Tres países africanos resucitan el gasoducto transahariano en plena invasión de Ucrania
La infraestructura suministrará gas natural de Níger, Argelia y Nigeria y permitirá a Europa cubrirse las espaldas ante posibles cortes de gas ruso
Níger, Argelia y Nigeria resucitan el gasoducto transahariano. El proyecto se propuso por primera vez en los años 70 del siglo pasado, pero la falta de seguridad en la zona y los problemas de financiación demoraron su puesta en marcha. La infraestructura servirá para traer gas natural de estos países a Europa, que se cubrirá las espaldas ante futuros cortes de gas por parte de Rusia, aunque este país asegura que la UE no tendrá problemas de suministro. La invasión de Ucrania ha encarecido el producto un 60% respecto al día anterior.
El acuerdo entre los tres países africanos se produjo la semana pasada, durante la tercera edición del Foro de Minería y Petróleo celebrado en Niamey, capital de Níger. Lo suscribieron Mahamane Sani Mahamadou, ministro de Energía de Níger; Mohamed Arkab, su homólogo en Argelia; y Timipre Sylva, ministro de Recursos Petroleros de Nigeria. «Será un proyecto transformador para todos. Traerá puestos de trabajo y nos ayudará a monetizar nuestras reservas», apuntó Sylva.
Alternativa tras la crisis ucrania
El gasoducto tendrá una longitud superior a los 4.000 kilómetros y unirá la ciudad de Warri, en Nigeria, con Hassi R’Mel, el campo de gas más grande de Argelia y uno de los más extensos del mundo. El coste de la infraestructura alcanzará los 13.000 millones de euros y la mayor parte de la inversión se realizará en Níger, según informa la Cámara Africana de Energía.
Esta institución considera que la infraestructura es «fundamental» para el continente y que dará un gran impulso al uso del gas africano. Aún no hay fecha para el inicio de los trabajos, explica a THE OBJECTIVE una portavoz de la embajada de Nigeria en España. Una vez terminado se estima que transportará 30.000 millones de metros cúbicos de gas al año a Europa a través de «la estratégica costa mediterránea de Argelia». Una cantidad similar al consumo anual de España.
La invasión rusa de Ucrania ha puesto en alerta a los países europeos ante la previsible escasez de gas. El martes, durante la cumbre que los países exportadores celebraban en Doha (Qatar), el ministro de Energía ruso, Nikolái Shulginov, afirmó que su país cumpliría los contratos y seguiría exportando gas a Europa. El suministro, aseguró, estará garantizado pese a las tensiones bélicas, aunque la credibilidad de las autoridades rusas está bajo mínimos.
La inminente escalada militar trae aparejada distintas sanciones económicas. El objetivo es disuadir a Vladimir Putin del ataque militar. El miércoles, el canciller alemán, Olaf Scholz, suspendió el certificado del gasoducto Nord Stream 2, que estaba a punto de comenzar a operar. La infraestructura, que pertenece a la compañía rusa Gazprom, se antoja vital para el suministro germano, pero a priori no supone un problema para la UE.
Aumento del precio del gas
Los expertos coinciden, eso sí, en que la decisión va a desatar un alza en los precios del gas. Este jueves aumentaron un 60%. El megavatio/hora rozó los 142 euros, lo que supone el nivel más alto desde diciembre y siete veces más de lo que costaba hace un año. Por eso la importancia de contar con una alternativa a Rusia para el suministro del gas. Un papel que en unos años podría cumplir el gasoducto transahariano y que ahora desempeñan EEUU y Qatar.
Actualmente, Argelia suministra casi el 10% del gas que consume la UE a través de los gasoductos Medgaz y Transmed. España es uno de los países que depende históricamente del gas argelino. Hace menos de un mes, las autoridades magrebíes garantizaron al ministro de Exteriores, José Manuel Albares, que cumplirían con el suministro pese a la crisis diplomática que mantiene nuestro país con Marruecos, por donde pasa parte del producto.
Casi la mitad del gas licuado que ha llegado en las últimas década a España procedía de Argelia. Sin embargo, en los últimos años ha sido desbancado en varias ocasiones por Estados Unidos. En enero, en plena incertidumbre geopolítica, el país norteamericano suministró el 35% del gas que llegó a nuestro país. La construcción del gasoducto transahariano puede volver a cambiar el escenario, aunque desde el Ministerio para la Transición Ecológica prefieren no hacer declaraciones.
La idea de transportar gas natural de Nigeria y Argelia hasta Europa a través del gasoducto transahariano no es nueva. La propuesta se lanzó en los años 70 del siglo pasado, pero la falta de seguridad en la zona y la ausencia de inversores acabó por enterrar el proyecto. Las empresas públicas de ambos países lo recuperaron en 2002. Tres años más tarde solicitaron un estudio de viabilidad que concluyó que el conducto era técnica y económicamente viable. La crisis de los rehenes en In Amenas en 2013 volvió a dar al traste con la operación. Hasta ahora.
Cumbre de Doha
«Reiniciar este proyecto envía un mensaje claro a los inversores y socios de Europa y África. Las cosas están cambiando en nuestro continente. Presionaremos para que se anuncien nuevos acuerdos durante la Semana Africana de la Energía, que se celebra en octubre en Ciudad del Cabo», declaró NJ Ayuk, presidente de la Cámara Africana de Energía. Hace apenas un mes, el dirigente reclamó bancos de energía africanos para no depender del apoyo extranjero.
Argelia es una potencia del gas. Un papel al que aspira Níger, que el próximo año finalizará el oleoducto Níger-Benin, que se extiende desde la prolífica cuenca Agadem hasta Cotonou, frente a la costa de Benin. Gracias a este proyecto, el país centroafricano pasará de producir 20.000 a más de 120.000 barriles diarios de crudo. Los comercializará una empresa china.
El sector de hidrocarburos representa actualmente el 35% del PIB de Níger, pero su crecimiento podría llevarlo hasta la séptima cumbre de exportadores de gas, que se celebrará en Argelia. Así lo anunció el martes en Doha ante el exclusivo grupo de 12 países que representan el 70% de las reservas mundiales de gas. Sus representantes mandaron un mensaje de calma a los mercados ante la crisis ucraniana y admitieron que, a corto plazo, reemplazar a Rusia como principal suministrador de gas a Europa es «imposible».