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La ONU denuncia que solo llegan «migajas» de ayuda a Gaza y la muerte de 57 cooperantes

Critica que la situación del conflicto dificulta la vida de las personas dentro de una «jaula humana» sin suministros

La ONU denuncia que solo llegan «migajas» de ayuda a Gaza y la muerte de 57 cooperantes

Un camión de la ONU a la espera de entrar en la frontera de la Franja de Gaza. | Reuters

La UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos en Oriente Próximo, ha anunciado este viernes, a través de Philippe Lazzarini, comisionado de la organización, la muerte de 57 trabajadores por los ataques israelíes sobre la Franja de Gaza. Estos bombardeos han acabado con la vida de 7.300 personas, de los cuales más de 2.700 eran menores, según los datos del Ministerio de Sanidad Palestino, perteneciente a Hamás.

Lazzarini ha exigido un mayor flujo de ayuda para los habitantes de la Franja, que llevan sin suministro de luz, agua, comida y combustible desde el 10 de octubre, cuando el Yoav Galant, ministro de Defensa de Israel, anunció el bloqueo. La llegada de convoys con ayuda humanitaria se ralentiza debido a la obligación de inspeccionar los cargamentos que llegan a la zona del conflicto. En este sentido, el comisionado de la organización ha urgido a acelerar los trámites asegurando que «ninguna ayuda caerá en manos equivocadas» ya que, por ahora, son solo «migajas» en un «asedio» contra la población palestina en contra de los ataques del terrorismo de Hamás.

Este viernes, un grupo de cirujanos de Cruz Roja han acompañado a diez camiones con ayuda humanitaria: seis con «material médico para tratar entre 1.000 y 5.000 personas, dependiendo de la gravedad de sus lesiones e instrumentos para la depuración de agua» del Comité Internacional de la Cruz Roja, y cuatro de la Media Luna Egipcia, con alimentos, medicinas y suministros médicos, según informan las dos instituciones en sus respectivos comunicados. Con estos diez cargamentos, se llega a los 84 camiones que han entrado en la zona palestina a lo largo de la semana, mientras que antes del conflicto la cifra diaria era de 100.

Desde que se han iniciado las incursiones de ayuda humanitaria, no se ha proporcionado combustible, fundamental para mantener las desalinizadoras palestinas en funcionamiento, al igual que los hospitales, donde se han tenido que apagar ciertas incubadoras donde hacía unos días había 120 neonatos, explicó el coordinador general de Médicos Sin Fronteras (MSF) en los Territorios Palestinos Ocupados, David Cantero.

La ONU ha acusado a Israel de utilizar el bloqueo para infligir un «castigo colectivo» sobre una población de más de dos millones de personas y se ha remarcado que «equiparar Gaza con Hamás es muy peligroso y engañoso», ha explicado Lazzarini.

Envío de ayuda humanitaria

«La UNRWA no desvía y no desviará ninguna ayuda para que caiga en manos equivocadas», ha dicho Lazzarini, que ha reclamado «un flujo de ayuda significativo y sin interrupciones». La gestión de la UNRWA asegura que cuentan con «mecanismos sólidos de vigilancia. Investigamos a todos nuestros vendedores y socios por si están en la lista de sanciones», ha añadido.

Se ha pedido que se dejen las excusas y que no se mire para otro lado «cuando hay imágenes, vídeos y grabaciones sobre el sufrimiento inenarrable saliendo cada hora de Gaza».

Médicos Sin Fronteras

El coordinador de Médicos Sin Fronteras en Palestina, David Cantero, ha descrito Gaza como una «jaula humana» que está sufriendo un «castigo colectivo» por parte de Israel a la población gazatí que se está traduciendo en un «baño de sangre» que está matando a civiles inocentes, entre ellos mujeres y niños, ha explicado David Cantero.

La situación en los hospitales que continúan funcionando es «completamente catastrófica, al borde del colapso». En el caso del hospital más importante de la Franja, el Al Shifa, con una capacidad de unas 700 personas, «ayer acogía alrededor de 5.000 pacientes», explica Cantero, que ilustra la situación con la experiencia de compañeros, «que han tenido que realizar amputaciones a niños en los pasillos en el suelo y con sedación parcial, con todo lo que ello significa», lamenta.

Sobre los trabajadores de la ONG, ha explicado que «se están jugando literalmente la vida» porque «no hay lugar seguro en Gaza», ni siquiera un hospital. Están completamente desbordados y exhaustos. «Aun así, siguen trabajando codo con codo con todos los demás trabajadores sanitarios que han decidido quedarse en la zona norte para poder seguir asistiendo a las poblaciones más necesitadas», ha concluido.

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