En Ucrania se está apabullando a los rusos con un arma inesperada: los videojuegos
El Ejército de Kiev usó un método que no estaba en los manuales de destrucción para dejar trasquilado a un tanque ruso
Era David contra Goliath. Un pesado tanque T-90 Armata ruso contra un más ligero y peor equipado Bradley, manejado por el ejército ucraniano por cortesía del Pentágono. Para sorpresa de todos, fue el gigante el que salió trasquilado en una batalla desigual, pero usaron un método que no estaba en los manuales de la destrucción.
Se hizo público el 18 de enero pasado, a través de lo que usa hoy día para hacer públicas las cosas, las redes sociales. La imagen aérea, tomada por la cámara de dron, mostraba a un poderoso tanque acorazado T-90 Armata. En el vídeo, el blindado de última generación ruso recibe una lluvia de fuego, en un intento de salir lo antes posible de la escena.
Para sorpresa de todos, el temible vehículo de cadenas no plantó cara a su enemigo, sino que maniobró para salir huyendo. Tras retirarse de la tormenta de plomo que recibía, fue atacado por un dron, y acabó chocando contra un árbol metros más allá.
Lo exótico de la situación es que su contrincante en el campo de batalla no era un rival a su altura ni de lejos. El tanque del Kremlin comenzó a construirse cuando se había abandonado la evolución en los últimos diseños del Bradley; el primero es mucho más moderno.
Pesa cerca de 50 toneladas, muchas de ellas de dura epidermis acorazada, y cuenta con un poderoso cañón capaz de disparar proyectiles de 125 mm. Sus zambombazos son capaces de convertir en escombrera una casa unifamiliar tras un par de disparos.
El Bradley pesa unas 28 toneladas, y es más un vehículo de transporte de tropas o de reconocimiento. Su relativa ligereza le reporta una mayor maniobrabilidad y agilidad en el campo de batalla, y su utilidad se encuentra a medio camino entre un todoterreno —con orugas— y un tanque pesado.
Su arma principal es una ametralladora M242 Bushmaster, que dispara proyectiles de 25 mm, y que caben casi en un bolsillo (con su vaina son del tamaño de un botellín de cerveza). Con respecto a lo que arroja un Armata son mucho más pequeños, aunque si hacen blanco en un vehículo no blindado, y no digamos ya en soldados, haría mucho daño, pero apenas arañaría el duro blindaje del Armata.
La pregunta del millón es: ¿cómo consiguieron noquear a semejante enemigo con un armamento muy inferior? La repuesta es: usando una táctica aprendida en un videojuego.
En una corta entrevista con la televisión local TCH, los dos tripulantes del Bradley se explicaron ante las cámaras. Sin dar apellidos, los dos soldados ucranianos, llamados Serhiy (el artillero) y Oleksandr (que conducía el vehículo), dejaron clara su táctica.
El blindado de origen estadounidense les fue entregado tras volver de Alemania, donde hicieron un curso de pilotaje y manejo. Era su segunda misión juntos, y consistía en defender las trincheras ucranianas en los alrededores de Avdiivka.
Serhiy fue soldado de asalto, pero le retiraron de la primera línea debido a problemas de salud, para ser reconvertido en artillero de Bradley. Oleksandr era uno de los encargados del reparto de víveres e intendencia en su regimiento, y fue asignado a pilotar uno de estos blindados tras realizar el curso en Alemania.
El método utilizado para dejar fuera de combate al tanque ruso fue una táctica que Serhiy había aprendido en videojuegos de tanques. Hay muchos como el World of Tanks, Battle Tanks o Thunder World, y sus jugadores reseñan el grado de realismo que reflejan.
Capacidades y limitaciones de los blindados reales se clonan con bastante exactitud en videoconsolas y ordenadores, algo que agradecen sus participantes. Es tal el grado de realismo, que a veces se han detectado en los foros paralelos, documentos militares reales de corte confidencial. No es que se hubieran extraviado, es que en algunos casos, carristas en la vida real los han llevado a su patio de recreo para aseverar con datos sus afirmaciones online ante dudas de otros participantes.
La presencia de un T-90 resulta aterradora, pero es bastante frecuente que el armamento ruso sea temible sobre el papel y la propaganda de sus propietarios, pero muy decepcionante a la hora de la verdad. Sin embarco, las declaraciones de Serhiy no dejaban duda alguna, «he jugado mucho en videojuegos, y recuerdo cómo se hace. Cómo disparar y dónde exactamente».
La táctica fue sencilla. El Bradley comenzó a disparar con munición perforante, tuvieron un problema técnico, y cambiaron a otro tipo de munición no especificada. La ametralladora puede disparar en dos cadencias que el artillero puede seleccionar: 100 o 300 disparos por minuto, así que Serhiy eligió la más alta.
Con el T-90 enfrente, muy cerca, el visor del Bradley permite disparos muy precisos, casi como los de un francotirador, con un alto índice de aciertos en blancos relativamente pequeños. Serhiy dio instrucciones a Oleksandr para maniobrar con rapidez y encontrar el ángulo adecuado, y aprovechó los casi cinco disparos por segundo para apabullar al Armata con una lluvia de plomo en sus sistemas de visionado.
Con estos proyectiles no se puede atacar con éxito semejante coraza, pero sí los mecanismos que permiten a sus tripulantes ver el exterior. Los chispazos, explosiones, y la catarata de impactos cegaron al tanque ruso, que conducido a ciegas, intentó salir del escenario de manera torpe y con movimientos erráticos para acabar inutilizado.
Tras el encontronazo, Serhiy y Oleksandr salieron de la zona de combate para repostar, remunicionarse y reparar el vehículo si fuera necesario. El ejército ucraniano hace estas revisiones en las cunetas de las carreteras, y sus mecánicos afirman que «es igual que las paradas de la Fórmula 1».
En cuanto a los ocupantes del tanque ruso, tras una explosión posterior a través de un dron, decidieron abandonar el vehículo y salir corriendo. Como puede verse en el vídeo, salieron aparentemente ilesos de la refriega. Mejor para todos, y ojalá puedan volverse a casa pronto, a seguir solo con los videojuegos.