Los talibanes siguen sin permitir la reapertura de las escuelas para niñas a pesar de las críticas
Según los talibanes, están trabajando en las «guías y regulaciones» de las escuelas secundarias y de educación superior femeninas para que se cumpla con la sharía o ley islámica
Según los talibanes, están trabajando en las «guías y regulaciones» de las escuelas secundarias y de educación superior femeninas para que se cumpla con la sharía o ley islámica
Los talibanes mantuvieron este jueves su postura de no permitir la reapertura de las escuelas de educación secundaria para niñas, a pesar de numerosas críticas como la realizada hoy por la organización Amnistía Internacional (AI).
En tres de las 34 provincias afganas, concretamente las norteñas Sar-e-Pol, Balkh y Kunduz, muchas de las escuelas secundarias femeninas han reabierto, pero el portavoz talibán Bilal Karimi remarcó que lo han hecho sin permiso y de forma ilegal.
«Hasta el momento no hemos hecho ninguna declaración oficial ni hemos tomado ninguna decisión para ordenar la reapertura de las escuelas de niñas en ninguna zona o provincia específica. En algunas zonas las clases se reanudaron extraoficialmente, sin ninguna orden ni decreto oficial«, afirmó el portavoz.
Las autoridades, señaló, trabajan en las «guías y regulaciones» de las escuelas secundarias y de educación superior femeninas para que se cumpla con la sharía o ley islámica, algo que ya repetían durante su anterior régimen entre 1996 y 2001, cuando no se permitió el regreso de las niñas al colegio.
Ante la postura de los talibanes, AI instó este jueves en un comunicado a los fundamentalistas a «permitir que las niñas regresen de inmediato a las escuelas».
«En la actualidad, a las niñas en Afganistán se les prohíbe regresar a la escuela secundaria. En el país, los derechos y aspiraciones de toda una generación de niñas son rechazados y aplastados», remarcó la secretaria general de AI, Agnés Callamard, que calificó la decisión de los talibanes de «discriminatoria, injusta» y de violar el derecho internacional.
AI, sin embargo, pidió a la comunidad internacional, tras cortar los fondos de ayuda con la llegada de los talibanes al poder el pasado 15 de agosto, que garantice la financiación para el sector educativo en Afganistán, ya que de no hacerlo estarían negando «a millones de estudiantes afganas el derecho a la educación».
Las niñas quieren estudiar
El Gobierno islamista abrió los colegios el pasado 18 de septiembre, pero en el caso de la educación femenina limitó por el momento el acceso a los centros a las estudiantes de primaria.
«Como directora del colegio, tuve que apagar mi teléfono durante más de una semana porque no tengo una respuesta para mis jóvenes alumnas de por qué ellas y sus maestras no pueden asistir a la escuela o de cuándo podrán reanudar sus estudios«, dijo Tahiri, que dirige una escuela en la provincia occidental de Herat.
Tahiri considera que esta prohibición «no trae buenas consecuencias» para las afganas, ya que «ha inyectado miedo en el corazón de todas las niñas de este país, matado su moral y destrozado sus esperanzas para el futuro», lamentó.
La directora indicó que esta situación está empujando a todas aquellas mujeres que tienen estudios o quieren continuar con su educación a huir de Afganistán, y agregó que varias maestras cualificadas ya han abandonado el país sin intención de volver.
Impacto psicológico
La prohibición de los talibanes a que las estudiantes mayores no inicien por el momento el curso ha causado además un enorme impacto psicológico entre alumnas y maestras.
«Cuando llego a la escuela por la mañana, varias niñas de secundaria y sus padres esperan detrás de la puerta y me preguntan cuándo van a poder reanudar sus clases«, apuntó Karima Kohistani, una maestra de primaria residente en Kabul.
Kohistani explicó que incluso una de sus estudiantes tuvo que ser trasladada a Pakistán por su familia después de sufrir un trastorno mental.
«Algunas de mis alumnas de secundaria me han dicho: ‘es mejor morir a vivir una vida así, estamos presas en nuestras casas’«. Además, señaló, «algunas maestras de escuela secundaria están desanimadas, al haber perdido su única fuente de ingresos».
Sin embargo, al igual que otras maestras en la clandestinidad, Kohistani ha decidido habilitar su casa como escuela, dando inicio a su resistencia particular para combatir la oscuridad islamista.
«Ya se han inscrito unas 50 niñas de secundaria para una clase informal en mi casa», reveló.
Fuente: EFE