Las casas de los Aznar-Botella: una mansión en Londres, tres pisos de lujo y dos villas en la playa
Tanto José María como Ana Botella han tenido muy buena suerte en los negocios, al igual que sus tres hijos
Las casas de los Aznar-Botella. | Gtres
Saber gestionar una fortuna no es algo que esté al alcance de todo el mundo. No todas las personas tienen la capacidad de saber en qué invertir su dinero, qué negocios serán más rentables y cómo podrán gozar de un presente y futuro sin preocupaciones. Un extremo que tienen muy claro en la familia Aznar-Botella que nunca ha escondido su buena suerte en el mundo empresarial, algo que han trasmitido a sus tres hijos; José María, Ana y Alonso. Los tres, al igual que sus progenitores, han emprendido en el mundo de los negocios, obteniendo mucho éxito. Y esto se ha traducido en la adquisición de distintas propiedades, repartidas por todo el mundo. Aunque, probablemente, las más importantes son las que se ubican entre Madrid, Londres y Marbella.
Fue hace 20 años cuando José María Aznar abandonó La Moncloa. Lo hizo después de que su partido perdiera las elecciones y diera paso a José Luis Rodríguez Zapatero. En todo este tiempo, ha ocupado un puesto en el Consejo de Administración de varias empresas, tanto públicas como privadas, asesorando en los distintos temas comerciales. Aunque eso sí, sin desligarse de la política y del Partido Popular. Sus hijos, que también han seguido sus pasos, han fundado varias empresas, relacionadas con el mundo inmobiliario, con la hostelería y hasta con proyectos de ayuda psicológica, como el que lleva a cabo su hija Ana. Todos ellos educados en las escuelas más prestigiosas de Europa y con una educación que les ha hecho florecer en los negocios.
La casa de Aznar cuando todavía era presidente
La vida de los tres, y de José María y Ana Botella, es de una familia acomodada. Una vez dejaron La Moncloa se fueron a vivir a la casa familiar que ya tenían en la localidad de Pozuelo de Alarcón. Esta, que todavía conservan, se trata de una vivienda unifamiliar de tres plantas con 617 metros construidos sobre una parcela de 1.500 metros cuadrados. La compra se realizó cuando Aznar todavía era presidente del Gobierno y por la que pidió una hipoteca. Este chalet se ha erigido como el eje central del matrimonio cuando se encuentra en la capital. Aunque eso sí, poseen otras viviendas, repartidas por el sur de España que les permite alejarse del ruido de la ciudad.
Fue hace más de diez años cuando José María y Ana se hicieron con una impresionante casa en Marbella, a la que colocaron, en su entrada, una gran bandera de España, tal y como relatan desde El Mundo. Es allí donde el matrimonio suele pasar los meses de verano y se ubica en la urbanización de Guadalmina Baja. La casa se ha convertido en un auténtico búnker, como cuentan desde El Español, y es que hace unos años el expresidente mandó construir un gran muro que le alejara de las miradas de los curiosos. Así, la parcela consta de 2.141 metros cuadrados, de los que 448 metros corresponden a la parte construida. La vivienda, que fue llevada a cabo a mediados de los años 90, fue totalmente reformada, en consecuencia a los gustos de la pareja.
Su chalet en Marbella
Una reforma que fue supervisada por la propia Ana Botella, quien quiso estar pendiente de todos los detalles. El chalet tiene cuatro dormitorios, un gran salón con chimenea, un despacho, un porche y una zona para el servicio. Además, esta tiene un valor catastral de casi 850.000 euros. Es en el palacete donde el matrimonio recibe a los seis nietos que tienen por parte de sus hijos José María y Ana. También, donde dedican horas y horas a practicar algunos deportes como el golf y el pádel. Cabe destacar que, también, la casa está al lado de la playa y aprovechan para pasear a su mascota por los alrededores.
La mansión de Ana en Londres
En el año 2006, en el Registro de la Propiedad, se apuntó que la familia había comprado un piso en Estepona y un ático en Marbella. Quienes también disfrutan de su verano en el sur del país son Ana Aznar y su marido, Alejandro Agag. Debido a su estilo de vida fuera de España, el matrimonio y sus tres hijos aprovechan, en la temporada estival, para reunirse con su familia. Fue en 2016 cuando la pareja decidió comprarse una impresionante mansión en uno de los mejores barrios de Londres. En Reino Unido establecieron su vida durante más de quince años, en los que Ana se formó y dio clase en la universidad. Su primera residencia, cuando llegaron al país, fue un piso en Chelsea con tres plantas y jardín trastero, tal y como publicaron en El Confidencial.
Su última propiedad fue una espectacular mansión en Richmond upon Thames, al sur de Londres. Además, como confirman desde Mujer Hoy, esta se sumó a otra casa que tienen en el exclusivo barrio madrileño de El Viso, que compraron en 2008, y por la que pagaron más de 2,5 millones de euros. Y es más, la reforma les costó otro millón más. También, esta misma publicación añade que tienen otra casa de veraneo en la localidad de Sotogrande, en Cádiz. Quien tampoco se queda atrás es su hermano, José María.
El problema de José María Jr. con su vivienda
Una de sus casas más problemáticas pero, a la vez, especiales es la que tienen en Extremadura, más concretamente en la Isla de Valdecañas, que le ha traído más de un quebradero de cabeza. Fue hace cuatro años cuando un juez salvó de la demolición la urbanización después de varias denuncias de los ecologistas. De esta manera, el especialista en Justicia observó que estas personas que habían adquirido la vivienda no lo habían hecho con mala fe y, por eso, tan solo mandó derruir aquellas casas que estaban en proceso de construcción. José María compró su casa ahí en el año 2005 y consta de 270 metros cuadrados, con cinco habitaciones, cuatro cuartos de baño y un porche que da al pantano.
Y, al igual que su hermana, José María también adquirió un chalet en El Viso, muy cercano al paseo de la Castellana, como ya contó Vanitatis. El inmueble llevaba diez años en venta y, finalmente, terminaron adquiriendo la casa por unos 1,8 millones de euros. La vivienda tiene más de 300 metros cuadrados, con dos plantas, un sótano, un jardín y un almacén. El mismo medio hizo especial hincapié en la tardanza de las reformas que se hicieron en el chat que se extendieron durante más de un año.