El Ejército birmano toma una ciudad rebelde tras intensos combates
Las fuerzas de la junta militar tomaron Mindat durante la tarde del sábado y forzaron la retirada del recién formado grupo de la Fuerza de la Defensa Chin
Las fuerzas de la junta militar tomaron Mindat durante la tarde del sábado y forzaron la retirada del recién formado grupo de la Fuerza de la Defensa Chin
Las fuerzas rebeldes opuestas a la junta militar de Birmania se han retirado de la ciudad de Mindat, al noroeste del país, tras tres días de intensos combates y ante el asedio del Ejército, que había atacado a la población civil con bombardeos aéreos y artillería pesada, informó el domingo la prensa local.
Según el periódico digital ‘Myanmar Now’, las fuerzas de la junta militar tomaron Mindat durante la tarde del sábado y forzaron la retirada del recién formado grupo de la Fuerza de la Defensa Chin, que prefirió parar los combates dentro de esta ciudad de 50.000 habitantes para evitar su destrucción.
«No nos retiramos por completo, algunos seguimos en la ciudad. Su estrategia es rodearnos. No responderemos a sus ofensivas dejando que la ciudad quede destruida», declaró a Myanmar Now un miembro del grupo rebelde.
Al menos cinco civiles y cinco militares han muerto en los enfrentamientos en los últimos días, según las cifras confirmadas por la prensa local, aunque se teme que el número aumente de forma considerable a medida que la información se haga accesible.
La retirada de las fuerzas opuestas a la junta militar se produjo después de que las embajadas de Estados Unidos y el Reino Unido exigieran anoche el fin de la violencia militar contra civiles.
«El uso de armas de guerra por los militares contra civiles, incluido el de esta semana en Mindat, es una demostración más de las profundidades a las que se hundirá el régimen para agarrarse al poder. Llamamos a los militares a cesar la violencia contra civiles», reclamó en Twitter la cancillería estadounidense.
Por su parte, la Embajada del Reino Unido recordó que «los ataques a civiles son ilegales y no se pueden justificar» y llamó a enviar pruebas de las atrocidades cometidas por los uniformados a Naciones Unidas.
Los combates en la zona se habían intensificado en los últimos días a pesar de que el jueves la junta militar, en el poder desde el golpe de Estado del 1 de febrero, declaró la ley marcial en Mindat como respuesta a una serie de ataques de la Fuerza de la Defensa Chin.
Varias guerrillas de las minorías étnicas, que representan un tercio de los 53 millones de birmanos, llevan alzadas en armas desde hace décadas para pedir más autonomía o la independencia y algunas han expresado su apoyo al movimiento de desobediencia civil contra la junta militar.
Mientras los combates prosiguen en zonas fronterizas, cientos de personas volvieron a salir el domingo a protestar en las principales ciudades del país, como Rangún y Mandalay, en contra de la junta militar, a pesar de la fuerte represión, con 790 muertos según los últimos datos de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos.
El Ejército birmano dirigido por el general Min Aung Hlaing justifica el golpe de Estado por un supuesto fraude electoral en los comicios de noviembre, en los que arrasó el partido de Aung San Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, y que cuentan con el aval de los observadores internacionales.