Martín Berasategui, más allá del chef: unido a Iñaki Gabilondo y el duro accidente de su hija
El cocinero vasco está muy unido a sus raíces y a su familia, especialmente a su mujer, Oneka, y a su única hija, Ane

Martín Berasategui, en una imagen de archivo. | Gtres
Martín Berasategui vivió su entrevista más personal hace unos días en Antena 3. El reputado chef se sentó junto a Sonsoles Ónega, no para hablar de su carrera como cocinero sino, también, para sincerarse sobre su lado más personal. Tal fue la emoción que sintió Berasategui por narrar aquellas partes más importantes de su vida que hasta llegó a emocionarse con su discurso. Pero ¿qué sabemos sobre esa parte más privada del chef?
Martín Berasategui Olazábal nació el 27 de abril de 1960 en San Sebastián, en la provincia de Gipuzkoa, en el País Vasco. Su familia ya estaba vinculada a la gastronomía; sus padres y su tía regentaban el restaurante familiar llamado Bodegón Alejandro, ubicado en la Parte Vieja de San Sebastián. Desde muy joven Berasategui se familiarizó con los fogones. Es más, comenzó a trabajar en el restaurante familiar con tan solo 13 o 14 años, lo que marcó el inicio de su vocación por la cocina. Entre los 15 y los 27 años, Martín emprendió un proceso de formación muy intenso en Francia, donde profundizó en técnicas de pastelería moderna y alta cocina. En Bayona trabajó con Jean Paul Heinard, en Anglet con André Mandion, y también se adentró en la charcutería con François Brouchican.
Los comienzos de Martín Berasategui como chef

Pero donde realmente contactó con la alta cocina fue al formarse junto a Didier Oudill —en el lujoso balneario Les Prés d’Eugénie, bajo la influencia de Michel Guerard— y posteriormente con Alain Ducasse en el restaurante Louis XV de Mónaco. Esta formación en Francia permitió a Berasategui integrar en su cocina una combinación de riguroso dominio técnico, creatividad y una profunda sensibilidad hacia el producto, especialmente ligado a su tierra vasca. De regreso a San Sebastián, tomó las riendas del restaurante familiar, Bodegón Alejandro, y logró que éste obtuviese su primera estrella de la Guía Michelín. Pero el gran salto llegó el 1 de mayo de 1993, cuando junto a su esposa —Oneka Arregui— abrió el restaurante que lleva su nombre, Restaurante Martín Berasategui, en Lasarte-Oria —a unos 7 km de San Sebastián—.
Apenas seis meses después de su apertura consiguió su primera estrella Michelín, y tres años más tarde alcanzó la segunda. Finalmente, en la Guía Michelín de 2002 obtuvo la tercera estrella para su establecimiento, colocándolo entre los grandes de la alta cocina. A lo largo de los años, Martín Berasategui ha consolidado una marca gastronómica reconocida internacionalmente. Su restaurante en Lasarte-Oria se mantiene con tres estrellas Michelín. Además, él y su equipo han abierto y asesorado múltiples establecimientos en España y en el extranjero, sumando un total de doce estrellas Michelin y convirtiéndose en el chef español con más estrellas de la guía. Su estilo fusiona la cocina vasca de producto, el respeto por las materias primas y la técnica más refinada, con una dosis de innovación que sabe reinterpretar lo clásico sin perder identidad.
El día que abrió un restaurante con su mujer Oneka y ganó una estrella Michelin
Entre los numerosos premios que ha recibido se cuentan el Tambor de Oro de San Sebastián en 2005, el doctorado honoris causa otorgado por la Universidad François Rabelais de Tours en 2013, y la Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes concedida por el Ministerio de Cultura y Deporte de España en 2019. Su expresión «¡garrote!», usada en cocina, ha sido tan reconocida que ha sido incluida incluso en el diccionario histórico de la Real Academia Española de la lengua. En lo personal, Martín está casado con Oneka Arregui, quien ha sido su compañera de vida y trabajo. También es padre de una hija, Ane, y ha mantenido siempre su vínculo con su hogar donostiarra y con la gastronomía vasca de raíz. El factor humano es una constante en su trayectoria; se le reconoce por su generosidad al formar a otros cocineros, su disciplina, su perfección técnica y su energía en la cocina. Ha sido mentor de chefs que hoy tienen prestigio internacional, lo cual consolida su impacto más allá de sus propios restaurantes.

Martín Berasategui no solo ha sido un cocinero excepcional, sino también un inspirador para toda una generación de chefs en España y fuera de ella. Su trayectoria demuestra que con humildad, formación rigurosa, pasión por el producto y trabajo constante se puede llegar a lo más alto sin renunciar al origen. Su restaurante en Lasarte-Oria es hoy un referente de la alta cocina en el País Vasco y en España. Por todo ello, su nombre ocupa un lugar destacado en la historia de la gastronomía contemporánea.
Su hija Ane también trabaja junto a él
Martín está muy unido a su familia, especialmente a su hija, Ane. Creció en un entorno completamente ligado a la gastronomía; su casa-familia vivía literalmente sobre el restaurante —durante su infancia— y su mundo era el de los fogones, la sala y la hostelería. En cuanto a su formación académica, estudió Turismo, lo que le hizo optar por una vía que complementa la actividad de hostelería de su familia, más centrada en aspectos de gestión, comunicación y servicio que en cocina pura. Desde aproximadamente 2015, Ane se incorporó de manera activa al negocio familiar del restaurante de su padre —el Restaurante Martín Berasategui, en Lasarte-Oria— asumiendo la responsabilidad de Comunicación y Relaciones Públicas.
El chef ha declarado en varias ocasiones que gran parte del éxito de su empresa se debe también a ella, y que su aportación es fundamental. Este papel formaliza la idea de que no solo es la hija del chef sino una pieza clave dentro de la estructura del grupo empresarial que dirige su padre. «Nada de lo que soy y de lo que he conseguido habría llegado sin ella. Tanto a mi mujer como mi hija Ane se lo debo todo: ellas me animan, me templan, me transmiten su luz. Son mi otra mitad», contó el chef en La Vanguardia. Uno de los momentos más complicados de su vida fue cuando su hija estuvo a punto de morir. La pequeña tenía cinco años y estaba disfrutando de unas vacaciones en Marbella cuando se puso un flotador de adulto, se tiró a la piscina y se escurrió por él. Esto hizo que se hundiera. Afortunadamente pudo ser salvada y todo quedó en un susto.
Qué le une a Iñaki Gabilondo
En un susto también quedó fue cuando el cocinero se durmió al volante y el coche dio varias vueltas de campana junto a su mujer. A pesar de que los dos salieron ilesos fue un accidente bastante aparatoso. Para celebrarlo se marcharon hasta el restaurante de Ferrán Adrià. Uno de los datos de su vida que más llaman la atención es que Martín está muy unido a la familia de Iñaki Gabilondo. «Mi difunto padre aprende el oficio con los padres de Iñaki, con José Ignacio y María Luisa, en el Mercado de La Bretxa, y toda la vida he oído a mi padre, a mi madre y a mi tía palabras de admiración fuera de lo normal hacia la familia Gabilondo», contó en La Sexta, como recogen en ¡Hola! «Mi padre viene de chico a aprender carnicería con los padres de Iñaki y vive con ellos. Y cuando mis padres abren la carnicería los padres de Iñaki ayudan un montón a mis padre», apostilló. Además, comentó que Iñaki, para él, es como su «hermano mayor, mi lección». «Me parece brutal tener la suerte de tener una familia al lado como la de ellos», concluyó el chef sobre su amistad.
Lo cierto es que Martín está especialmente unido a su familia, de los que ha hablado en varias ocasiones, y que son su mayor orgullo. «Ser donostiarra, amigo de mis amigos, hijo de Gabriela y Martín, haberme casado con Oneka, que es una mujer increíble, tener una hija y un yerno inmejorables y haber sido abuelo de Jara», explicó sobre qué le hacía feliz.
        