El vínculo tan especial de Karlos Arguiñano con su hermana Lionaz: «Le doné médula ósea»
Su hermana mayor sufrió leucemia hace más de quince años y en 2021 tuvo una recaída en la que le ayudó el chef

Arguiñano junto a sus hermanas Eva, María José y Lionaz. | Redes sociales
Karlos Arguiñano siempre ha sido un hombre muy familiar. Y es que, muy probablemente, sin la ayuda de sus hermanas, de sus hijos y de su mujer no habría llegado a donde está ahora. En todo este camino, además, se ha encontrado con varias piedras que ha sabido esquivar a la perfección, convirtiéndose en uno de los chefs más importantes de nuestro país. Ahora, regenta su propio hotel-restaurante y, además, se cuela, cada mediodía, en la casa de todos los espectadores de Antena 3 con una receta nueva cada día, intentando dar su mujer versión. Aunque eso sí, cuando vuelve a casa, ya no es el chef, sino Karlos, un hombre sencillo, al que le gusta reunirse con su familia los fines de semana y con quienes disfruta en su tiempo libre.
Hace unos años, además, perdió a su madre, Pepi, lo que hizo que se uniera más aún a sus hermanas. Karlos se crio en un entorno bastante humilde, en el que la gastronomía fue siempre el hilo conductor. Es por eso que tanto él como su hermana Eva, cuando tuvieron uso de razón, decidieron a qué querían dedicarse; la cocina. Y es que, desde pequeños, su madre les había enseñado sus mejores trucos y les había empujado a que cumplieran sus sueños. Algo que también sucedió con sus otras dos hermanas; María José y Lionaz, quienes decidieron tomar una senda más discreta y alejada de los medios de comunicación.
El vínculo tan especial de Arguiñano y Lionaz: ella tuvo leucemia

Aún así, esto no ha impedido que Karlos hable de ellas de forma pública, especialmente de Lionaz, con quien tiene un vínculo especial. Hace unos años, el chef concedió una entrevista a la revista Pronto en la que contó que le había donado a su hermana médula ósea, ya que le habían detectado leucemia. «Ya lo hice hace 15 años pero ahora ha tenido un bajón», confesó, queriendo dar visibilidad, también, a este tipo de donaciones que no son tan conocidas como las de sangre. «Para donar te hacen un montón de análisis y a mí el médico me dijo: ‘Mira, Karlos, sigue haciendo la vida que haces, porque estás de puta madre», apostilló el chef, dando buena cuenta que está perfectamente de salud.
Y es que estar siempre en movimiento, de un lado para otro y sin perderse ningún proyecto profesional, ha contribuido muy positivamente en su condición física, sintiéndose más ágil y espabilado. Es más, él mismo atribuye este buen estado a su estilo de vida saludable, centrado en la cocina y la alimentación equilibrada. Tras la muerte de su madre, Pepi Urkiola en 2020, los cuatro se mostraron más unidos que nunca. Es más, fue la propia Eva quien compartió una imagen en la que se podía ver a todos los hermanos y en la que daban las gracias por el apoyo. «En esta vida lo único que vale es ser feliz. Primero la salud y luego ser feliz», ha comentado el propio Arguiñano en alguna que otra ocasión.
Eva y María José, sus otras hermanas

Lo cierto es que la infancia de Karlos y sus hermanas fue de lo más humilde. Él es el pequeño de los cuatro hermanos. Su madre, Pepi Urkiola, era modista y trabajaba muchas horas, lo que hizo que desde muy pequeño se involucrara en las tareas domésticas, especialmente en la cocina, convirtiéndose en una rutina para él desde los 7 u 8 años. Él mismo recuerda cómo no era extraño que conviviera con otras familias—como los «pupilos con derecho a cocina», donde compartían la misma cocina en casa, lo que refleja la solidaridad y aperturas familiares en momentos de estrechez económica. Desde temprana edad colaboró con su madre en tareas culinarias —pelar patatas, preparar salsas, montar la mesa…—, forjando así los primeros pasos en el mundo de la cocina. También evoca con cariño los platos caseros que marcaron su infancia; empanadillas de bonito, alubias con morcilla, puerros con patatas o carne con tomate, sabores sencillos llenos de recuerdos.
Sus estudios primarios los cursó en el colegio de los Benedictinos de Lazcano (Guipúzcoa), luego hizo formación profesional como chapista y trabajó en la fábrica de trenes de Beasáin antes de decidir dedicarse profesionalmente a la cocina a los 17 años. Sobre sus hermanas, es Eva la más conocida, quien decidió formarse en repostería y hoy le acompaña en su programa de televisión, Cocina abierta. En su vida personal, es madre de dos hijos, ha pasado por un divorcio y ha enfrentado problemas de salud como un infarto en 2013, del que se recuperó favorablemente. Sobre sus otras hermanas, Lionaz y María José, no hay mucha información. Se sabe, como comentábamos, que Loinaz fue receptora de dos donaciones de médula por parte de Karlos debido a un episodio de leucemia, lo que muestra el fuerte apoyo y vínculo familiar. María José aparece menos en los medios y no se ha reportado públicamente a qué se dedica.
En el caso de Lionaz, también tiene un perfil muy discreto. Se sabe que ambas están casadas y que tienen hijos, pero no hay ningún dato sobre su matrimonio. Los cuatro suelen aparecer, en ocasiones, en eventos sociales y familiares, mostrando que, a pesar del paso del tiempo, siguen estando muy unidos, especialmente contra las adversidades.