Francia vive otra jornada de protestas masivas para intentar frenar la reforma de las pensiones
La incógnita en esta nueva jornada de protestas es si los sindicatos lograrán movilizar más gente que el 19 de enero
Francia está en pie de guerra contra la reforma de las pensiones de Emmanuel Macron. Tras una huelga masiva hace apenas dos semanas, cientos de miles de personas han protestado de nuevo este martes en las calles del país galo contra la en plan del Gobierno en materia de jubilaciones, que contemplan el retraso progresivo hasta 2030 de la edad de jubilación de 62 a 64 años y el adelanto a 2027 de la exigencia de cotizar 43 años -y no 42 como ahora- para cobrar una pensión completa. Una reforma que el presidente francés parece decidido a aprobar en el Parlamento, sea cual sea el nivel de rechazo popular.
La incógnita en esta nueva jornada de protestas es si los sindicatos lograrán movilizar más gente que el 19 de enero, cuando salieron a la calle 1,12 millones de personas, según las autoridades y el doble de acuerdo a los cálculos de los sindicatos. Hay «más gente en la calle», ha asegurado Laurent Berger, líder del principal sindicato, CFDT, antes del inicio de la marcha en París. «Según las informaciones que recibí, hay más gente que el 19», ha explicado por su parte Philippe Martinez, de la CGT.
Las autoridades esperan 1,2 millones de manifestantes como máximo, lo que significaría repetir las cifras de la última convocatoria, pero las primeras cifras de la policía apuntan a una participación ligeramente al alza: 13.000 en Ruán, 28.000 en Nantes, 12.000 en Le Havre…
Eso sí, los trabajadores públicos en huelga no han sido tantos como la última vez en la educación, donde han secundado el paro uno de cada cuatro docentes, según el Gobierno y dos de cada cuatro según los sindicatos. El 19 de enero, un 70% de docentes de primaria y un 65% de profesores de secundaria participaron en el paro. Tampoco ha sido muy seguida la huelga en la empresa de ferrocarriles SNCF, con un 36,5%, aunque en los transportes urbanos como el Metro de París sí que se ha notado más la falta de trabajadores.
Sin embargo, la punta de lanza de las movilizaciones ha venido en esta ocasión del sector energético. Las centrales nucleares registraron una caída de producción de unos 3.000 MWh, según la empresa EDF. Además, entre un 75% y un 100% del personal de las refinerías y de los depósitos de TotalEnergies se unieron al paro, según la CGT.
El Gobierno: la reforma no se negocia
Los manifestantes piden que el gobierno dé marcha atrás y no endurezca las condiciones para acceder a una pensión completa. «No quiero trabajar más tiempo, tengo un trabajo duro y ya estaré destrozada a los 62 años. No es viable ni física ni moralmente», asegura a la AFP Sylvie Dieppois, una ayudante de cocina que se manifestó en Ruán (noroeste).
Sin embargo, la primera ministra Élisabeth Borne ya ha advertido que el retraso a 64 años «ya no era negociable», una posición que ha servido a la oposición de izquierda para pedir una «moción de censura popular» en las calles. «Estamos viviendo un día histórico. El señor Macron está seguro de perder», ha asegurado su líder Jean-Luc Mélenchon, que reclamó un «referéndum» sobre el proyecto.
Ante este rechazo frontal, el Gobierno espera lograr el apoyo clave en el Parlamento del partido de derecha Los Republicanos (LR), favorable a una reforma pero dividido sobre si sostener la actual. Y es que la falta casi total de aceptación de la medida entre la ciudadanía francesa, que actualmente supone que más del 70% se posicione en contra de la reforma de las pensiones según los sondeos, no ayuda. Además, según una encuesta de Odoxa, dos de cada tres franceses valoran negativamente al presidente y a su primera ministra.
Con quien sí cuenta el Gobierno galo es con el Fondo Monetario Internacional (FMI), quien expresó el lunes su apoyo a la reforma, que junto a la aprobada sobre el seguro por desempleo, permitiría que Francia reduzca su deuda pública, situada por encima del 110% del PIB.
Una reforma «necesaria»
Desde su llegada al poder en 2017, Macron defendió su voluntad de «sacudir» el sistema con sus reformas de corte liberal, que en ocasiones le valieron una imagen de «presidente de los ricos», como durante la protesta social de los chalecos amarillos. La reforma de las pensiones es clave para él: la edad de jubilación en Francia es una de las más bajas de Europa y acercarla a la de sus vecinos busca garantizar el equilibrio futuro en la caja de las pensiones, según ha defendido el propio presidente.
Después que la pandemia le obligara a retirar un primer intento, el Gobierno escogió un polémico procedimiento parlamentario que le permite aplicar el actual plan si las dos cámaras del Parlamento no se pronuncian para finales de marzo. Y es que, por el momento, los plazos se anuncian ajustados: la Asamblea Nacional solo ha empezado esta semana a examinar en comisión las 7.000 enmiendas presentadas al texto. Después, se tiene que aprobar en el Pleno y, a continuación, al Senado (cámara alta).