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La historia de Pepi, la madre de Arguiñano que sobrevivió coja al bombardeo de Guernica

El cocinero y su hermana Eva han narrado, en alguna que otra ocasión, cómo vivió su madre la Guerra Civil

La historia de Pepi, la madre de Arguiñano que sobrevivió coja al bombardeo de Guernica

Arguiñano, junto a su madre y su hermana. | Redes sociales

Karlos Arguiñano es mucho más que un chef. El vasco ha demostrado, con el paso del tiempo, que es un hombre carismático, que es capaz de seducir a la cámara y, sobre todo, de mantener a una legión de seguidores con el paso del tiempo. Una pasión por los medios de comunicación que han heredado la mayor parte de sus hijos y hermanas. Y es que, aunque siempre ha intentado mantener su vida personal lo más alejada posible de la prensa, Arguiñano sí que ha sido bastante activo en las redes sociales. Era en su perfil de Facebook y ahora en el de Instagram donde, el chef comparte infinidad de imágenes de su familia. Uno de los pilares más importantes de su vida siempre ha sido su madre, Pepi, quien murió hace unos años.

Pepi Urkiola Beloqui trabajó toda su vida como modista. Dedicó la mayor parte de su vida, no solamente a cuidar de su familia sino, también, estuvo siempre muy pendiente y volcada en su trabajo. La mujer nació en 1926 y vivió, de primera mano, la Guerra Civil. Luego, una dictadura franquista. Una de las experiencias más complicadas, sin duda alguna, fue cuando sobrevivió al bombardeo de Guernica en 1937. Es más, para huir de la pólvora se refugió en un caserío mientras huían de los ataques. Salía en contadas ocasiones; solamente para comprar pan y poco más. Y, además, lo hacía a paso ligero, ya que siempre tuvo ciertos problemas al caminar.

La dura historia de la madre de Arguiñano en el bombardeo de Guernica

En uno de esos días, apareció un avión alemán apodado El abuelo; al salir del refugio, todo estaba arrasado, como en el famoso cuadro de Picasso, relató el propio Arguiñano sobre las vivencias de su madre. Pepi fue madre de cuatro hijos: Karlos, Loinaz, María José y Eva Arguiñano. Karlos, el mayor, se ha convertido en uno de los cocineros más reconocidos de España, y Eva es repostera y colaboradora en televisión. Su nieto Joseba también se dedica a la televisión, donde colabora junto a su progenitor. Fue Pepi una de las primeras personas que le inculcó el amor por la cocina. Desde los 7–8 años, Karlos ya estaba ayudando en la cocina: pelaba patatas, limpiaba puerros, pasaba salsas… y muchos de esos recuerdos temprano reflejan el origen de su carrera culinaria.

Es más, todavía sigue inspirando al chef en muchas de sus recetas. En Cocina Abierta, Karlos recordó a su madre con ternura al cocinar la porrusalda, una sopa típica vasca con puerros, patatas y zanahorias que ella solía preparar con frecuencia. Mencionó que ella la hacía especialmente al día siguiente de una noche de fiesta para ayudarlo a recuperarse, diciendo: «Las madres, como la mía, la preparaban cuando había trasnocheo». En otro episodio, también se emocionó al recordar un problema físico que ella sufría y al evocar momentos compartidos, tras su fallecimiento en enero de 2020, cuando contaba 94 años. Karlos y su hermana Eva celebraron un emotivo acto en su honor en el restaurante familiar en Zarauz.

«Mi madre era muy coja, no un poco, muy coja»

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Su padre también ha sido siempre recordado con mucho cariño. Jesús era taxista y estuvo siempre muy unido a su familia y formó parte de la División Azul. «No hacía falta que les dispararan casi», comentó el chef durante una de sus elaboraciones en Antena 3. «A nosotros no nos contaron nada de nada, ni en casa. Mi padre, después de la Guerra de España se va a la Guerra Mundial de voluntario a la División Azul y lo único que me contó es que atravesaron toda Polonia andando y que cuando tenían calor iban desprendiéndose de la ropa; luego llegaron los 20 y 30 bajo cero y la gente estaba sin ropa, muertos de frío, no hacía falta ni que les dispararan casi. Me dijo también que un día se acercó un general alemán a la división donde estaba mi padre y que preguntó en un castellano que se le entendía a ver si había alguno de Idiazabal o de cerca de Idiazabal. Hubo cuatro que dieron un paso al frente, incluido mi padre. El general preguntó entonces quién es el que más cerca vivía de Idiazabal. Era mi padre. ‘Cuando vuelvas a casa me mandas dos quesos’, le dijo. Eso me contó de la Guerra Mundial, con lo que pasó allí», reflexionó Arguiñano.

Arguiñano, junto a sus hijos. | Redes sociales

Fue el año pasado, durante la emisión de Bake Off, el program en el que Eva Arguiñano forma parte del jurado, cuando quiso recordar la historia tan impactante de su madre. Fue a raíz de que Rocío Carrasco decidiera tomar como referencia el Guernica de Pablo Picasso para quedarse una semana más en el programa, lo que hizo que la cocinera se pusiera más sensible que nunca. «A mí me ha emocionado especialmente. Mi madre fue una de las supervivientes del bombardeo de Guernica», contó, entre lágrimas. «Ella siempre me explicaba, ya mayor, porque de joven nunca quiso contar, que ella estaba recogida en un caserío porque estaban huyendo», apostilló. Además, también quiso hacer referencia al problema físico de su madre. «Mi madre era muy coja, no un poco, muy coja, y entonces bajaba todos los días del caserío a por pan porque la del caserío sabía que al verla coja le daría algo más. Siempre le da un bollito de regalo o algo», confirmó.

Tras relatar la infancia de su madre y los duros momentos que vivieron en ella, Eva decidió probar el postre de la hija de Rocío Jurado, al que valoró muy positivamente. «Te estaba viendo que estabas montando el Guernica y se veía desde lejos que la tarta es el cuadro. Y luego, el relleno me gusta porque es una esperanza. Está muy rico», admitió la repostera.

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