(VÍDEO) Derriban en Canadá las estatuas de la reina Victoria y la reina Isabel II tras el hallazgo de unas tumbas de niños indígenas
Casi mil tumbas sin identificar fueron halladas en antiguas escuelas residenciales en Columbia Británica Saskatchewan
Casi mil tumbas sin identificar fueron halladas en antiguas escuelas residenciales en Columbia Británica Saskatchewan
Después del descubrimiento de los restos de cientos de niños indígenas sin identificar en fosas comunes, la indignación en Canadá se ha ido acrecentando. Esta vez golpeando directamente a la realeza. Unos manifestantes derribaron estatuas de las reinas Victoria e Isabel II en la ciudad de Winnipeg, al grito de «sin orgullo por el genocidio». El suceso tuvo lugar este jueves en la celebración del Día de Canadá.
Sin embargo, han sido varias las ciudades que no realizaron eventos este año por el escándalo sobre los niños indígenas, que ha llevado a muchos canadienses a hacer frente a su historia colonial. El primer ministro, Justin Trudeau, dijo que el día debería ser «un momento de reflexión».
Los manifestantes, muchos de los cuales vestían ropa naranja, aplaudieron cuando la estatua de la reina Victoria cayó frente a la legislatura provincial de Manitoba. Además, patearon la derribada estatua y bailaron a su alrededor. El pedestal y la estatua fueron pintados con marcas de manos en color rojo. Por otro lado, una estatua cercana de la reina Isabel también fue derribada.
Pero no han sido las únicas represalias. Otras protestas en apoyo a los niños indígenas también se llevaron a cabo el jueves en Toronto, mientras una marcha bajo el lema #CancelCanadaDay (#Cancela el Día de Canadá) en la capital Ottawa atrajo a miles de personas en apoyo a las víctimas y sobrevivientes del sistema escolar residencial.
Casi mil tumbas sin identificar fueron halladas en antiguas escuelas residenciales en Columbia Británica Saskatchewan, que estaban dirigidas mayormente por la Iglesia Católica y financiadas por el gobierno. Durante 165 años y tan recientemente como en 1996, las escuelas separaban a la fuerza a los niños indígenas de sus familias, sometiéndolos a desnutrición y abuso físico y sexual en lo que la Comisión de la Verdad y Reconciliación calificó de «genocidio cultural» en 2015.