Gorka Arotz, el marido de Marlaska que es profesor y con quien se casó hace 20 años
La pareja del ministro de Interior trabaja como docente en un instituto y ambos se casaron en 2005 en una discreta boda
La historia de amor de Grande-Marlaska y su novio. | Una ilustración de Alejandra Svriz
Fernando Grande-Marlaska lleva ocupando el cargo de ministro de Interior desde 2018. Ese fue el año en el que Pedro Sánchez le otorgó la confianza para representar a una de las carteras más importantes dentro del Gobierno. En todo este tiempo, el abogado ha llevado la voz cantante en infinidad de decisiones que se han tomado en nuestro país en distintos temas como inmigración o conflictos. Su popularidad ha hecho que Marlaska se vuelva más celoso, en cuanto a su vida personal se refieren. Aunque eso sí, como contamos en THE OBJECTIVE, hay algunos datos sobre su parcela más privada que han salido a la luz.
Fernando Grande-Marlaska Gómez nació en la ciudad de Bilbao, hijo de Ángela Marlasca y Avelino Grande. Ingresó en la carrera judicial a finales de los años 80 y hasta 1989 prestó sus servicios en el Juzgado de Primera Instancia de Santoña, en Cantabria. De ahí pasó a Bilbao y, más tarde, fue ascendido a presidente de la Sección Sexta de lo Penal de la Audiencia Provincial de Vizcaya. A principios de los 2000 decidió instalarse en Madrid y en 2004 pasó a la Audiencia Nacional, sustituyendo a Baltasar Garzón. Durante toda su carrera se hizo cargo de distintos casos como el del Yak-42, injurias a la Corona o la causa abierta contra cuatro directivos de Air Madrid tras ser acusados de estafa.
Gorka, el discreto marido de Marlaska
En 2018, tras llegar Pedro Sánchez al poder, Marlaska fue nombrado ministro de Interior, una de las carteras más codiciadas. Prometió el cargo en junio de ese mismo año ante el rey Felipe. Una de sus primeras acciones fue la de la retirada de concertinas en la frontera de Ceuta y Melilla con Marruecos. En todo este tiempo, sus actuaciones al frente del Ministerio han suscitado tanto críticas como alabanzas y ha hecho que su nombre sea uno de los más pronunciados, también entre la oposición. Fue en 2016 cuando Marlaska publicó su propio libro, Ni pena ni miedo, en el que contó infinidad de datos sobre su vida privada.
En todo momento, Marlaska se ha mostrado muy abierto sobre su homosexualidad. Aunque eso sí, su infancia y su juventud no fue nada fácil. Como él mismo confesó en su autobiografía, esto hizo que pasara un tiempo alejado de su familia. Fue en octubre de 2005 cuando contrajo matrimonio con el que era su novio, Gorka Arotz. Aunque eso sí, ambos llevaban juntos desde finales de los años 90. Sobre Gorka son pocos los datos que se tienen. Se sabe que ambos fueron de los primeros homosexuales en contraer matrimonio en nuestro país y que, al poco tiempo de conocerse, decidieron irse a vivir juntos. Los dos, además, nacieron en el País Vasco por lo que tienen una cultura y unas raíces en común.
La oposición de sus padres y su historia de amor
Gorka estudió Filología y ejerce como docente. A pesar de su discreción, sí que es cierto que Marlaska ha hablado en alguna que otra ocasión sobre su relación. «Renuncié a ser padre porque Gorka, mi marido, que es profesor y está en contacto con adolescentes, tenía muy claro que no quería tener hijos», contó al diario La voz de Galicia. Así, se presupone que el hombre es profesor en un instituto, muy probablemente en Madrid que es donde Marlaska pasa la mayor parte de su tiempo libre debido a su trabajo en el Ministerio.
Su sexualidad también fue tratada en su libro. «A eso de los nueve o diez años empecé yo a tener una vaga conciencia de mis apetencias sexuales. Aún no era una atracción erótica, pero sí que sentía algo especial. Y no debía vivirlo yo como algo muy normal, de otro modo habría sido más natural […] Tenía la necesidad, por ejemplo, de llamar por teléfono a algún compañero de colegio muy especial para mí y buscaba un pretexto escolar para hacerlo, aunque de sobra sabía yo que lo que quería era charlar un rato y escuchar su voz», escribió en sus memorias. También, dejó por escrito cuál había sido la reacción de su familia cuando les confirmó que tenía pareja.
«En fin, había que contárselo a mamá. Creí que había que hacerlo y lo hice, eufórico por mi recién estrenada relación con Gorka», contó en el libro. Al llevar a su novio a su casa, «la reacción fue la peor posible: se agarró de los pelos, se metió en la cama vestida y estuvo quince días sin salir». El paso del tiempo hizo entender a la familia de Marlaska que tenía que dar un paso adelante en su relación con su hijo. «Fue ella quien, como siempre había pasado, entendió que aquella ruptura no podía ser», apostilló.
