Las dos curiosas inversiones de Arguiñano que están relacionadas con su fuerte arraigo vasco
El chef no solamente ha depositado su dinero en su talentosa carrera como cocinero en su restaurante de Zarauz

Arguiñano, en una imagen de archivo. | Gtres
Karlos Arguiñano no solamente ha volcado parte de su vida en invertir en televisión y en su negocio de Zarauz, el cocinero, también, ha decidido utilizar su dinero para otros proyectos. Probablemente, dos de los más especiales —y curiosos— han sido en la pelota vasca, así como en el mundo de las motos, concretamente en MotoGP, Moto 2 y Moto3. De esta manera, Arguiñano ha cumplido uno de sus mayores sueños; invertir en uno de sus deportes favoritos y, sobre todo, que casa con su fuerte arraigo vasco. Todo esto ha hecho que Arguiñano pueda presumir de poder reposar su dinero, también, en aquellos lugares que no solamente cumplen con un objetivo financiero, sino personal.
Como decíamos, Karlos Arguiñano fue uno de los fundadores de Baiko Pilota —antes conocida como Asegarce—, una empresa dedicada profesionalmente a la pelota vasca. Esta compañía no solo gestiona competiciones y festivales, sino que también maneja licencias deportivas y organiza eventos vinculados a este deporte. Para Arguiñano, este proyecto tiene un componente muy sentimental: la pelota vasca forma parte de su herencia cultural y, al mismo tiempo, representa una apuesta empresarial sólida para diversificar su imperio más allá de la cocina y la televisión.
Arguiñano invirtió en la pelota vasca hace años
Sin embargo, la pandemia de COVID-19 supuso un duro golpe para Baiko Pilota. En 2020, la empresa registró unos ingresos de aproximadamente 2,3 millones de euros, lo que supuso una caída significativa respecto a años anteriores. Las pérdidas ese año ascendieron a 146.637 euros, según las cuentas presentadas. El motivo principal fue la suspensión de festivales y campeonatos de pelota a mano a partir del 12 de marzo de 2020, lo que afectó a toda la plantilla, incluidos los pelotaris profesionales. Para hacer frente a la crisis, Baiko tramitó un ERE por fuerza mayor que afectó a todos sus empleados (deportistas, técnicos y personal administrativo) entre marzo y junio de 2020.
Además, la tensión con algunos pelotaris se hizo pública: a finales de 2020, varios deportistas secundaron una huelga para protestar por recortes salariales del 20 % planteados por la empresa, como explican desde 20 Minutos. Algunos denunciaron que, a pesar de las pérdidas, Baiko y el holding de Arguiñano (Bainet) se estaban beneficiando de fondos públicos; se afirma que recibían una parte importante del dinero que la televisión pública vasca (ETB) invierte en pelota. Pese a las dificultades, en la memoria económica de la empresa se apunta a un posible repunte futuro: desde Baiko se justificaron las pérdidas por la situación puntual de la pandemia, confiando en que los beneficios volverían una vez la actividad se reanudara con normalidad.
Los problemas que se encontró
Por otro lado, Arguiñano siempre ha expresado una visión ambiciosa para el proyecto; antes de la pandemia hablaba de impulsar la pelota femenina, o incluso abrir gimnasios y centros deportivos dedicados al fitness vinculados a su marca deportiva. De esta manera, su inversión en la pelota vasca combina una pasión personal con una estrategia empresarial, pero no ha estado exenta de riesgos. La pandemia ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de un negocio muy ligado a eventos presenciales, y Arguiñano ha tenido que enfrentarse a pérdidas, a una reducción de actividad y a tensiones con los pelotaris.
La otra gran apuesta, sin duda, ha sido su equipo de motociclismo; el Arguiñano & Ginés Racing Team (AGR Team), junto con Ginés Guirado. Este proyecto arrancó con la ambición de competir al más alto nivel, especialmente en las categorías intermedias de Moto2 y Moto3. El equipo comenzó su andadura en el Campeonato del Mundo alrededor de 2012, y a lo largo de los años tuvo pilotos destacados. Por ejemplo, Jonas Folger logró sus dos victorias con AGR y varios podios, lo que supuso uno de los momentos más brillantes para el equipo. Además, AGR también apostó por jóvenes promesas y por dar oportunidades, con una estructura de «hospitality con ruedas» especialmente pensada para sus invitados, combinando la gastronomía —por la parte de Arguiñano— con la logística típica de un equipo de motos.
Las motos tampoco han sido su mejor baza
Fue en 2017 cuando AGR anunció, de forma repentina, que abandonaba el Mundial de Moto2 y Moto3 antes del final de la temporada. El motivo, según su comunicado oficial, eran «dificultades económicas» agravadas por «la falta de resultados». Además, hubo retos operativos: en una temporada anterior, sufrieron un incendio en Assen que destruyó parte de su camión de “hospitality” y la cocina móvil del equipo, lo que generó pérdidas materiales y logísticas. Otro problema relevante fue la visibilidad: muchas de las carreras en Moto2 y Moto3 se retransmitían por plataformas de pago, lo que limitaba la exposición para patrocinadores y dificultaba la rentabilidad. Tras la retirada del Mundial, AGR no desapareció por completo: su comunicado decía que iban a centrar sus esfuerzos en terminar la temporada en el FIM CEV de Moto2 y preparar un proyecto competitivo en ese campeonato. Sin embargo, su etapa en el Mundial de motociclismo se cerró con un gran costo emocional y económico para Arguiñano.
Por último, merece la pena mencionar un episodio simbólico; una de los pilotos de Moto3 de AGR era María Herrera, piloto española con mucho talento. Cuando AGR anunció su retirada del Mundial, la dejó sin montura para las últimas carreras de 2017. De esta manera, con ambos negocios, Arguiñano ha dado su visión como empresario en la que no tiene miedo a apostar por los negocios que más le apasionan. Al mismo tiempo, es consciente de que no todo puede salir siempre rentable. En la pelota vasca, ha demostrado su compromiso cultural y su ambición por profesionalizar un deporte tradicional, aunque la pandemia ha puesto en jaque buena parte de ese proyecto. En motocicletas, su equipo AGR fue una aventura valiente, con alturas importantes, pero también con costes elevados y dificultades para mantenerse en la élite.
