undercover llegó a encargar a su personal que robara el pañal de un bebé que visitaba «regularmente a Assange» para hacer una prueba de ADN de las heces del niño y averiguar si era hijo del activista, aunque la iniciativa se frustró porque trabajadores de la compañía «alertaron a la madre para que el menor no volviera a la legación diplomática».
Undercover Global se hizo cargo de la seguridad en la embajada de Ecuador en Londres entre 2015 y 2018, periodo en el que Morales supuestamente «experimentó un incremento patrimonial notable».
En un principio, la seguridad, que fue subcontratada a su empresa, consistía en un circuito cerrado de cámaras sin sonido, pero, tras varios viajes a EEUU, Morales pidió a un grupo de empleados que se instalaran cámaras con audio y con posibilidad de acceder a las grabaciones en tiempo real; y micrófonos ocultos para captar reuniones confidenciales de Assange.
Además de las reuniones con sus abogados, fueron espiadas visitas médicas o reuniones con representantes diplomáticos, según denuncia el activista, que cree que se llegó a hacer copias de los dispositivos electrónicos de los invitados que recibía.