La vida del torero Juan Ortega tras dejar a su novia en el altar: éxito y centrado en su carrera

Juan Ortega lleva, ahora, una vida más tranquila que hace seis meses. El torero se convirtió en noticia después de que dejara plantada a su novia, Carmen Otte, en el altar. El experto tomó la decisión de forma precipitada, tan solo unos minutos antes de que comenzara la ceremonia, cuando los invitados ya se encontraban en la iglesia. Un momento que fue especialmente traumático, sobre todo para ella que sufrió, no solamente la ruptura con su pareja, sino, también, porque se convirtió en una persona pública de la noche a la mañana. Ahora, después de un tiempo, Juan ha querido volver a su vida profesional, sobre los ruedos y ha reaparecido de forma pública debido a su trabajo.

Estos últimos meses han sido especialmente complicados para él. La presión mediática se convirtió en algo constante y muchos medios de comunicación buscaron respuesta a por qué había decidido huir de su relación, sin mirar atrás. Un extremo para el que muy pocas personas encontraron explicación. Tanto él como Carmen no se pronunciaron y confiaron en que, con el paso del tiempo, todo iba a calmarse. Un extremo que ha sucedido así, una nueva vida en la que Carmen ha podido volver a su trabajo como médica, al igual que lo ha hecho Ortega.

Su nueva vida centrada en el toro

Fue a mediados de abril cuando hizo acto de presencia en la plaza de la Maestranza en Sevilla, en la que el torero salió de allí bajo ovaciones. Para superar todo esto, Juan se ha centrado en el mundo del toro, intentando mejorar, centrándose en su cuerpo. Tal y como confirman desde LOC, para huir del foco público, decidió retirarse a un lugar privado y realizar toreo de salón, una especie de educación que es más corporal y requiere menos esfuerzo. Aunque decidió no ir al gimnasio, ya que era un lugar demasiado público para mantener su tranquilidad, sí que, con el toreo, pudo mantenerse en buena forma, tanto su físico como su mente.

En estos últimos seis meses, como narra el citado medio, Juan no ha hecho nada especial. Una vez que anuló su boda confesó que lo había hecho de manera consciente y que, además, no se arrepentía de la decisión que había tomado. Es por eso que se centró en cuidar su estabilidad mental y, también, se centró en que toda la polémica no afectara a la familia de Carmen. «Que se metan con él o que hablaran de él, le daba igual; al fin y al cabo, él es un personaje público. Pero hacer daño a las otras personas, sí le molestaba», confesó una persona de su círculo más íntimo a El Mundo.

Es por eso que para huir de todo lo que le rodeaba empezó a torear. Su primera vez, después de la polémica, fue en Valdemorillo, donde, también, salió con gran ovación. Además, como confirman a LOC, en ningún momento, Juan ha recibido comentario alguno por parte del público sobre la espantá de su boda. Él se defiende en que fue una ruptura como otra cualquiera, de una pareja totalmente normal. Ya en su momento afirmó que todo esto no había sido fruto «de un arrebato o de un calentón».

La polémica espantada de Juan Ortega en su boda

«Desde que saltó la noticia se han dicho muchas cosas que la mayoría no son ciertas. La única verdad de lo que pasó es que, al final, Carmen y yo somos dos personas que nos queremos mucho, que teníamos una relación muy buena en muchos aspectos pero que yo venía arrastrando una serie de problemas, una serie de dudas, que no fui capaz de resolver. Es verdad, y asumo mi equivocación y pido perdón no por la decisión, sino por el momento en el que la tomé», contó Ortega en una entrevista en Herrera en Cope. «Tomar esa decisión unas horas antes de la boda, con todo organizado y todos los invitados allí, entiendo el daño y el trastorno que puedas causar. Pero el dolor si hubiese tomado la decisión una semana, un mes o un año antes hubiese sido el mismo, porque al final no deja de ser una ruptura entre dos personas que se quieren», apostilló.

Con su testimonio, Juan quiso explicar por qué había tomado esta decisión y, sobre todo, justificarse ante una opinión pública que ya le había sentenciado. Aún así, el torero insistió en que fue ese dos de diciembre cuando llamó, en primera persona, a su prometida, a sus padres y al cura para comunicarles que había decidido no pasar por el altar. A partir de ese momento, solamente tuvo palabras de halago para la que fuera su pareja, a la que describió como una «mujer extraordinaria».

Aún así, a pesar de las buenas palabras para Carmen, Juan no tiene ninguna relación con la que un día fuera su novia y muchos menos con su familia. Una relación, personal, que se rompió hace seis meses. Una opinión que, además, se contradice con lo que él expresó cuando se conoció la ruptura. «Al contrario de lo que se pueda imaginar la gente, nos seguimos manteniendo mucho cariño, mucho respeto y los dos tenemos mucha paz. Ha sido algo por lo que hemos peleado mucho, y las cosas no han salido para adelante, y ya está», aclaró Ortega.