El viaje de Francisco estuvo marcado por su encuentro con el líder chií Ali al Sistani, así como por su visita a Mosul, símbolo del horror yihadista
El Papa Francisco llegó este lunes al aeropuerto de Ciampino, en Roma, de regreso de su histórico viaje a Irak, que le llevó el pasado viernes a ese país y que ha estado marcado por su encuentro con el líder chií Ali al Sistani y su defensa de los cristianos y otras minorías perseguidas por los terroristas del Estado Islámico (EI) .
La visita de Francisco a Irak estuvo marcada por la histórica reunión que mantuvo el pasado sábado en Nayaf con el gran ayatolá Al Sistiani, líder espiritual de los chiíes, la otra rama del Islam junto a los suníes, y se enmarca en los pasos dados del papa para reforzar el diálogo con el islam.
El pontífice ya se había reunido en 2019 con el gran imam Ahmed al Tayeb, jeque de la mezquita de Al Azhar, la institución más importante del islam suní.
Además, Francisco mantuvo en Ur, considerado el lugar de nacimiento de Abraham, profeta de las tres religiones monoteístas, un encuentro con los representantes de las otras religiones presentes en Irak.
El otro momento destacado fue su visita el domingo a la devastada Mosul, símbolo del horror yihadista, para rezar por las víctimas de todas la guerras.
También viajó a Qaraqosh, la mayor ciudad cristiana de Irak, para dar consuelo a los cristianos perseguidos por el EI e impulsar su reconstrucción, y su último acto fue una misa multitudinaria en Erbil, capital del Kurdistán, donde agradeció al pueblo kurdo su acogida de cientos de miles de refugiados que huyeron de las atrocidades del EI.