El World Press Photo cambia sus reglas para premiar fotos de mujeres y de «no binarios»
El prestigioso certamen internacional de fotografía ordena al jurado «seleccionar al menos un ganador que se identifique como mujer o no binario por región»
El prestigioso certamen World Press Photo, que año tras año premia a las mejores fotografías tomadas a lo largo del globo, se ha sumado a la moda woke. Así se desprende de las nuevas bases del concurso que regirán desde este año, y a las que ha tenido acceso THE OBJECTIVE. Según estas, los miembros del jurado deberán, en lo sucesivo, seleccionar al menos «un ganador que se identifique como mujer o no binario» en cada una de las categorías.
«La motivación central detrás del modelo de concurso regional es brindar una plataforma para relatos más diversos de nuestro mundo», comienza la exposición de los nuevos criterios, aprobada esta misma semana. Y continúa: «Para garantizar que el jurado premie a un grupo diverso de ganadores, World Press Photo también ha establecido criterios de representación para seleccionar al menos un ganador local y un ganador que se identifique como mujer o no binario por región».
El género «no binario» es un concepto propio de la teoría queer, que propone interpretar la realidad sexual como un fenómeno fluido. En este sentido, la no binariedad es la denominación que se aplica a las personas cuya identidad autodesignada no se percibe totalmente masculina ni femenina. Hay quien considera que esta designación es autorrefutable, por cuanto se es «no binario» frente a lo binario, luego se es binario por definición al pertenecer a un orden de dos elementos.
Este nuevo principio abunda en los aprobados el año pasado en pos de la «inclusividad». World Press Photo señala que en el concurso de fotografía de 2021 el 7% de los participantes procedían de América del Sur, el 5% del Sudeste asiático y Oceanía, y el 3% de África. Pero desde la organización presumen de haber percibido «un ligero aumento en las entradas de esas regiones subrepresentadas».
Para que siga siendo así, el documento al que ha tenido acceso este medio promete una nueva estrategia que se centra en «una mayor visibilidad y conexión en regiones de todo el mundo». «Además de la difusión del concurso y la evaluación en la región, también trabajaremos con los socios regionales en programas educativos, oportunidades de financiación y exhibiciones locales», zanja el escrito.
Por lo expuesto, todo hace indicar que la 65º edición seguirá la estela de la anterior, que estuvo marcada por la conciencia anticolonial y pro indigenista. Es decir, que se utilizó el marco del certamen para poner en valor las culturas indígenas en el continente americano, pero también para criticar la situación de segregación a que han sido forzados históricamente los pueblos originarios. Un claro sesgo político-ideológico que fue criticado por la prensa internacional.
La moda ‘woke’
Durante el proceso de evaluación, la información que se facilita al jurado se irá diseminando por etapas. En la primera, no se proporcionará ningún tipo de dato sobre el fotógrafo. En la segunda, se advertirá al jurado de la nacionalidad, localización y género del fotógrafo. La utilización de «género» en sustitución de «sexo» es otro ejemplo paradigmático del movimiento woke, que, para sus críticos, confunde los estereotipos que acompañan a cada sexo con la realidad biológica e inmutable.
Pero hay más. Así, las fotografías premiadas deberán serlo bajo la consideración de si «refuerzan o desafían los estereotipos» o de si «son apropiadas para la historia presentada, especialmente cuando involucran a personas y/o grupos vulnerables». Todo muy en línea con la agenda de justicia social que maneja el movimiento woke, originario de Estados Unidos pero que ya se ha articulado en toda Europa occidental. En España un ejemplo paradigmático es la redacción de la ley trans.