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La llegada de Starmer a Downing Street allana el acuerdo sobre Gibraltar

El giro europeísta del primer ministro y la sintonía socialista en Londres, Moncloa y el peñón facilitan las negociaciones

La llegada de Starmer a Downing Street allana el acuerdo sobre Gibraltar

El peñón de Gibraltar, bajo soberanía británica.

El cambio Gobierno en Reino Unido puede dar un empujón a las negociaciones entre Londres y el Ejecutivo español por el futuro de Gibraltar. El conservador Rishi Sunak ha entregado las llaves de Downing Street al laborista Keir Starmer, del que se espera un giro en política exterior que puede traducirse en un acercamiento diplomático con el resto de países europeos para mitigar las consecuencas más duras del Brexit.

Tampoco hay que obviar que tras las elecciones británicas del pasado 4 de julio, los tres gobiernos implicados -Madrid, Londres y Gibraltar- son del mismo signo político, es decir, laboristas o socialistas. Todo ello puede agilizar la llegada de un acuerdo cuya gestación cumple tres años -las negociaciones empezaron en julio de 2021- y que se prevé que permita eliminar la frontera física, pero no incluir el peñón en la Unión Europea o la soberanía española.

Según Emilio Sáenz Francés, director del Observatorio Winston Churchill de la Universidad Pontificia Comillas, «los principales escollos que persisten para alcanzar un acuerdo sobre Gibraltar tienen que ver con el acomodo de este territorio a la realidad del Brexit y el espacio de tránsito común de personas y mercancías de la Unión Europea». Uno de los puntos más críticos en las negociaciones es el futuro de la frontera física y la continuidad de la verja. Sáenz Francés asegura que «queda por determinar quién y cómo establece el control fronterizo de personas que transitan desde Gibraltar hacia territorio Schengen a través de dicha verja, lo que implica controles en el aeropuerto».

Además, el estatus económico de Gibraltar respecto a su entorno también es objeto de negociación. «Más allá de una sintonía política mayor entre el gobierno de Keir Starmer y el gobierno socialista español, está claro que el nuevo gobierno británico quiere llevar a cabo un reset en las relaciones con sus socios europeos para solucionar lo antes posible cuestiones que pueden afectar a ambas partes, y Gibraltar es una de ellas», destaca Sáenz Francés. Este giro en la política británica, iniciado en muchos aspectos con Rishi Sunak, podría acelerar la posibilidad de un acuerdo necesario para ambas partes.

Keir Starmer en Downing Street.
El primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer

Por su parte, Andreu Olesti, catedrático de Derecho Internacional Público, subraya que «es un tema de soberanía». El decano de Derecho de la Universidad de Barcelona explica a THE OBJECTIVE que cuando el Reino Unido estaba dentro de la UE, Gibraltar disfrutaba del estatus de ser parte de la Unión, pero con el Brexit, «todo eso se vino abajo». Durante el Brexit, España intentó que las relaciones exteriores fueran compartidas, pero el Reino Unido y Gibraltar se opusieron.

Bruselas escuchará a España

Olesti menciona que actualmente se están negociando varios acuerdos, algunos de los cuales se denominan memorandos de entendimiento. «Es evidente que en este acuerdo la posición de España tiene mucho peso», afirma. Además, destaca que la Comisión Europea lleva el peso de la negociación, aunque la opinión del Gobierno español va a tener un peso determinante.

Uno de los temas más conflictivos es el control del aeropuerto de Gibraltar. «¿Quién realiza el control de fronteras? España dice la Guardia Civil. El Reino Unido dice que en el aeropuerto de Gibraltar no se puede poner una policía que no sea gibraltareña», explica Olesti. Una posible solución, añade, podría ser que Frontex, la agencia europea de control fronterizo, se haga cargo de los controles aduaneros y de personas.

Gibraltar, británico y europeo

En cuanto al desacuerdo sobre la frontera terrestre, Olesti recuerda que «si no hay verja, no hay control». También existe un problema fiscal, ya que muchas personas cotizan en Gibraltar pero viven en España, pues el reducido tamaño de un territorio económicamente dinámico genera un gran problema de escasez de vivienda. Hace un mes tuvo lugar una reunión entre la parte británica y española, pero no se llegó a un acuerdo.

El Parlamento Europeo mantiene a Gibraltar en la lista de territorios que no cumplen con todos los parámetros de transparencia del sistema bancario y lo considera un territorio con características de paraíso fiscal por su poca transparencia bancaria, lo que complica aún más el consenso. Sin embargo, el nuevo Gobierno laborista podría ceder en algunas cuestiones para poder presentar de cara al público un giro en su política exterior, si bien se descarta que Londres recule en cuanto a la soberanía británica del territorio.

Han pasado 55 años del sitio del peñón por parte de Franco bajo el lema «Gibraltar caerá como fruta madura». Un par de años antes, los gibraltareños votaron en referéndum mantener la soberanía británica rechazando la española por una mayoría superior al 99%, y en 2002 rechazaron la soberanía compartida, con una mayoría superior al 98% que optó por seguir formando parte solo del Reino Unido. Sin embargo, también apoyaron, con más del 95% de los sufragios, retener la membresía de la Unión Europea en el referéndum del Brexit de 2016.

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