Sube la presión para que Putin llame a filas mientras se habla por primera vez de «guerra»
El Kremlin ha descartado planes para una movilización general pese a que por primera vez se ha roto el tabú interno sobre la actuación rusa
Los bomberos intentan apagar el fuego en una planta de energía térmica tras un ataque con misiles rusos, en Járkov. | Vyacheslav Madiyevskyy (Reuters)
La contraofensiva de Ucrania en el norte y el sur del país ha revolucionado por completo el panorama político interno ruso. El rápido avance de las tropas de Kiev, en un movimiento que pocos anticipaban, ha provocado los primeros conatos de rebelión interna, como demuestra la carta firmada por decenas de diles pidiendo la detención del presidente, Vladimir Putin. Pero, sobre todo, ha servido para que en Moscú se rompa un tabú: por primera vez, se habla de guerra y se pide abiertamente que el Kremlin decrete la movilización general de la población rusa para reforzar el frente.
Y es que, hasta ahora, en el gigantesco país eurasiático no se podía hablar abiertamente de guerra o conflicto, sino que había que utilizar el eufemismo oficial: operación militar especial. Sin embargo, el líder de la segunda formación política del país, Genadi Ziuganov del Partido Comunista, ha roto con esta regla no escrita. «En mi opinión, la operación especial en Ucrania y el Donbás se ha convertido en una guerra durante los últimos dos meses», ha declarado. «Esta guerra ha sido declarada contra nosotros por Estados Unidos, Europa y la OTAN», ha argüido.
Unas declaraciones especialmente importantes porque los comunistas han sido uno de los principales aliados de Putin en el parlamento ruso, aunque no pertenezcan a su círculo cercano. «Llevaron a Ucrania toda la suciedad, armas y mercenarios. Están intentando dar un vuelco a favor de los nazis», ha señalado Ziuganov. «Ni una sola persona normal en nuestro país puede estar de acuerdo con el curso de los acontecimientos«, ha puntualizado, sumándose así al vicepresidente de la Duma Estatal, Mijail Sheremet, que también se había pronunciado a favor de esta movilización general.
La decisión de los comunistas de romper con el discurso oficial es, en cualquier caso, arriesgada. Hasta ahora, las autoridades rusas no han dudado en iniciar casos penales contra cualquier ciudadano que se atreva a contradecir al Gobierno, gracias a varias nueva leyes sobre «noticias falsas» y «desacreditación» del Ejército, que pueden suponer penas de cárcel para cualquier que se atreva a denunciar o incluso mencionar la guerra. De hecho, cinco de los concejales responsables de la carta que pide la dimisión de Putin han sido detenidos bajo la acusación de haber desacreditado al presidente.
El Kremlin descarta la movilización
A pesar de estas primeras e importantes voces discordantes, que pueden suponer a medio plazo una escalada del conflicto bélico si Putin decide hacerles caso en algún momento, por ahora desde el Kremlin se descarta llamar a filas a la población rusa y se sigue insistiendo en la «operación militar especial». El Ejecutivo ha descartado este mismo martes planes para una movilización general a pesar de que la contraofensiva lanzada durante los últimos días por el Ejército de Ucrania en varias zonas del país haya provocado una retirada de las fuerzas rusas en áreas del sur y del este.
«En estos momentos no, está fuera de la conversación», ha manifestado el portavoz de la Presidencia rusa, Dimitri Peskov, según ha informado la agencia rusa de noticias Interfax. Para este vocero del Ejecutivo, las críticas de comunistas y nacionalistas, muchos de ellos exigiendo la movilización, son un ejemplo de «pluralismo» en Rusia, pero alerta de que no se permitirá que se vaya mucho más allá.
«Respecto a los puntos de vista críticos, mientras permanezcan dentro del marco legal actual, esto es pluralismo, pero esa línea es muy, muy delgada. Hay que tener mucho cuidado aquí«, ha asegurado Peskov.
