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El grupo de partisanos rusos que amenaza a Putin tras reivindicar el atentado contra Dugin

El Kremlin apunta a los servicios secretos ucranianos, aunque un actor inesperado se ha revelado: el denominado Ejército Nacional Republicano

El grupo de partisanos rusos que amenaza a Putin tras reivindicar el atentado contra Dugin

El exdiputado de la Duma rusa, Ilya Ponomarev. | RRSS

El pasado sábado, un atentado con coche bomba segó la vida de la hija del filósofo de referencia de Vladimir Putin, Alexander Dugin, en Moscú. Desde el primer momento se ha sospechado que el ataque iba dirigido contra el padre de la víctima y que su muerte habría sido producto de un error de cálculo por parte de los perpetradores del suceso. El Kremlin apunta a los servicios secretos ucranianos que, a través de una mujer que posteriormente habría abandonado el país cruzando la frontera con Estonia, habrían sido los autores del ataque. Sin embargo, el domingo un exdiputado de la Duma, el único que votó contra la adhesión rusa de Crimea, Ilya Ponomarev, afirmó que, en realidad, detrás de la muerte de Darya Dugina estaría un grupo de partisanos rusos denominado Ejército Nacional Republicano (ENR).

El exdiputado ruso, que desde que votó en contra de la adhesión de Crimea vive en Ucrania, ha difundido un vídeo en el que afirma que el ENR estaría detrás del atentado y explica que sus miembros han realizado ya diversas acciones de sabotaje a lo largo de Rusia desde que comenzase la invasión de Ucrania. El objetivo: mermar el poder de quien denomina como «el usurpador».

«Esta acción, como muchas otras acciones llevadas a cabo en territorio ruso en los meses pasados, ha sido realizada por el Ejército Nacional Republicano», anunció Ponomarev. Y continuaba afirmando, en una grabación en la que comparecía sentado delante de una bandera blanca y azul -carente de oficialidad y similar a la que se usaron en las revueltas en Bielorrusia (en este caso era roja y blanca) contra el dictador Lukashenko- que «los partisanos del ERN me han autorizado a leer su manifiesto» en donde sientan las bases como agrupación anti-Putin.

«Un usurpador del poder y un criminal de guerra»

«Declaramos al presidente Vladimir Putin un usurpador del poder y un criminal de guerra que ha alterado la Constitución y ha desencadenado una guerra fratricida entre los pueblos eslavos y ha enviado a los soldados rusos a una muerte tan segura como inútil», lee en el comunicado Ilya Ponomarev.

En el escrito, el supuesto grupo amenaza no solamente al presidente ruso y su Gobierno, sino que también apunta a los oligarcas que «han absorbido la riqueza de nuestro pueblo», a los militares de alto rango y a las autoridades de los gobierno regionales que colaboran con Putin.

«Pobreza y ataúdes para algunos, palacios para otros. La esencia de su política. Nosotros creemos que a la gente que se le ha arrebatado sus derechos, tiene el derecho a rebelarse contra los tiranos. ¡Putin será depuesto y destruido por nosotros!».

Además, desde el escrito señalan también como objetivos a los miembros de las fuerzas de seguridad del país que tras el comunicado sigan realizando su trabajo, así como a los distintos cargos militares y a las personas que, de una manera u otra, apoyen el régimen de Putin. Además, anima a estos mismos a rebelarse y unirse a su movimiento para «limpiar nuestra patria de inmundicia».

El Ejército Nacional Republicano también ha querido recalcar que nunca atentará contra civiles ni contra infraestructuras en las que pueda haber civiles y avisa de que si en el futuro se les atribuye un atentado donde haya ciudadanos muertos «¡no creáis a las autoridades!».

Tras ello, también justifican el atentado en el que finalmente murió Darya Dugina, ya que a pesar de ser una civil y que el objetivo parecía ser su padre, «era una voz que llamaba a la violencia y el asesinato» en las áreas ocupadas por Rusia en Ucrania.

Desde las autoridades rusas, que no han realizado valoración alguna sobre el comunicado expuesto por el exdiputado, comienzan a surgir voces que piden que se responda de igual manera atacando a las principales figuras del país ucraniano, así como atentar directamente contra los altos mandos políticos y militares ucranianos. «A los centros donde se toman las decisiones. ¡A los centros donde se toman las decisiones!», escribía en sus redes sociales Margarita Simonyan, redactora jefa de Russian Today, en respuesta a un comentario en el que se pedía atacar la sede de los servicios secretos ucranianos.

Padre e hija, figuras polémicas

El filósofo ultranacionalista y su hija Daria Dugina compartían la misma ideología y gozaban de una importante exposición mediática en Rusia. Alexander Dugin, de 60 años, se hizo conocido en Rusia en los años 90 en el caos intelectual que siguió al hundimiento del sistema comunista. Durante un tiempo estuvo alineado con el escritor Eduard Limonov, promotor de un partido de oposición «nacional-bolchevique». Teórico del neoeurasianismo, corriente de pensamiento antiliberal que aboga una alianza entre Europa y Asia liderada por Rusia, es habitual de los platós televisivos, reconocible por su larga barba que le confiere aires de profeta.

Aunque hay quienes lo cuestionan, Dugin ha alardeado de influir en la ideología del presidente ruso, Vladimir Putin, que transmitió sus condolencias personales al filósofo tras la muerte su hija, de 29 años. Putin jamás se ha mostrado en público con el filósofo e incluso en el pasado criticó a los ultranacionalistas, considerados un peligro en la multiétnica Rusia.

Darya Dugina.

Real o simulada, la proximidad -aunque solo sea ideológica- de Dugin con el presidente ruso le ha valido represalias bien reales: desde 2014, tras la anexión rusa de Crimea, el ultranacionalista sufre sanciones de la Unión Europea y Estados Unidos. Y, en los últimos años, algunas de sus ideas radicales parecen haber calado realmente en el Kremlin, que se lanzó a Ucrania en una ofensiva militar denunciada como un intento de reconstruir el desaparecido imperio ruso.

Siguiendo los pasos de su padre, su hija Daria, nacida en 1992, había comenzado en los últimos años a hacerse un nombre en los medios públicos rusos. Apodada Daria Platonova por sus estudios en filosofía, trabajó con medios pro-kremlin como la cadena Russia Today y Tsargrad. Y, como su padre, después de estudiar en Burdeos, había empezado a relacionarse con figuras de la extrema derecha en Europa occidental. Entre ellas, algunas cercanas a la líder de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen. Daria Dugina también viajó a los territorios separatistas del este de Ucrania como corresponsal en plena ofensiva de las tropas rusas, que los Dugin defendían con entusiasmo. Y también acabó sancionada por Estados Unidos y Reino Unido.

El sábado, padre e hija regresaban juntos, aunque en distintos coches, de un festival cultural conservador en la región de Moscú cuando el coche que conducía Dugina explotó. En su última entrevista, grabada poco antes de su muerte, cargó contra el «racismo» de los derechos humanos y la homosexualidad, asegurando que el ataque en Ucrania acabaría con el «peligroso totalitarismo occidental».

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