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La rebeldía de la reina Letizia: su arte para saltarse el protocolo sin miedo al qué dirán

Sin pelos en la lengua ni miedo al protocolo, lleva años demostrando que en la realeza se puede ser diferente

La rebeldía de la reina Letizia: su arte para saltarse el protocolo sin miedo al qué dirán

La Reina Letizia | Gtres

Desde su irrupción en la escena pública como novia del entonces Príncipe de Asturias, la reina Letizia se ha consolidado como una de las figuras más singulares y seguidas —tanto fuera como dentro de nuestras fronteras— de la monarquía española. Su llegada a la Casa Real no solo supuso la incorporación de una mujer ajena a los círculos aristocráticos (y divorciada), sino también el inicio de una nueva etapa en la que el protocolo, la tradición y la modernidad comenzaron a marcar la pauta a seguir. Periodista de formación, con una fuerte personalidad y una marcada sensibilidad hacia temas sociales, Letizia no tardó en dejar claro que no estaba dispuesta a pasar por ciertos aros.

Su estilo directo ha sido tan aplaudido como criticado. Y más allá de su vestuario, lo que realmente ha captado la atención de la opinión pública y de los expertos en Casa Real ha sido su forma de ‘saltarse’ el protocolo a su manera. A veces, ha parecido que la reina Letizia LO¡¡lo ha seguido al pie de la letra, mientras que en otras ocasiones lo ha reinterpretado o directamente ignorado. Tenemos, al respecto, un ejemplo reciente, cuando la esposa del Rey Felipe VI acarició a un perro guía el pasado 18 de marzo:

Cinco momentos en los que la reina Letizia desafió el protocolo

¿Actos como este son espontáneos? ¿Errores involuntarios? ¿O pequeños actos de rebeldía calculados? La Reina Letizia ha demostrado, en más de una ocasión, que no teme al qué dirán. Hoy en THE OBJECTIVE preguntamos al respecto a María José Gómez y Verdú, experta en protocolo y etiqueta, quien, desde el punto de vista del protocolo, ha destacado los cinco episodios más sonados en los que la Reina consorte desafió la etiqueta establecida. «Cada uno ofrece una mirada interesante sobre cómo la monarquía española se adapta —o se resiste— a los nuevos tiempos», señala la experta.

1. El momento tenso con la reina Sofía en Palma (2018)

La escena fue tan viral como comentada. «Al finalizar la Misa de Pascua en la Catedral de Palma, la reina Sofía intentó posar con sus nietas para una foto. Letizia se interpuso, visiblemente incómoda, impidiendo la imagen. El gesto fue leído como un conflicto personal expuesto en público, algo que el protocolo desaconseja enérgicamente. En actos institucionales, la cortesía familiar debe primar, sobre todo ante la presencia de cámaras y en espacios públicos», asegura Gomez y Verdú.

2. El blanco ante el Papa sin tener el «privilegio» (2014)

Durante su visita al Vaticano, Letizia —entonces Princesa de Asturias— optó por vestir de blanco ante el Papa Francisco. Un detalle aparentemente menor, pero con gran carga simbólica, pues, apunta la experta, «el uso del blanco está reservado a un número muy limitado de reinas católicas con el llamado ‘privilegio del blanco‘. Letizia no lo tenía aún. Su elección fue entendida como una decisión estética y simbólica que rompía con una tradición profundamente arraigada, dando un mensaje de autonomía dentro del protocolo del Vaticano».

3. El beso a la Princesa Leonor en los Premios Princesa de Asturias (2022)

Tras el emotivo discurso de la heredera, la reina Letizia no dudó en besarla públicamente. «En clave protocolaria, este tipo de muestras de afecto en actos oficiales suelen evitarse. Sin embargo, el gesto fue recibido con ternura por gran parte de la audiencia, interpretado como una expresión natural de apoyo maternal. Aquí, la reina priorizó el vínculo familiar por encima de la rigidez ceremonial, humanizando el evento sin deslucirlo».

4. Una interrupción inesperada al Rey Felipe (2018)

«Durante una recepción oficial, Letizia interrumpió momentáneamente al Rey mientras este conversaba con un invitado. Aunque breve, el gesto rompió con el principio de discreción que se espera de una consorte en funciones públicas. La norma general establece que el Jefe del Estado no debe ser interrumpido, salvo por causas justificadas. Aun así, este momento puso en evidencia el papel más activo y participativo que la reina ha asumido, alejándose del rol tradicionalmente pasivo».

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Felipe VI y Letizia Ortiz el día de su boda en 2004. Pool / Reuters

5. Calzado plano en actos solemnes

En múltiples ocasiones, Letizia ha optado por lucir calzado plano, incluso en contextos donde el tacón es considerado un símbolo de formalidad. «Para algunos, esto supone una ruptura de etiqueta; para otros, es una declaración de sentido práctico y de salud. Lo cierto es que, en el lenguaje del protocolo, incluso el calzado comunica. Y la reina ha elegido con claridad el mensaje que quiere enviar: comodidad y naturalidad por encima del formalismo tradicional».

Una reina que reinterpreta las normas

¿Saltarse el protocolo o adaptarlo a los nuevos tiempos? La línea es delgada. «Letizia ha demostrado que domina las reglas, pero también que está dispuesta a reinterpretarlas con criterio. Lejos de la improvisación, sus decisiones parecen responder a una visión moderna de la realeza, más cercana, más funcional y menos sujeta a las formas por las formas», asegura María José Gómez y Verdú.

No obstante, cada uno de estos episodios abre el debate: ¿es posible ejercer una monarquía contemporánea sin romper con sus símbolos? «En el caso de la reina Letizia, todo indica que sí… aunque no sin levantar algunas cejas en el camino», sentencia la experta.

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