El motivo por el que Jackie Kennedy quemó sus cartas y fotos antes de morir
Sale a la luz una nueva biografía que muestra el lado más personal y los secretos de la ex primera dama de Estados Unidos
Resulta sencillo asociar fama y glamour a la figura de la inolvidable Jackie Kennedy. La fotógrafa y escritora será siempre recordada como una auténtica diva que marcó varias generaciones. Su matrimonio con el presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy se lo dio todo y a la vez le arrancó el corazón de cuajo cuando este fue asesinado.
Sin embargo, ahora el autor J. Randy Taraborrelli ha querido ir más allá y explorar el lado más personal de Jacqueline Bouvier, su verdadero nombre y por el que todos la conocían antes de ser primera dama. Solo un año antes de conocer al político se había matriculado en Literatura Francesa por la Universidad de Washington, quizá sin saber lo que la vida tenía preparado para ella.
La hoguera de Jackie
El escritor ha publicado una biografía de Jackie Kennedy llamada Jackie: Public, Private, Secret. Entre otras cosas, revela el motivo por el que decidió quemar sus cartas y sus fotos cuando veía a la muerte cerca.
En este punto es necesario poner sobre el tapete un nombre clave: John Warnecke, el arquitecto -más conocido como Jack- que diseñó la tumba conmemorativa del Presidente, fue su amante y nunca logró sacarla de sus pensamientos. Tuvieron una relación clandestina que casi acaba en boda y en realidad Jackie Kennedy amó a John hasta el último de sus días.
Un buen día, Jackie llamó a Warnecke y lo invitó a su apartmento en el 1040 de la 5ta Avenida. Al llegar, se la encontró sentada cerca de una chimenea encendida y tan solo unos minutos después le entregó una pila de sobres cuidadosamente atados con hilo.
La fotógrafa deshizo el hilo y comenzó a leerlas. Había de sus hijos, de Jack Kennedy, de Aristóteles Onassis, de su padre e incluso del propio John. Acto seguido, las arrojó al fuego. Un mes más tarde, a principios de 1994, Jackie fue diagnosticada con un linfoma no hodgkiniano.
En la última conversación con Jackie Kennedy, su amante Jack le preguntó si se arrepentía de algo. Ella respondió que le habría encantado que el episodio del 22 de noviembre (asesinato de Kennedy), que nunca logró superar, no envenenara su vida. Pero lo hizo. Sea como fuere, no quería que las cartas comprometieran su vida aun no estando ella ya presente. Poco después, murió.
El atardecer de Jackie Kennedy
Los últimos años de Jackie Kennedy estuvieron llenos de altibajos. Después del asesinato de su esposo, el presidente John F. Kennedy, en 1963, Jackie se convirtió en un icono de estilo y elegancia. Sin embargo, también tuvo que lidiar con la tragedia de perder a su esposo y criar a sus tres hijos con el político, Caroline, Patrick y John Jr., como madre soltera.
A pesar de las dificultades que eso entrañó, la que fuera mujer del presidente estadounidense encontró la fuerza para seguir adelante y se dedicó a causas benéficas y culturales. En 1968, se casó con el magnate griego Aristóteles Onassis y se mudó a Grecia. Durante su tiempo allí, Jackie Kennedy se convirtió en una defensora del patrimonio cultural y trabajó para preservar los monumentos antiguos de Grecia.
Lamentablemente, su felicidad se vio empañada por la muerte de su hijo John Jr. en un accidente de avión en 1999. La pérdida fue devastadora para Jackie, quien ya había sufrido demasiado en su vida. A pesar de todo, siguió siendo una figura icónica y admirada hasta su muerte el 19 de mayo de 1994.
La etapa final en la vida de Jackie Kennedy acabó convertirá en toda una montaña rusa. Aunque tuvo que enfrentar muchas dificultades, también encontró la manera de seguir volcándose en causas importantes y dejando un imborrable legado: siendo recordada como una figura icónica y elegante que inspiró a generaciones de mujeres.