La sobrina de José María Aznar, Aran, desahuciada a la fuerza
Aran Aznar acaba de ser desahuciada de su casa. Un infortunio que llega en el peor momento de su vida, pues está en el paro
Aran Aznar, sobrina del expresidente del Gobierno José María Aznar, acaba de ser desahuciada de la casa en la que vivía de alquiler. Un infortunio que llega en el peor momento de su vida, pues está en el paro y tiene hijos que mantener.
Debido a esta situación, Aran ha vuelto a casa de su madre y ha narrado el calvario que está viviendo a la revista Semana: «No había una orden de desahucio. Lo que hizo el casero fue contratar a los de Desokupa y, a base de métodos ilegales, abriéndonos la puerta y haciendo guardia, nos echaron de la casa. Han usado sus métodos de intimidación y coacción…».
«Soy una persona vulnerable por los servicios sociales y todo está certificado. Además soy víctima de violencia de género… Cobro una pensión por ello que ya hace tres meses que se me terminó, con lo cual no tengo ningún ingreso», añade.
«He vivido un infierno»
La sobrina de José María Aznar asegura que ha «vivido un infierno»: «Hablé con abogados de los servicios sociales y con la plataforma de Stop Desahucios y me asesoré, pero todos me dijeron que teníamos que estar siempre en casa, grabando y amenazando con llamar a la Guardia Civil o a la Policía. Así un día tras otro… pero es agotador».
Ahora mismo, ella está viviendo en casa de su madre y su hija en un garaje que le ha dejado una amiga. «Gracias a que tengo a mi madre, pero… mi madre ya está jubilada. Mi padre falleció el año pasado de un cáncer y ella está sola. Gracias a que me ha dejado quedarme en su casa en una habitación, pero ella tampoco tiene muchos medios ni económicos. (…) Tiene más de 70 años ¿sabes? Con la muerte de mi padre, de mi abuela y de mi tío y todo pues no está muy bien. La que más me preocupa ahora es mi hija porque está en un garaje.
Aran Aznar asegura que recibe amenazas
«Sigo recibiendo amenazas. En el piso siempre hemos tenido animales, de toda la vida. Los perros estaban vacunados, con chip y castrados, pero se comieron el sofá. Los muebles eran míos porque la casa estaba totalmente vacía. No tuvimos tiempo de llevar los muebles rotos a un punto limpio, conseguimos una furgoneta de milagro. Dejamos algunos muebles que estaban mal y ahora me amenaza el casero con hacerlo público, sacar a la tele y venderlo. Diciendo que somos okupas guarros… de todo. Tengo un montón de audios, capturas de pantalla… Yo lo estoy guardando todo».
Aran Aznar asegura que saca fuerzas por sus hijos, quienes «tienen que ver que la vida es así. La vida te da golpes, pero te tienes que levantar y hacerte más fuerza. En mi casa ha sido a base de golpes. Mi vida no ha sido nada fácil. Esto a base de caer y levantarme. Eso es lo que quiero transmitirle a mis hijos, que hay que dar pasos para cambiar ciertas cosas y cambiar de vida».
«No me puedo permitir el lujo de hundirme. Estoy con antidepresivos y ansiolíticos. He estado cuidando sin contrato a gente hospitalizada, pasando allí la noche para pagar mis facturas, pero es puntual. Eso me ha hecho ayudar», añade.
«Mis tíos no tienen la obligación de hacerse cargo de mí»
En cuanto a pedir ayuda a su tío, José María Aznar, Aran no se lo plantea: «Mis tíos no tienen la obligación de hacerse cargo de mí. Yo soy yo, salí en un Interviú con 40 años… El apellido de mi tío también es el mío. Yo empecé a trabajar con 16 años, yo a mi hija la tuve sola y he estado con mis tres hijos trabajando todos los días. Jamás he hablado mal de mi tío y nunca he dicho nada malo de él».