Etiopía volvió a bombardear hoy la capital de Tigray, Mekele, en la ofensiva que inició el pasado día 4 contra esa región rebelde, y se ratificó en su reticencia a aceptar una negociación para resolver un conflicto cada vez más internacional.
«Un ataque aéreo ha ocurrido hoy en la mañana alrededor de las 10:45 horas en una área llamada Kedamay Woyane» en Mekele, confirmó en un comunicado el Frente de Liberación de Tigray (TPLF), partido que gobierna la región norteña, fronteriza con Eritrea y Sudán.
El Frente señaló que en esa zona se alza una iglesia, pero las autoridades de Adís Abeba aseguraron que ahí había un almacén de armamento. Según fuentes gubernamentales etíopes, helicópteros de la Fuerza Aérea federal han sobrevolado la ciudad de Mekele. No ha trascendido, ni por parte del Ejecutivo etíope ni del TPLF, si el ataque ha causado víctimas.
El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ordenó el ataque después de que el TPLF lanzara el pasado sábado por la noche varios cohetes contra Asmara, capital de Eritrea, país aliado de Etiopía en el Cuerno de África y al que el gobierno tigriña acusa de haber intervenido en la contienda a favor de su socio regional.
La acometida de las fuerzas de Tigray supuso un paso en la escalada bélica que implica una internacionalización del conflicto y que recibió los reproches de Estados Unidos.
«EEUU condena enérgicamente los ataques injustificables del TPLF contra Eritrea el 14 de noviembre y sus esfuerzos por internacionalizar el conflicto en Tigray. Seguimos instando a que se tomen medidas inmediatas para proteger a los civiles, reducir las tensiones y restablecer la paz», afirmó el subsecretario de Estado de EEUU para Asuntos Africanos, Tibor Nagy.
Hasta la fecha, Abiy, ganador del Premio Nobel de la Paz de 2019, ha ignorado los llamamientos internacionales a una desescalada del conflicto y, además, se resiste a aceptar una negociación con el TPLF para resolver la crisis.
La guerra, a su vez, está provocando una crisis humanitaria que se complica cada día por la salida de miles de personas que huyen del conflicto. Más de 25.000 personas han escapado de la violencia de la región al vecino Sudán desde que empezó la contienda, informó hoy la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
«Más de la mitad de los refugiados son niños. Llegan cansados y agotados después de caminar distancias muy largas y traen muy pocas pertenencias», alertó ACNUR en su cuenta de Twitter, al remarcar que «la situación está empeorando y se necesita urgentemente más apoyo».
Abiy forzó la dimisión de muchos altos cargos tigriñas y comenzó un intento de extirpar el etnicismo de la política reformando el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope en el Partido de la Prosperidad, con el que busca postularse a las elecciones y del que se desvinculó el TPLF.
Tigray permanece aislada y con las telecomunicaciones cortadas desde que comenzó esta ofensiva en represalia por un ataque de las fuerzas del TPLF a una base del Ejército etíope en la región, por lo que resulta difícil la verificación independiente de información.