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La difícil infancia de El Gran Wyoming: visitas a su madre al sanatorio y con gran falta de cariño

«La medicación fue aumentando y empezaron con tratamiento de electroshock», ha contado sobre su progenitora

La difícil infancia de El Gran Wyoming: visitas a su madre al sanatorio y con gran falta de cariño

El Gran Wyoming, en una imagen de archivo. | Gtres

El Gran Wyoming siempre muestra su cara más amable en televisión. El presentador de El intermedio se ha convertido en uno de los iconos más destacados del mundo de la comedia, pero no todo lo que ha sucedido en su vida ha sido ni tan bonito ni tan fácil. Fue hace unos años cuando el presentador hizo público su libro, en el que narró los momentos más complicados de su infancia, que estuvo marcada por la enfermedad de su madre. Así, la mayor parte del tiempo, la pasó junto a su padre, sus hermanos y sus abuelos, que estuvieron apoyándole de forma incondicional.

José Miguel Monzón Navarro nació hace casi 70 años en Madrid. Se crio en el barrio de Prosperidad y pasó parte de su tiempo en el pueblo de sus abuelos, a donde viajaba con cierta asiduidad. Se licenció en Medicina, aunque pronto supo que no quería dedicarse a ese mundo. Comenzó en el mundo del espectáculo tocando en un grupo de música, con el que dio varias pequeñas giras por nuestro país. Empezó a mediados de los años 80 en La 2 y, luego, pasó por Telemadrid y Televisión Española. Ahora, desde hace más de quince años está a los mandos de El intermedio, convirtiéndose en uno de los rostros más conocidos de nuestro país pero también de los más criticados.

La infancia de El Gran Wyoming marcada por la vida de su madre en un sanatorio

El gran Wyoming vivió una etapa especialmente difícil tras el paso de su madre por un sanatorio. Gtres

Y es que, como suele pasar, sus bromas no suelen ser del gusto de todos y ha hecho que el presentador se gane varios enemigos tanto fuera como dentro de la televisión. Probablemente, muchas de las actitudes de su vida vienen provocadas de la complicada infancia que vivió. Desde muy joven, su madre tuvo muchos problemas de salud que le hicieron internar en un sanatorio. «Tenía una depresión profunda, muy grave, y de esto no se hablaba. Nos decían que no dijéramos nada, porque iban a decir que estaba loca», contó en su entrevista a La Ser. Algo que, como él mismo confesó, le había marcado en su edad adulta.

Una de sus rutinas, cuando era pequeño, pasaba por ir al sanatorio, día sí y día, también. «Íbamos a verla los fines de semana. Eso se normalizó, pero eso se paga y tiene un precio», explicó el presentador. Todo esto hizo que José Miguel desarrollase una personalidad fría. «Ahora quiero, pero quiero poco. Y eso me lo cuentan mis parejas», apostilló en el programa de radio. Esto justificaría muchas de sus actitudes, en la que destaca por ser una persona «poco cariñosa» y «poco efusiva». «No estoy acostumbrado a que me soben, a que me toquen, a que me abracen…», explicó a la Cadena Ser.

El gran apoyo de sus abuelos

La mayor parte de sus primeras veces en su infancia se produjeron en el pueblo de sus abuelos, a donde viajaba con tantas frecuencias. Aunque eso sí, cuando viajó solo, por primera vez, lo pasó realmente mal. «Cuando llegué a la casa estaba aterrorizado. A mis abuelos prácticamente no les conocía. Me meé encima», contó en una entrevista en La Sexta para el programa Palo y Astilla. Aún así, esta se erigió como «una nueva etapa» en la que disfrutó junto a sus hermanos, su padre y sus abuelos. Aún así, la falta de su madre fue algo en lo que no puedo dejar de pensar.

El gran Wyoming
Desde muy joven contó con el apoyo de sus abuelos.

«La primera imagen que recuerdo de ella es entrando en casa con unos tebeos en la mano. Nos dio uno a cada uno. Venía del sanatorio, que era como llamamos siempre en mi casa al hospital donde estaba ingresada. No es fácil que un niño de cuatro o cinco años entienda por qué su madre viene de visita y por la tarde se vuelve a marchar. Te decían que estaba mala, pero tú la veías bien. No se prodigaban en explicaciones, por otro lado imposibles, porque tampoco los adultos entendían ni entienden el proceso de la depresión […] La medicación fue aumentando y empezaron con tratamiento de electroshock. Nunca se recuperó. Sufrió un deterioro progresivo que la incapacitó del todo», contó en una ocasión sobre la enfermedad de su madre.

La tensa relación con sus padres y su marcada personalidad

Con su padre, durante su edad madura, la relación tampoco mejoró. Como él mismo confesó, su progenitor se había quedado «estancado». «A mi padre lo hicieron más facha de lo que ya era. Cuando me sentaba, rara vez, con aquellos señores que venían de visita y escuchaba sus charlas, me quedaba alucinado; eran personajes de otro siglo […] Con toda la espiritualidad del mundo, los del Opus de la España de Franco estaban a la derecha del propio dictador. Los que ahora ejercen destacan por lo mismo», explicó en una entrevista. Es por eso que, en cuanto llegó el momento, decidió marcharse del hogar familiar.

El Gran Wyoming
El gran Wyoming siempre ha sido muy discreto con su lado más personal.

En el año 2006 se incorporó a El intermedio, un programa que le ha visto brillar, haciendo una crítica a las noticias de actualidad, siempre desde una perspectiva de humor. El formato se ha erigido como la opción perfecta de La Sexta para sus noches y cuenta, además, con un variado elenco de cómicos y colaboradores como Sandra Sabatés o Dani Mateo. Sobre su lado más personal, José Miguel Monzón ha tenido varias relaciones de pareja que han marcado su vida. Estuvo durante dos décadas casado con Marisa García Roselló, con quien tuvo tres hijos; Marina, Miguel y Ángela. Ahora, comparte su vida con Irene Muñecas Muñoz, que es 25 años menor que él, de la que no han trascendido detalles.

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