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Candela Tiffon, la mujer que sostiene a Serrat: familia acomodada y renunció a su vida pública

La exmodelo y el cantante se conocieron cuando ella estudiaba en Barcelona y Candela lo dejó todo por él

Candela Tiffon, la mujer que sostiene a Serrat: familia acomodada y renunció a su vida pública

Serrat y Candela Tiffon. | Gtres

Joan Manuel Serrat está triunfando en México. El icónico cantautor catalán se marchó al país maya hace unos días para presentar sus nuevos proyectos y, también, para mostrarse ante su público mexicano que ha demostrado ser uno de los más fieles. Lo cierto que el catalán, al contrario que su compañero, Joaquín Sabina, por el momento, no tiene pensado en dejar la música y retirarse y prefiere seguir al pie del cañón. Lo hace, además, de la mano de su mujer, Candela, quien siempre ha estado a su lado en los momentos más importantes de la vida y con quien ha demostrado que tiene una profunda conexión.

Candela y Serrat se conocieron a finales de los años 70 después de que el cantante se casara y formara una familia. Nacida en Barcelona en el seno de una familia acomodada —su padre fue un destacado directivo vinculado a la Feria de Muestras de la ciudad—, Candela creció en un entorno culto y estable. En su juventud realizó algunos trabajos como modelo y participó en campañas publicitarias, aunque muy pronto se apartó de cualquier exposición pública para llevar una vida discreta.

Quién es Candela Tiffon, la mujer de Serrat

Juan Manuel Serrat junto a su esposa Candela Tiffon en Oviedo. | Gtres

Conoció a Serrat cuando ella todavía era universitaria y él ya era un músico reconocido. A pesar de la diferencia de edad que los separaba, su relación se consolidó rápidamente y ambos apostaron por una vida en común marcada por la discreción y el respeto mutuo. En 1978 se casaron en Camprodón, en una ceremonia civil y muy íntima, fiel al estilo reservado que siempre han mantenido. Con el tiempo, formaron una familia con dos hijas, María y Candela, y han mantenido un hogar alejado del ruido mediático.

A lo largo de más de cuatro décadas juntos, Candela Tiffón ha sido el sostén emocional de Serrat, especialmente en los momentos de mayor vulnerabilidad. Estuvo a su lado en sus problemas de salud más delicados —como el infarto que sufrió y el posterior cáncer que superó—, acompañándole en silencio, sin la menor voluntad de protagonismo. Su presencia ha sido constante, discreta e imprescindible, hasta el punto de que muchos describen a Candela como «el gran amor» del artista, una especie de ancla que le ha permitido vivir con equilibrio y estabilidad fuera de los escenarios.

Cómo se conocieron, su historia de amor y su familia

Aunque no aparece en entrevistas ni suele ser fotografiada en actos públicos, su figura está muy presente en la vida íntima del cantautor. Serrat ha reconocido en diversas ocasiones el peso que tienen su familia y su esposa en su bienestar, y aunque no le haya dedicado canciones explícitas, es evidente que su relación ha sido un elemento central en su vida emocional y personal. Su historia, además, comenzó cuando ella estudiaba en la universidad de Barcelona —Candela es quince años más joven— y él ya era un destacado cantante, por lo que tuvieron que ajustar cada uno de sus mundos.

Joan Manuel Serrat conoció a Candela cuando ya era un cantante consolidado. | Gtres

Pronto formaron una familia y dieron la bienvenida a sus dos hijos; María y Candela. La familia ha sido clave en la vida del cantante: su apoyo constante y su pilar fuera de los escenarios. A lo largo de décadas han vivido tanto los éxitos de Serrat como sus momentos difíciles. Cuando él sufrió problemas graves de salud —incluyendo infarto y cáncer—, ella estuvo acompañándole con discreción y fortaleza. Aunque eso sí, su vida también ha estado marcada por esa renuncia que hizo a su vida pública. Pero ¿por qué tomó esa decisión?

Lo cierto es que hay varias razones que lo refuerzan. Porque su elección desde el principio ha sido mantener la intimidad: renunció a la vida pública vinculada al éxito mediático de Serrat y, también, porque vinieron años de relación en los que el artista tenía muchas novias mediáticas y romances públicos, pero con ella decidió apostar por la estabilidad, la discreción y un proyecto de vida conjunto. También, su rol ha sido «tras las cámaras»; ha constituido un pilar indispensable: madre, compañera, apoyo en salud y enfermedad, y testigo del legado de uno de los artistas más importantes de España.

Los dos momentos complicados que han vivido por la salud de Serrat

Tras casarse en 1978, ambos se instalaron en Barcelona, la ciudad que marcó su historia personal. Su vida doméstica se desarrolló sin ostentación, con una rutina alejada de la bohemia que muchos imaginaban en torno a un cantautor de su talla. Candela, de carácter reservado y afable, asumió con naturalidad el papel de sostén emocional del hogar. Mientras Serrat viajaba, componía y giraba por medio mundo, ella garantizaba estabilidad y continuidad, creando un ambiente cálido donde el músico podía descansar de la exposición permanente.

La llegada de sus dos hijas, María y Candela, consolidó aún más ese proyecto familiar. Serrat siempre ha expresado que la paternidad le dio un nuevo sentido a su vida, y parte de esa serenidad tuvo que ver con el equilibrio que Candela supo instaurar en casa. La educación de sus hijas se llevó con discreción absoluta: lejos de los flashes, centrada en transmitirles valores firmes, sensibilidad artística y una profunda conexión con la tierra y la cultura. Con los años, su familia se amplió con la llegada de nietos, y Serrat ha hablado con ternura de ese rol de abuelo que disfruta sin prisas. Candela, nuevamente, ocupa en esta etapa el lugar que siempre ha preferido: el de presencia constante y tranquila, celebrando los vínculos, cuidando los detalles y protegiendo la armonía del entorno familiar.

Hoy, tras más de cuatro décadas juntos, su vida familiar es una historia de fidelidad, respeto y madurez. Han construido un hogar donde el éxito artístico nunca ha sido protagonista, sino un elemento más dentro de una convivencia tejida con afecto, sentido del humor y una enorme complicidad. Es ahí —en esa vida cotidiana compartida con Candela— donde Serrat encuentra la raíz de su equilibrio y la intimidad que le ha permitido ser quien es.

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