El desayuno favorito de Vicente Vallés: «Frente al mar, un zumo de naranja y tostada con aceite»
El presentador es un apasionado de Canarias desde que se comprara una casa en Tenerife, donde se suele escapar

Vicente Vallés, en una imagen de archivo. | Gtres
Vicente Vallés es un auténtico apasionado de las Islas Canarias. Como ya contamos en THE OBJECTIVE, hace unos años, junto a su mujer, decidió comprarse una casa en Tenerife, a donde se escapan cada vez que pueden. Es por eso que uno de sus planes favoritos, junto a su hijo Daniel, es el de volar hasta este pequeño paraíso, donde disfrutan de su clima, su gente y su gastronomía. Es más, como ha confesado el propio presentador en más de una ocasión, su mayor pasión es desayunar «frente al mar» y, sobre todo, que incluya un buen zumo de naranja y una tostada con aceite de oliva de calidad.
Así lo confesó en una entrevista con Vanity Fair, donde contó que su desayuno más sabroso es «el que tomo en cualquier lugar frente al mar; siempre incluye zumo de naranja natural y una rebanada de pan con aceite de oliva». Y no solamente eso. También, le gusta hacerlo en su casa de Tenerife, que se encuentra a muy pocos metros del mar y en una de las zonas más privilegiadas de la isla. Allí hay construidas pequeñas casas, que hacen de urbanización, y que cuentan con contadas edificaciones a su alrededor. Esto le da un punto de discreción y privacidad que tanto busca cuando lo que quiere es relajarse.
El desayuno favorito de Vicente Vallés frente al mar

Lo cierto es que el desayuno que elige Vicente Vallés siempre que puede es uno de los favoritos de los españoles. Pero ¿por qué? La razón es que uno de nuestros bienes más preciados es uno de los grandes protagonistas; el aceite de oliva. También, el zumo de naranja es una de las bebidas más consumidas en España a primera hora de la mañana. Es muy rica en vitamina C, lo que hace que se refuerza el sistema inmunitario, favorece la absorción del hierro de los alimentos y es un potente antioxidante, ayuda a combatir radicales libres. De la misma forma, es una fuente de antioxidantes naturales, conteniendo flavonoides carotenoides y polifenoles que protegen las células. Aporta, también, minerales esenciales como el potasio —que regula la presión arterial—, el magnesio y el calcio, que es muy importante para los huesos y los dientes.
Además, el zumo de naranja es especialmente hidratante, ya que está compuesto, principalmente, por agua. También, favorece la digestión y ayuda a regular los niveles de glucosa y colesterol. Aunque eso sí, hay que tener en cuenta que siempre se recomienda natural, en vez de envasado y tomarlo con moderación, ya que contiene azúcares naturales. Siempre será recomendable tomar la naranja entera en vez de en zumo para conservar todas sus propiedades. Por su parte, la tostada con aceite de oliva también posee infinidad de beneficios. Se trata de un desayuno muy saludable y típico de la dieta mediterránea. El pan, sobre todo si es integral, aporta hidratos de carbono complejos que proporcionan energía sostenida y fibra que favorece la digestión. El aceite de oliva virgen extra, por su parte, es rico en ácidos grasos monoinsaturados —especialmente ácido oleico— que ayudan a regular el colesterol, además de antioxidantes como la vitamina E y los polifenoles, que protegen las células y tienen efecto antiinflamatorio. En conjunto, es una combinación equilibrada que ofrece energía, saciedad y beneficios cardiovasculares.
Las propiedades de desayunar zumo de naranja y una tostada con aceite

Como decíamos, el desayuno preferido de Vicente Vallés, compuesto por un zumo de naranja natural y una rebanada de pan con aceite de oliva virgen extra, es un ejemplo refinado de la dieta mediterránea, que combina sencillez con gran valor nutricional. El zumo de naranja destaca por su riqueza en vitamina C, antioxidantes y minerales, que fortalecen el sistema inmunitario, aportan energía inmediata y contribuyen a la protección celular frente al envejecimiento. El pan, especialmente si es integral, suma hidratos de carbono complejos y fibra que aseguran una liberación progresiva de energía y favorecen la digestión. El aceite de oliva virgen extra, auténtico «oro líquido», proporciona ácidos grasos monoinsaturados y polifenoles que cuidan la salud cardiovascular, regulan los niveles de colesterol y ejercen un efecto antiinflamatorio natural. Al disfrutarse frente al mar, este desayuno no solo nutre el cuerpo, sino que también se convierte en una experiencia sensorial y emocional: la brisa marina, la calma del entorno y el sabor auténtico de los alimentos refuerzan la sensación de bienestar, equilibrio y placer.

Aunque el desayuno es equilibrado, sí que se podrán incluir otros productos para seguir manteniendo su calidad. Así, Vallés podrá optar por una proteína ligera, como un yogur natural sin azúcar, un poco de queso fresco, o un huevo cocido o a la plancha con muy poco aceite. Esto aporta saciedad y equilibrio nutricional. También, se podrá incluir una fruta entera, añadiendo frutos rojos, plátano, kiwi o manzana para sumar fibra y variedad de antioxidantes. Los frutos secos naturales, como las almendras, las nueces o las avellanas, podrán aportarle grasas saludables, proteínas vegetales y minerales. Las semillas también serán muy beneficiosas, ya que la chía, lino o sésamo espolvoreadas sobre la tostada, pueden sumar fibra, omega-3 y micronutrientes. Para acompañar siempre se podrá optar por una infusión o un café como acompañamiento, para hidratar y aportar aroma sin restar beneficios.
Además, tomar el desayuno en uno de sus lugares favoritos y, sobre todo, frente al mar, también proporcionará infinidad de beneficios, más allá de la alimentación. El contacto con el entorno marino genera un efecto relajante y reparador gracias al sonido de las olas, la brisa y la amplitud visual del horizonte, lo que reduce el nivel de cortisol —hormona del estrés— y favorece un estado de calma. La luz natural de la mañana, además de mejorar el ánimo, estimula la producción de vitamina D, esencial para la salud ósea e inmunitaria. Diversos estudios señalan que contemplar paisajes azules, como el mar, potencia la creatividad, la concentración y la sensación de felicidad. Unido a un desayuno saludable, esta experiencia se convierte en un ritual que nutre tanto el cuerpo como la mente, aportando energía física y serenidad emocional para afrontar el día con equilibrio.