Ana Belén, sin filtros, a sus 74 años: «Dietas no sigo, como de todo y creo que bastante sano»
La cantante ha contado que le gusta tomar «verdura de temporada» y en invierno, sobre todo, disfrutar de unos guisos

Ana Belén, en una imagen de archivo. | Gtres
Ana Belén, como ya contamos en THE OBJECTIVE, es una mujer que se cuida. Es más fue su propio marido, hace años, quien confesó que la cantante sigue tomando el mismo desayuno, desde hace más de una década, con el que mantiene su línea. Y es que seguir llevando una vida saludable, sobre todo con el paso del tiempo y un trabajo tan cambiante, a veces no es nada fácil. Para ello, Ana Belén combina una buena alimentación con ejercicio diario, que intenta incluirlo en su rutina siempre que puede porque, además, también le ayuda a nivel mental.
«Cuando puedo y no estoy muy agobiada, suelo ir al gimnasio, tampoco a matarme, hago un poco de pilates, y doy algunas clases con una profesora que es bailarina, me gusta mucho, salgo muy bien», contó a la revista Telva. Además, también quiso dejar claro que no sigue «ninguna dieta». «Como de todo y creo que bastante sano. Suelo comer mucha verdura cuando es temporada de verdura, en invierno, guisos», apostilló a la mencionada revista. De esta manera, Ana Belén ha querido dejar claro que ella es muy consciente de la importancia de cuidarse, pero tampoco está excesivamente obsesionada con el tema y, por eso, para ella, lo más importante siempre es fluir.
La dieta que sigue Ana Belén

De la misma forma que cuida su cuerpo, Ana Belén también le presta una especial atención a su voz, haciendo calentamientos y ejercicios. Tiene la costumbre de cenar muy ligero —por ejemplo un yogur— salvo en ocasiones sociales. Además, ha contado que bebe mucha agua como parte básica de su rutina y usar sus cremas habituales; en sus palabras no tiene «trucos milagro», lo atribuye parte del aspecto a la genética. Para mantenerse en forma, va al gimnasio y practica pilates; combina actividad moderada y controlada que le ayuda a mantener la forma sin medidas extremas.
Además, como decíamos, como cantante y actriz cuida mucho su herramienta de trabajo. Hace calentamientos vocales, sigue ejercicios que le da la foniatra y respeta períodos de descanso cuando hace teatro para no forzar la voz. En entrevistas ha explicado que la experiencia le ha enseñado a «economizar» la voz. Para mantenerse joven, además, se somete a algunos tratamientos de belleza, más relajados y menos invasivos, como mesoterapia, radiofrecuencia, peelings suaves y biorevitalización. Aunque eso sí, siempre enmarcados en protocolos moderados para respetar la naturalidad.
Sin dietas, con productos de temporada y «mucha verdura»
En su día a día, además, prioriza una alimentación mediterránea con verduras, legumbres, fruta, cereales integrales y aceite de oliva; evita ultraprocesados y azúcares en exceso. La hidratación diaria también es importantísima. Con su idea de no seguir una dieta y cuidar su alimentación, Ana Belén muestra cierta flexibilidad y una ausencia de rigidez; no estar atado a dietas estrictas evita el efecto rebote y la frustración. Además, transmite mucho equilibrio; comer de todo suele estar en línea con la dieta mediterránea, que está muy bien valorada en salud pública. Suponiendo que ese «bastante sano» signifique frutas, verduras, legumbres, pescado, aceite de oliva y pocos ultraprocesados, la base es muy correcta.

Aunque eso sí, también hay que asumir ciertos riesgos. «Comer de todo» puede dar una falsa sensación de seguridad; si en la práctica se incluyen muchos productos ultraprocesados, refrescos o bollería, entonces no es tan saludable. No tener un plan puede hacer que falten ciertos nutrientes —ej. proteínas de calidad, fibra suficiente o ácidos grasos saludables— si no se presta atención. Además, con la edad, el cuerpo cambia y hace públicas ciertas necesidades de proteínas, calcio, vitamina D y omega-3 aumentan para mantener masa muscular, huesos y salud cardiovascular. Por eso, es muy importante definir mejor ese «bastante sano»: asegurarse de que cada día haya verduras y frutas variadas, legumbres 2-3 veces por semana, pescado azul, frutos secos y cereales integrales. También, habrá que limitar eso de «comer de todo», ya que el concepto incluye también dulces, fritos, alcohol… mejor que sean algo ocasional.
También, será de vital importancia revisar la proteína y, sobre todo, repartirla bien en las comidas principales —huevos, pescado, pollo, legumbres— para conservar masa muscular. Habrá que mantener la hidratación, siguiendo la costumbre de beber en el día a día y, sobre todo, adaptar la alimentación a la edad y la actividad. Será importante, sobre todo, realizarse un chequeo médico regular junto con analíticas para vigilar hierro, vitamina D, colesterol y glucosa, porque a veces la percepción de «comer sano» no detecta déficits silenciosos.