Hospitalizado un activista de Pussy Riot con supuestos signos de envenenamiento
El activista Piotr Verzílov, miembro del grupo punk Pussy Riot, ha sido ingresado en un hospital de Moscú en estado «crítico» y con supuestos signos de envenenamiento, ha denunciado este jueves la banda en página de Facebook. «Nuestro amigo, hermano y camarada Piotr Verzilov se encuentra en cuidados intensivos. Su vida está en peligro. Creemos que ha sido envenenado», ha publicado Pussy Riot.
El activista Piotr Verzílov, miembro del grupo punk Pussy Riot, ha sido ingresado en un hospital de Moscú en estado «crítico» y con supuestos signos de envenenamiento, ha denunciado este jueves la banda en página de Facebook. «Nuestro amigo, hermano y camarada Piotr Verzilov se encuentra en cuidados intensivos. Su vida está en peligro. Creemos que ha sido envenenado», ha publicado Pussy Riot.
Su pareja, Veronika Nikúlshina, ha indicado al diario digital Meduza, dirigido por el propio Verzílov, que éste «empezó a perder la vista, el habla y movilidad«. El pasado martes fue hospitalizado en la unidad de toxicología del Hospital Clínico Bakhrushin.
Nikúlshina ha explicado que su pareja empezó a encontrarse mal poco después de una visita a un tribunal este martes. A las seis de la tarde, hora local, el integrante de Pussy Riot se acostó para descansar y cuando ella llegó a casa dos horas después «se despertó y dijo que estaba empezando a perder la vista». «Entre las ocho y las diez su estado empeoró gradualmente. Primero fue su vista, después su capacidad de habla y después la de moverse», ha contado Nikúlshina a Meduza.
«Cuando llegaron los paramédicos, respondió a todas sus preguntas y les aseguró que no había comido nada«, ha relatado su pareja. Fue entonces cuando su estado empeoró rápidamente y «empezó a convulsionar«. «En el camino al hospital, en la ambulancia, ya estaba balbuceando. Cayó en un estado medio inconsciente y dejó de responder y de reconocerme», prosiguió Nikúlshina.
Los médicos que lo atendieron no hallaron «nada malo» en su diagnóstico preliminar, pero en torno a la una de la madrugada «repentinamente trasladaron a Verzílov a la unidad de toxicología del hospital», ha contado Nikúlshina. El personal se negó a decirle que al activista le habían diagnosticado un envenenamiento, alegando que únicamente era la pareja de hecho del paciente, por lo que no tenía «ningún derecho» a ser informada del resultado de los análisis.
Sus amigos también han denunciado que la madre del activista quiso visitar a su hijo en el hospital el miércoles por la tarde, pero el personal de la clínica no le permitió ver a Verzílov e «incluso rehusaron comentarle su estado de salud y diagnóstico preliminar». «En el hospital, le dijeron que no tenían el permiso para dar esa información. Le dijeron que se fuera y fueron irrespetuosos. Dijeron que no podía quedarse e insistieron en que no podían darle ningún dato sobre su hijo hasta que él mismo firmase la autorización», ha informado el diario digital. Sus amigos, además, denuncian que Verzílov no puede firmar ningún permiso en su estado .
Verzílov es uno de los cuatro activistas que saltaron al campo del estadio Luzhnikí durante la final del Mundial de fútbol disputada entre Francia y Croacia. «El médico dijo que su estado era grave, pero que su salud empezaba a mejorar y él comenzaba a responder a su nombre», ha informado su pareja.