Borrell, sobre Marruecos: si un país rompe un acuerdo es normal que haya "consecuencias"
El alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea se refiere a la reciente crisis diplomática con Marruecos
El jefe de la diplomacia europea se ha referido a la reciente crisis diplomática entre España y el reino alauí
El alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, consideró hoy «normal» que si un país rompe un acuerdo de colaboración con la UE haya «consecuencias», en alusión a la reciente crisis diplomática y migratoria con Marruecos.
«Es normal que en la Unión Europea se movilice políticamente» cuando hay problemas en sus fronteras exteriores y «que plantee que hay unos acuerdos de asociación que si se rompen por un lado tendrían que tener consecuencias para el otro», afirmó en una entrevista el responsable de la diplomacia de la UE, quien se mostró a favor de «reconstruir» la cooperación con Marruecos.
«Está claro que si los acuerdos se rompen por un lado, el otro lado también va a considerar su aplicación. Pero hay que utilizar un lenguaje que nos permita recomponer los desencuentros porque de lo contrario pasará como otros conflictos más graves. Hay que evitar que las cosas se agraven», insistió.
Desde que en 2000 entró en vigor el Acuerdo de Asociación entre la UE y Marruecos, este país se ha convertido gradualmente en un socio privilegiado de los Veintisiete en el ámbito cooperación, así como cooperación comercial, técnica y para el desarrollo.
Solo desde 2007, el país se ha beneficiado de casi 14.000 millones de euros del Instrumento Europeo de Vecindad y de la Plataforma de Vecindad, una cantidad que aspira a ampliar en las partidas presupuestarias asignadas para el periodo 2021-2007.
Lo sucedido en Ceuta, donde entre el lunes y martes llegaron mas de 8.000 migrantes, muchos menores, Borrell lo interpreta más como «advertencias» que como «amenazas», un término que no comparte para definir el incidente diplomático con el país norteafricano por no vigilar su frontera con España y permitir ese flujo migratorio.
«Es evidente que hay problemas de relaciones diplomáticas que a veces desencadenan problemas migratorios», señaló Borrell, sobre este caso que se originó, entre otras cosas, por la acogida en España por razones sanitarias de un líder del Frente Polisario, que Borrell no comentó.
Su labor, insistió, es «volver a construir relaciones positivas», aunque «advirtiendo que no se pueden utilizar determinados instrumentos y que la emigración tiene que ser un proceso regulado, ordenado», y eso implica también luchar contra los traficantes y estabilizar los países de tránsito de los flujos.
Y advirtió que no es bueno que la migración se asocie con «desorden, saltos de frontera, violaciones de frontera y personas que mueren asumiendo riesgos en manos de traficantes», por ello abogó por «ordenar el flujo para que los migrantes que necesitamos puedan llegar de una manera ordenada y regulada».