El Movimiento 5 estrellas lanza un ultimátum a Draghi para no dejar caer el Gobierno de Italia
Conte se reunió con Draghi y le entregó un documento con las reclamaciones de su partido, después de semanas de tensiones por cuestiones económicas
El partido italiano Movimiento 5 Estrellas (M5S) mantuvo este miércoles su apoyo a la coalición de Gobierno dirigida por el primer ministro italiano, Mario Draghi, pero a cambio de un viraje en la gestión económica, un dardo con aires de ultimátum lanzado tras semanas de desavenencias.
«Estamos dispuestos a seguir compartiendo la responsabilidad de Gobierno» pero hacen falta cambios importantes, explicó el líder de la formación, Giuseppe Conte, a su salida del romano Palacio Chigi, sede del Ejecutivo.
Conte se reunió con Draghi y le entregó un documento con las reclamaciones de su partido, después de semanas de tensiones por cuestiones económicas e incluso por los recelos del M5S a seguir armando a la resistencia ucraniana.
En el texto se piden «medidas extraordinarias» contra la inflación, reducir la cuña fiscal a trabajadores y empresas, un salario mínimo y mantener la «Renta de Ciudadanía», un sistema de subsidios creado por el M5S en su etapa de Gobierno (2018-2020) y su medida estrella.
Ahora la pelota está en el tejado de Draghi, que deberá decidir si acepta las reclamaciones de sus socios: «Es justo que se tome un poco de tiempo para valorarlas», reconoció Conte.
La última discordia
El cara a cara entre Conte y Draghi, los dos últimos primeros ministros del país, se produjo pocas horas antes de que la Cámara de los Diputados empiece a debatir la conversión en ley de un controvertido decreto con ayudas contra la crisis y la inflación.
El decreto, engrasado con 23.000 millones de euros, entre otras cosas reparte bonos de 200 euros «una tantum», una sola vez, a los trabajadores y pensionistas con rentas por debajo de los 35.000 euros anuales pero para Conte «no basta».
«Debemos intervenir en apoyo de las familias y de las empresas con una medida extraordinaria», instó, aunque sin proponer otra solución, tal y como señalaron algunos legisladores.
El principal escollo es el llamado «Superbonus» en el sector de la construcción, propuesta del M5S para permitir a los dueños de inmuebles ceder parte de sus detracciones fiscales a bancos a cambio de dinero de inmediato para empezar eventuales obras.
Mientras Conte pide refinanciar esta medida, Draghi y el resto de partidos de la coalición dudan o lo rechazan.
Estas desavenencias se han abierto después de semanas de reproches entre el M5S y el Gobierno, sobre todo a cuenta del recelo de dicha formación a seguir armando a la resistencia ucraniana.
La hora de la verdad
En todo caso, la pugna se zanjará en breve en el Parlamento. Y de no acercar posturas, el M5S podría votar en contra desmarcándose del resto de la coalición de Draghi, apoyada por todo el hemiciclo menos por el partido ultraderechista Hermanos de Italia y otros pequeños grupos, lo que evidenciaría que la alianza gubernamental, hilvanada a toda prisa en febrero de 2021 para evitar el caos en plena crisis de la pandemia, está rota.
Por el momento Conte no ha desvelado lo que votará su partido, sino que lo valorará con el resto de su directiva esta misma tarde, porque el tiempo apremia.
El decreto se votará mañana, jueves, y para evitar cualquier duda, se hará como una moción de confianza al Gobierno, una estratagema frecuente en Italia cuando se quiere acelerar la tramitación legislativa, pues impide la imposición de enmiendas y el temido voto secreto.
En busca de una identidad
El M5S, fundado en 2009 al calor de las protestas por la gran crisis económica y que solo una década después logró llegar al poder de la tercera potencia europea, atraviesa su particular desierto desnortado, exhausto y sin un proyecto claro y además abierto en canal después de la dolorosa escisión que ha sufrido recientemente con la marcha del que fuera su líder, Luigi Di Maio, actual ministro de Exteriores, y 60 parlamentarios, lo que acabó con su primacía en el hemiciclo.
Primer partido político en las generales del 2018, sus alianzas primero con la ultraderechista Liga y después con los progresistas del Partido Demócrata, así como su renuncia al activismo que le caracterizó de sus albores, han acabado por alejar a su electorado, tal y como se viene demostrando en cada una de las últimas citas electorales.
Por eso, en el partido, en el que según su propio jefe rige «un fuerte malestar político» interno, la tentación es dar un portazo y abandonar la coalición, salir de los palacios de poder para regresar a aquellas calles que le auparon en un futuro ya demasiado lejano.
Esto mientras en el horizonte ya se asoma la convocatoria de las elecciones generales de la primavera de 2023, cuya campaña empezará a fraguarse a buen seguro después del verano. Y en este escenario convulso, Draghi mantiene su compromiso de agotar la legislatura.