La casa nórdica de Elena Furiase en Madrid que siempre soñó: con chimenea y mucho verde
La actriz reside, desde hace tiempo, a las afueras de la capital junto a su marido, Gonzalo Sierra, y sus hijos; Noah y Nala
Elena Furiase junto a su marido. | Redes sociales
Elena Furiase ha dedicado gran parte de su vida a labrarse una carrera profesional. La actriz, que comenzó a actuar casi desde la cuna, proviene de una de las familias más conocidas de nuestro país, los Flores. Aún así, su apellido no le ha abierto más puertas que a otros y siempre ha luchado por significarse como uno de los rostros más conocidos de nuestro país dentro del mundo de la actuación. Para ello, comenzó trabajando en una de las ficciones españolas más conocidas; El internado, lo que hizo que su carrera se catapultara. En estos últimos años, la hija de Lolita Flores se ha centrado más en su vida familiar, en la que tienen un papel fundamental sus dos hijos, Noah y Nala, y su marido, Gonzalo Sierra.
Junto a ellos, Elena lleva una vida de lo más tranquila a las afueras de Madrid, hasta donde se mudó hace un tiempo buscando más zonas verdes. Allí reside en una bonita vivienda, de estilo nórdico, donde sus pequeños pueden disfrutar de actividades al aire libre. Y es que Madrid se ha convertido en el mejor lugar para vivir, sobre todo porque se encuentra con más opciones de trabajo y con infinidad de posibilidades, tanto en el mundo de la actuación como en el de las redes sociales, donde Furiase también tiene mucha influencia.
La casa de Elena Furiase a las afueras de Madrid
Como decíamos, una de las prioridades de Elena era encontrar un lugar con muchas zonas verdes, donde sus hijos pudieran disfrutar de parques, paseos y tranquilidad, pero sin alejarse demasiado de la ciudad. La vivienda supera los 100 metros cuadrados y ha sido la propia Elena quien ha compartido varias instantáneas del interior de la vivienda a través de su perfil de Instagram, donde acumula varios miles de seguidores. En el interior de la casa predomina el estilo nórdico o natural y nos encontramos con colores claros, especialmente el blanco, y materiales naturales como la madera, el ratán o las fibras. Además, cuenta con mucha luz natural, algo que es fundamental para ese día a día.
Esa luminosidad se produce gracias a los grandes ventanales, los espacios abiertos y las paredes blancas que proporcionan más amplitud. También, tiene varias plantas naturales distribuidas por toda la casa, que aportan frescura y un punto de naturaleza al interior. El salón es bastante amplio, conectado con el comedor y con un sofá modular en color turquesa como una de las grandes piezas protagonistas. Además, tiene una mesa de comedor de madera natural que es grande, robusta, con un estilo más natural y que contrasta con la pureza de los blancos. Y hasta una pequeña chimenea. Entre los elementos decorativos, nos encontramos con varios cuadros grandes, cojines con estampados étnicos o de colores vibrantes como el azul y el naranja y varios jarrones de cristal con plantas. También, ha colocado butacas acolchadas.
Chimenea en el salón, de estilo nórdico y muchos detalles familiares
Lo que más predomina en la casa es la madera y el blanco. Además, el cabecero está hecho con paneles de madera que forman un dibujo geométrico y las mesitas de noche son blancas combinadas con unas lámparas de ratán. Además, allí tienen colocados varios objetos sentimentales como una foto de su abuela, Lola Flores. La habitación de sus hijos tiene una estética coherente con el resto de la casa con tonos claros, muebles sencillos y elementos decorativos que combinan madera clara y blanco. En concreto, la habitación de Noah, como ha compartido la propia Elena en sus redes sociales, con tonos mentas y blancos y junto a varias cómodas y estanterías.
La casa cuenta, al menos, con una terraza exterior a la que da muchísimo uso durante la temporada estival. Es decir, tanto en verano como en los momentos del año que hace buen tiempo. Elena, junto a sus hijos y su marido, disfruta de las vistas a la ciudad desde su zona techada y donde tiene colocado un sofá cómodo que es ideal para relajarse con su familia. La casa, además, está situada en una urbanización y en una zona residencial que cuenta con varios espacios verdes cercanos. Sin duda alguna, la vivienda está llena de cuadros y diversos objetos que tienen mucho significado. Por ejemplo, cuentan con cuadros pintados por su madre y por su familia, al igual que una imagen de su boda. Además, en su casa tiene varios elementos con historia como un salvamanteles del restaurante de unos amigos y, sobre todo, aquellos objetos que puedan «hablar de ellos».
Elena Furiase se casó en diciembre de 2021 con Gonzalo Sierra, a quien conocía desde hacía muchos años porque es uno de los mejores amigos de su hermano, Guillermo. El joven es músico, toca el bajo y forma parte de la banda Albha —en el que su cuñado es vocalista—. También ha desarrollado otras facetas profesionales como la de productor cinematográfico o artístico y, en algún momento, ha estado vinculado con un negocio relacionado con los artículos de motos. Fue en la Nochebuena de 2017 cuando surgió el amor entre Gonzalo y Elena. Es más, ese día Gonzalo le robó «un beso» y fue algo que le «salvó», ya que estaba pasando por un momento especialmente complicado en su vida. El enlace se produjo en la finca Dehesa de Montenmedio, en Vejer de la Frontera, Cádiz. Se trata de un antiguo cortijo andaluz reconvertido, en un entorno rural, con naturaleza, cerca del mar. En octubre de 2018 vino al mundo su primer hijo, Noah, y cuatro años más tarde nació Nala.
Elena ha reconocido, en varias ocasiones, que su inicio con Gonzalo fue en un momento personal complicado, y que ese gesto —el beso en Nochebuena— fue muy significativo para ella. También ha comentado que su madre, Lolita, tuvo un papel importante en los inicios de la relación: Lolita conocía a Gonzalo desde que él era amigo de su otro hijo (Guillermo) y mediaba entre ellos. Sí que es cierto que Elena siempre ha querido mantener su vida en un segundo plano, pero, aún así, a través de sus redes sociales suele compartir pequeñas pinceladas.