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El derribo de un dron iraní en Ucrania desvela una trama de espionaje en Inglaterra

Irán posee redes distribuidas por todo el planeta encargadas de conseguirles mecanismos y tecnologías que le son vetadas por los acuerdos internacionales

El derribo de un dron iraní en Ucrania desvela una trama de espionaje en Inglaterra

Escuela de drones en Ucrania. | Europa Press

A principios de 2017 la policía de Cambridgeshire, Reino Unido, estaba desconcertada. Estaban ocurriendo una serie de robos en el pequeño aeródromo de Sutton Meadows, que entraba en su jurisdicción, y era todo muy raro. Desde el inicio de la aviación se han sustraído aeroplanos por la sencilla vía de irse con ellos volando, y más tarde solían aparecer en los lugares más insospechados o dándoles los usos más exóticos. En esta ocasión el misterio residía en que el producto de estos hurtos estaba desapareciendo sin dejar rastro… no estaban robando las aeronaves, sino sus motores. Es más, los latrocinios estaban siendo muy precisos en su ejecución. Los cacos a veces destrozaban partes estructurales de los aparatos, y a veces apenas ni los tocaban, pero siempre con una finalidad en mente: llevarse los propulsores íntegros, y siempre sin las hélices, lo que llenaba de extrañeza a las víctimas.

Para ello, los ladrones entraban en las instalaciones eludiendo las cámaras de seguridad, suspendían las alarmas, y se sabe que usaban herramientas especializadas. Todo era ejecutado con una enorme profesionalidad y atención al detalle. Estos no eran unos robagallinas, sino gente muy preparada que ejecutaba sus golpes con un alto grado de sofisticación, sabían a lo que iban. Un detalle más. Cada unidad pesa unos ciento diez kilos. Huelga decir que esto no se puede esconder en una mochila, sino que además resulta necesaria cierta infraestructura para salir con éxito del lugar de los hechos con el producto del saqueo sin dejar rastro. 

Extrañas coincidencias 

Las pesquisas de los detectives les condujeron a una serie de extrañas coincidencias. Los motores eran todos de la misma marca, Rotax, una firma austriaca muy popular entre motociclistas y pilotos de Karting. El piloto Sito Pons aterrizó en el mundial de motociclismo de 250cc a bordo de una montura impulsada por un motor de esta firma, o la mayoría de los actuales corredores de Fórmula 1 emprendieron sus carreras deportivas equipados con un motor Rotax. Los agentes británicos siguieron tirando del hilo y se dieron cuenta de que los modelos sustraídos eran siempre los mismos. Todos ellos se corresponden con los denominados 912 o 914, muy similar al 912iS. Puede que esto no diga nada al profano, pero igual se le enciende alguna lucecita al lector cuando sepa que son los mismos que montan los drones MQ-1 Predator del ejército estadounidense (el Ejército del Aire español posee cuatro).

Uno de los drones ‘kamikaze’ con los que Rusia atacó a Ucrania.

Estos ingenios en concreto son vagamente similares a los de una moto de gran cilindrada. De hecho, la arquitectura en la que están basados procede de motos de nieve en su origen. Tienen cuatro cilindros, funcionan con gasolina como la que venden en cualquier estación de servicio, son relativamente silenciosos, consumen poco, están preparados para trabajar en el frío que hay a ciertas altitudes, y pueden funcionar durante horas sin desfallecer. Hay otros muchos motores, pero ninguno tan bueno como estos para cumplimentar esta función. Los ladrones desecharon otros que tenían a la mano, incluso más accesibles, y ni los tocaron. 

Hallazgo ucraniano

El misterio adquiere tintes de película de Jason Bourne al saberse que esos motores, o al menos del mismo tipo y modelo, han empezado a aparecer en Ucrania. Pero no de cualquier manera, no… montados en drones iraníes remitidos desde Rusia por el ejército de Vladimir Putin. Toda esta trama parece haber saltado tras el hallazgo por parte de las tropas de Volodimir Zelenski de un vehículo aéreo no tripulado iraní tipo Mohajer-6, según apunta The War Zone. Se trata de un conocido dron tipo MALE (media altitud y larga resistencia) que fue derribado sobre el Mar Negro a principios de este mes de octubre. Cuando las fuerzas ucranianas recuperaron los restos del aparato descubrieron que en su interior había un motor de la marca Rotax. El problema es que debido a sanciones internacionales la marca austriaca no vende sus productos a Irán, compañías iraníes, o proveedoras de ellos desde hace años, y esta es la explicación que ha dado la compañía. 

Se sabe que Irán posee redes distribuidas por todo el planeta encargadas de conseguirles piezas, mecanismos y tecnologías que le son vetadas por los acuerdos internacionales. Esta también es una práctica usual de Rusia y Corea del Norte, y todos ellos apuntan a tecnologías de uso dual civil-militar. Dicho de otro modo, y con un ejemplo: hace años a este tipo de países les fue prohibida la venta de algunos ordenadores o videoconsolas de última generación. Equipados con microprocesadores especialmente potentes, se estimaba que podían ser usados como armas de guerra si su hardware se pusiera al servicio del procesado de uranio o simuladores instalados en superordenadores, por ejemplo. 

El misterio se resuelve

Todo apunta a que los motores encontrados en los drones rusos procedían de los ultraligeros a los que han estado extirpando sus motores durante los últimos cinco años. Que se sepa, porque es que ha habido más latrocinios en esta misma línea. Ahora se ha sabido qué acciones similares se han llevado a cabo en aeródromos de Alemania, Florida, o varios pases escandinavos. La víctima siempre son aeronaves de pequeña capacidad, y siempre equipada justo con estos motores. Los ladrones no iban a por ninguna otra cosa que no fueran estos mecanismos, y siempre fueron extraídos de manera quirúrgica. La policía ha contabilizado al menos ciento treinta casos si se suman los ocurridos en todos esos países, aunque puede que haya más. Hay un historial al respecto, porque existen precedentes de actividades delictivas vinculadas a la adquisición de motores para drones por parte de Irán.

En 2014 dos hombres de esta nacionalidad fueron detenidos y juzgados por contrabandear a Irán docenas de motores de fabricación alemana capaces de propulsar drones. Uno de ellos fue acusado de obtener algo más de sesenta entre 2008 y 2009, y entregarlos a su país a través de una empresa de importación y exportación perfectamente legal. Para pasar por la aduana, fueron declarados como motores de motos acuáticas. Una de las alternativas por las que han optado algunos propietarios de aeronaves equipadas con estos propulsores ha sido la de dotarlas con localizadores. No les va a hacer falta; ya sabemos dónde van a aparecer. 

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