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La humilde bodega de Marian Rojas y su familia en Alcorcón: «Surge de la fusión del amor»

Su padre, Enrique, y su madre gestionan una pequeña bodega en Madrid proveniente de una viña familiar cerca del Tajuña

La humilde bodega de Marian Rojas y su familia en Alcorcón: «Surge de la fusión del amor»

Marian Rojas, en una imagen de archivo. | Gtres

Marian Rojas y su familia han dedicado gran parte de su tiempo a estudiar el cerebro humano. Fue su padre, Enrique, quien fundó el Instituto Rojas que se ha convertido en todo un emblema en cuanto a salud mental. Marian, por su parte, ha conseguido convertirse en un referente en lo que tiene que ver con la psicología y la psiquiatría. Tanto ha sido su éxito que la familia ha sabido cómo invertir muy bien su dinero y, por eso, han diversificado sus negocios con distintas ramas que poco o nada tienen que ver con la sanidad. Y es que Enrique y su familia tienen varias empresas en su poder que, también, han dado muy buenos frutos.

La familia Rojas-Estapé nace de la unión entre dos ramas distintas: por un lado la familia Rojas, que tiene una tradición de psiquiatría e investigación médica, y por otro la familia Estapé, con raíces en la economía y algunos títulos de hidalguía en Cataluña. Enrique nació en Granada en los años 40 y se empleó como médico psiquiatra, catedrático, autor de numerosos ensayos sobre la depresión, la voluntad y la psicología en las relaciones. Enrique se casó con Isabel, quien trabajaba como agente de bolsa y fue la primera mujer en ingresar en la Real Academia de Ciencias Económicos y Financieras de España. Juntos tuvieron cuatro hijos.

Los negocios de la familia Rojas-Estapé más allá de la psiquiatría

Enrique Rojas personas solas
Enrique Rojas junto a Marian Estapé.

Es, sin duda, Marian la más conocida y mediática. La experta en mentes nació en Madrid en 1983 y es psiquiatra y escritora. Se licenció en Medicina y está especializada en psiquiatría. Ha escrito libros de gran éxito en España como Cómo hacer que te pasen cosas buenas o Encuentra tu persona vitamina. Además, también son padres de Almudena, quien es monja de clausura, e Isabel, que sigue los pasos de su padre. Por su parte, Enrique, el único varón, murió tras caer a la piscina cuando era pequeño. La familia Rojas-Estapé ha sido muy activa en el ámbito de la psiquiatría, la divulgación, la economía y la filantropía. Enrique dirigió el Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas (IEIP) y es autor de múltiples libros académicos y divulgativos sobre salud mental.

Todos ellos tienen una fuerte base de valores católicos y gran vocación de servicio. Crecieron en un ambiente de altas expectativas académicas/profesionales y de servicio. Marian comenta que «la psiquiatría la llevo en la sangre» en referencia a su familia. La fe y la espiritualidad tienen un papel destacado en la narrativa familiar y fue clave para superar su grave episodio familiar. Además de la salud mental, la familia posee una bodega que se conocer como Bodega Reyes Magos, que está situada en el sudeste de Madrid, concretamente en la localidad de Alcorcón, bajo la denominación de «viña familiar ubicada en la balconada de Tajuña», como confirman desde El Mundo.

Su bodega a las afueras de Madrid que es una «fusión de amor»

Su vino, La Estacada, se define como unas uvas de variedades Syrah y Merlot. Su origen es de Cuenca y cuenta con un grado de alcohol como de un 14%. Al sabor se notan los aromas ahumados, las aceitunas negras y las violetas con matices en boca jugosas, taninos amplios y marcados. Las etiquetas de las botellas, además, llevan ilustraciones abstractas realizadas por el propio Enrique Rojas, quien es aficionado y seguidor del arte de Antonio Tapias. La empresa que lo gestiona, Triana 88 SL, está vinculada a la familia, se amplió en capital en los últimos años y el activo patrimonial de la empresa se cuantificaba en varios millones de euros. En alguna que otra ocasión, el propio Enrique se ha pronunciado sobre los beneficios del vino. «Es un antidepresivo (…) Aleja los fantasmas de la mente, las cosas negativas», una afirmación que conecta esas dos facetas de su vida.

De esta manera, la bodega es una de inversión y de conexión con lo terrenal, la tierra y la producción artesanal. Dado que Enrique Rojas habla del vino desde una dimensión de bienestar, emocionalidad y salud mental, la bodega no solo es un negocio sino también un símbolo: vinculación con la tierra, el disfrute ético, la conexión con lo humano. Sí que es cierto que esta no es su producto «estrella» más mediático, sino que ayuda a completar la narración de la familia como trabajadora, emprendedora y de éxito pero con raíces. Además, se trata de un negocio con autenticidad, menos presión de mercado y un mantenimiento de calidad.

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