Repasamos algunos de los ataques del movimiento Black Lives Matter a personajes históricos
El movimiento Black Lives Matter ha desatado en los últimos meses una suerte de furia iconoclasta en Estados Unidos y, en general, en todo Occidente. Los manifestantes han atacado estatuas y otros símbolos que representaban a prominentes figuras de los Estados Confederados de América o a personajes que se sabe que fueron dueños de esclavos. Dejando al margen el principio de que es problemático juzgar el pasado con los ojos del presente, estos actos vandálicos entran dentro de la lógica revisionista y antirracista del movimiento.
El problema es que la purga no ha acabado ahí. Junto a esos que el Black Lives Matter considera “villanos de la historia”, las estatuas de otros personajes que poco tienen que ver con esta polémica también se han visto arrastradas por la censura retroactiva de las hordas.
A continuación repasamos algunos de los ataques más sonados y surrealistas realizados al calor del Black Lives Matter:
Winston Churchill
El pasado junio la estatua de Winston Churchill que preside la Parliament Square de Londres fue pintarrajeada con las palabras “was a racist”, señalando que el antiguo primer ministro fue un racista. Las autoridades limpiaron rápidamente el grafiti y cubrieron la estatua para protegerla de futuros ataques.
Pero, ¿qué le achacan los miembros del Black Lives Matter a Churchill? Por lo visto, la afrenta del ‘premier’ tiene que ver con un episodio de la Segunda Guerra Mundial. En 1943, la región india de Bengala, por entonces territorio británico, sufrió una gran hambruna por la que murieron un millón y medio de personas.
Lo cierto es que se antoja forzado sostener que Churchill dejara morir de hambre voluntariamente a cientos de miles de personas por odio racista. En cambio, no parece descabellado pensar que su atención estuviera dirigida a esa pequeña escaramuza llamada Segunda Guerra Mundial. De hecho, una de las principales causas de la hambruna fue la invasión japonesa de Birmania, que desestabilizó la región y provocó la situación de emergencia humanitaria.
David Hume
Hace unas semanas se conoció la noticia de que la Universidad de Edimburgo había decidido retirar el nombre de David Hume de uno de los edificios de su campus. El motivo, una nota al pie en una de las obras del filósofo escocés, ‘De los caracteres nacionales’, publicada en 1748. Allí, Hume afirmaba que “los negros y en general todas las otras especies de hombres son naturalmente inferiores a los blancos”.
El racismo presente en los comentarios de Hume está fuera de toda duda. Sin embargo, la polémica sí da pie a una pregunta legítima: ¿cabe ‘cancelar’ por completo la figura de uno de los padres de la Ilustración y del empirismo por una nota al pie en una de sus obras menores? Eso por no mencionar que el concepto mismo de racismo es posterior a la época de Hume.
Fray Junípero Serra
No por nada al franciscano mallorquín Fray Junípero Serra le conocen por tierras americanas como el Apóstol de California. Este fraile del siglo XVIII fundó nueve misiones en esta región de Estados Unidos y presidió otras quince a lo largo de todo el territorio.
En esas misiones, Fray Junípero y sus compañeros se dedicaban no sólo a enseñar la doctrina cristiana a los indígenas, sino que les instruían en nociones de vida como la agricultura, la ganadería y otras artes manuales. En una palabra, el santo español (el papa Francisco lo canonizó en 2015) no solo se encargaba de las almas de sus fieles, sino que aumentó considerablemente su bienestar material.
Los manifestantes que en junio derribaron la estatua de Fray Junípero en Los Ángeles no parecen tener en cuenta estos méritos, al contrario que las instituciones estadounidenses, que no han olvidado su legado. Así, Junípero Serra es el único ciudadano español representado en una de las salas más exclusivas del Capitolio (el edificio que alberga las dos cámaras del Congreso de Estados Unidos). Se trata del Salón Nacional de Estatuas, donde se guardan un total de cien efigies de americanos ilustres, dos correspondientes a cada estado. Como es natural, la imagen de Junípero Serra se conserva allí a propuesta del estado de California.
Robert Bruce
Roberto I de Escocia, más conocido como Robert the Bruce, fue, junto con William Wallace, uno de los grandes artífices de la primera independencia escocesa de Inglaterra en el siglo XIV.
El pecado de Bruce para los miembros del movimiento Black Lives Matter estriba en que Escocia envió a España una fuerza de siete caballeros y veinte escuderos para combatir a los sarracenos junto a las tropas del rey Alfonso XI de Castilla. El problema es que la expedición partió de Escocia, no se lo pierdan, cuando Robert Bruce ya había muerto.
Matthias Baldwin
Seguramente el más desconocido de estos personajes, pero también el que ha protagonizado el caso más surrealista. La estatua del empresario ferroviario del siglo XIX Matthias Baldwin, en Philadelphia, fue ‘decorada’ con los epítetos de “colonizador” y “asesino”.
La incoherencia viene del hecho de que Baldwin fue uno de los más notables abolicionistas de la esclavitud en su época. Como botón de muestra de su postura hacia los negros, Baldwin fundó y sufragó una escuela para niños afroamericanos en Philadelphia.
Como suele ocurrir en estos casos, el ataque ha conseguido el efecto contrario al deseado. Así lo puso de manifiesto el pasado junio Jim Fennel, presidente de la Asociación de Amigos de Matthias Baldwin. Según Fennel, parece que gracias al acto de vandalismo “la gente se está fijando en él de repente y descubriendo que era un abolicionista y que hizo todo tipo de cosas para apoyar a los afroamericanos, incluido el integrarlos entre sus empleados”.