THE OBJECTIVE
Internacional

Elecciones en Venezuela: ¿el muro de Berlín chavista está a punto de caer?

El país vive una rebelión civil, en un proceso pacífico, democrático y constitucional que convoca a millones de electores

Elecciones en Venezuela: ¿el muro de Berlín chavista está a punto de caer?

Fotografía: Daniel Hernández.

El muro de poder autoritario y antidemocrático, erigido por el chavismo durante 25 años en Venezuela, se tambalea y podría caer el 28 de julio, demolido por los martillazos del voto, según la más clara tendencia hoy en el escenario. Se trata de una rebelión civil, en un proceso pacífico, democrático y constitucional que convoca la voluntad cívica de millones de electores hastiados.

Si, como en un proceso electoral normal, se toma en cuenta a las encuestadoras más serias, los actos proselitistas de los candidatos, las opiniones de las personas comunes y el desastroso legado de gobierno de Nicolás Maduro, estas elecciones en Venezuela marchan por un camino bien definido rumbo a una derrota histórica del chavismo este 28 de julio. Pero las elecciones en Venezuela no son para nada normales, aunque el Gobierno de Maduro, el heredero a dedo escogido por el difunto Hugo Chávez en 2012 tiene 80% de rechazo, según estudios de opinión.

Maduro, candidato a la reelección para un nuevo período con el que completaría 18 años en el poder, tiene una desventaja de entre 20 y 30 puntos porcentuales (dependiendo de cuántos logren votar el 28 de julio) respecto a Edmundo González, el candidato de la oposición unida y complemento de la líder opositora María Corina Machado, de acuerdo a varias encuestas serias.

En una escalada de las agresiones del chavismo para enturbiar el proceso electoral, solamente en los primeros diez días de campaña formal han sido presos 72 militantes de la campaña opositora, o simples trabajadores que prestan servicios como alquiler de equipos de sonido, transporte en motocicleta o en camiones para los actos de Machado y González.

Este jueves María Corina denunció lo que calificó como un atentado contra los vehículos que usa para desplazarse por el país. Las camionetas todo terreno fueron vandalizadas con pintura blanca y sus sistemas de frenos fueron cortados cuando estaban estacionadas, mostró Machado en un video desde la ciudad occidental de Barquismeto, donde había pernoctado en una casa tras un acto proselitista en el vecino estado agrícola de Portuguesa.

La acosada dirigente de Vente Venezuela, que lleva más de 20 años en una firme oposición al chavismo, tiene prohibido por el Gobierno abordar aviones para desplazarse en sus actos a favor de una salida democrática y electoral a la crisis venezolana. Desde hace semanas, sus desplazamientos a ciudades y pueblos de la Venezuela profunda se han redoblado a favor de la campaña del hasta ahora desconocido González, un diplomático retirado con pinta de abuelo apacible a quien ha logrado transferirle su ferviente apoyo popular.

Machado está inhabilitada para cargos políticos por orden del gobierno, pero tras ser electa en primarias en octubre pasado como figura opositora para enfrentar a Maduro, es considerada como «la candidata sentimental» y líder absoluta de la oposición. En la madrugada del miércoles, el jefe de seguridad de Machado, Milcíades Ávila, fue capturado dentro por un comando policial que allanó su casa, y se encuentra desaparecido, denunció la propia dirigente y su equipo de comunicaciones.

Varios asistentes clave de Machado y su partido Vente Venezuela están asilados en la Embajada de Argentina para evitar ser arrestados bajo peregrinos cargos de «terrorismo y traición a la patria», los dos argumentos más socorridos por la Fiscalía y los tribunales controlados por Maduro, a la hora de apresar a disidentes.

Los dilemas del Maduro y el chavismo

Opositores, dirigentes políticos y abogados del comando de campaña de la oposición califican esta escalada como una muestra del desespero de un gobierno que se sabe derrotado en las urnas. «El amedrentamiento contra María Corina Machado y las recientes detenciones de 72 ciudadanos y activistas de nuestra campaña son actos de cobardía intolerables y atentan contra el desarrollo del proceso electoral», ha denunciado Edmundo González este jueves.

Pero el propio Maduro eleva la apuesta y se atrinchera en un discurso incendiario y amenazante que parece arengar y darles carta blanca a sus seguidores para más agresiones contra la oposición. «El destino de Venezuela en el siglo 21 depende de nuestra victoria el 18 de julio. Si no quieren que Venezuela caiga en un baño de sangre, en una guerra civil fratricida producto de los fascistas, garanticemos el más grande éxito, la más grande victoria de la historia electoral de nuestro pueblo», dijo Maduro en un discurso en un reciente acto electoral en Caracas.

Fotografía: Daniel Hernández.

Pero hasta ahora las amenazas a los opositores y los encarecidos llamados a sus seguidores no parecen darle mucho resultado: los actos proselitistas de Maduro y su esposa Cilia Flores lucen a medio llenar, con seguidores desanimados, en eventos que están muy lejos de las masivas concentraciones chavistas en calles y grandes avenidas del centro de Caracas.

En el pasado estos escenarios eran desbordados por incondicionales seguidores del fenómeno político Hugo Chávez, o que acompañaron con fe a Maduro en la campaña de 2013, cuando fue electo por primera vez gracias al impulso sentimental que le dio un agonizante caudillo aniquilado por el cáncer.

«Todos los escenarios están entre 20 a 30 puntos porcentuales de diferencia entre el candidato de gobierno y el de la oposición unitaria, depende del nivel de abstención», ha explicado el  politólogo Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno (CEPyG) de la Universidad Católica Andrés Bello, en el evento Prospectivas, que recoge el trabajo de varios equipos multidisciplinarios para tratar de poner en claro esta bola de cristal en la que se ha vuelto Venezuela. «Pero las proyecciones nos dicen que la participación va a ser muy alta, e incluso puede llegar al 80% y lo puede superar», ha añadido Alarcón.

Aclara que esa misma brecha no necesariamente va a verse reflejada en el propio resultado matemático de la elección, porque va a depender del propio proceso electoral, y de los contratiempos de ese día, como por ejemplo los esfuerzos del gobierno para sembrar la abstención, para entorpecer y atrasar el acto de votar y los cambios ordenados a última hora en los centros y en los registros asignados para que las personas puedan votar. Pero la brecha es tan grande que de cualquier manera se mantendrá la tendencia a una victoria opositora, según los expertos.

Fotografía: Daniel Hernández.

Las elecciones en Venezuela las organiza el Consejo Nacional Electoral (CNE), que se supone debe ser un poder autónomo, pero que en realidad funciona como un «ministerio de las elecciones», bajo las órdenes del propio Maduro y su Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv).

Los militares, además de votar, a su vez controlan todos los aspectos de organización y seguridad el día de las elecciones y los días previos y posteriores. El propio ministro de la Defensa, el general en jefe Vladimir Padrino, promete «garantizar la paz y el orden» en las elecciones, como lo ha dicho hace pocos días ante un grupo expertos electorales enviados por la ONU.

Pero en junio pasado dejó claro que las fuerzas militares están alineadas con Maduro, la llamada revolución bolivariana, y el discurso de intolerancia que demoniza a los opositores. Durante un acto el 24 de junio por la celebración del aniversario de la batalla de Carabobo, que selló la independencia de Venezuela, ha recalcado que los militares saldrán a la calle llevando «en unas manos el fusil para proteger al pueblo en estas elecciones. Y en la otra, nuestra fuerza, nuestro deber cívico, nuestro derecho político de ejercer el sufragio».

«Y allí, queridos hermanos, tendremos que despejar el dilema de volver al colonialismo, al entreguismo, al proimperialismo o estar del lado de la patria insurgente, valiente, corajuda, bolivariana, antiimperialista», ha dicho Padrino ante varios componentes militares.

Discursos agotados

Pero las arengas nacionalistas y los discursos patrioteros, «antiimperialistas», que atacan por igual al gobierno actual de Estados Unidos como a España durante la colonia y a los activistas opositores, no satisfacen las necesidades de una población empobrecida y sin expectativas de un futuro mejor bajo el régimen chavista.

«Tenemos un país donde casi 80% reclama un cambio de gobierno», ha recalcado el politólogo Alarcón al interpretar los hallazgos de expertos agrupados en la Mesa de Análisis, un grupo de ideas y debates del CEPyG, que presenta los estudios de prospectivas, muy seguidos por círculos diplomáticos y empresariales.

Mientras, resume Alarcón, la comunidad internacional «comienza a ser más hostil con el Gobierno» chavista y hasta aliados de Maduro como el presidente de Colombia Gustado Petro, o el de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva, le piden «una elección libre y democrática», y redoblan el llamado a que permita que la gente decida, que elija su gobierno y le dicen que si el chavismo quiere seguir compitiendo y regresar al poder que lo haga bajo condiciones democráticas.

En el evento de Prospectivas el experto Félix Seijas, de la firma encuestadora Delphos, presentó su más reciente encuesta para las elecciones del 28 de julio: el 86% cree que votando se puede lograr un cambio. Solo el 26,7% de los entrevistados cree que Maduro gana y sigue en el poder, y este parece ser su techo de aceptación. De hecho, más de la mitad del propio chavismo dice que tiene que haber un cambio, apunta Seijas.

El 20,8% de los encuestados anticipa que la oposición gana, pero Maduro sigue, mientras el 35% piensa que la oposición gana y habrá un cambio; el 2,8% cree que no habrá elección y 14,4% no sabe qué pasará. El 46,8% asegura estar dispuestos a protestar si se comete un fraude en la elección. Esta, según Seijas, es una cifra alta, altísima, y de traducirse en acciones significaría poner en la calle a tanta gente como la que pobló las protestas masivas de hace 10 años.

Transición o conflicto por fraude

En definitiva, como lo resumen los demás expertos del CEPyG al sintetizar las palabras de Alarcón en unas presentaciones que le meten más polémica al análisis de lo que ocurre en Venezuela por estas horas, «el escenario de las elecciones presidenciales del 28 de julio se abre entre dos opciones: transición política o conflicto por fraude electoral».

«La oposición pareciera estar hoy en su mejor momento político y electoral, mientras el Gobierno pareciera estar en su peor situación con una brecha en lo electoral que no es posible superar a través de las prácticas tradicionales de fraude», ha recalcado Alarcón.

«Un fraude electoral o una decisión que saque a la oposición de la elección podría originar una escalada importante del conflicto», y agregó que el desenlace de la elección dependerá, en buena medida, de una combinación de presión internacional e interna para la defensa de la democracia, a fin de subir los costos de intentar mantenerse en el poder por la fuerza.

«Si el Gobierno logra mantenerse en el poder por la fuerza, es predecible una autocratización mucho más acelerada para asegurar su estabilización y hacerse menos dependiente de la legitimación electoral. La permanencia de Maduro en el poder generaría una ola migratoria igual a las del 2014, 2017 o 2019», ha comentado Alarcón. «Pero la realidad del asunto es que cualquier táctica que se utilice por el gobierno para garantizarse el resultado va a ser leída a lo interno y a lo externo como un fraude electoral», ha añadido.

Por estas horas, al momento de escribir esta nota, el suspenso continúa: a la medianoche de este 18 de julio vence el plazo de 10 días previos a la elección, previsto en el calendario electoral, para modificar o sustituir candidaturas. Entre las razones van desde incapacidad física o mental hasta constitucionales y legales.

Es en este último punto donde reside la incógnita: ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) , el brazo legalista del régimen, cursan demandas de agentes del chavismo para eliminar o no la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), un de las tres en la planilla de votación que respaldan la candidatura de Edmundo González.

«Cada día se hace más difícil que el Gobierno pueda tomar una decisión que de alguna manera le impida a la oposición estar presente en este proceso electoral. Siempre hubo mucho temor a que se suspendiera la elección, a que no hubiera elección», dice Alarcón, quien le da hoy una probabilidad «media a baja» a la posibilidad de que todavía se intente sacar a la oposición de la carrera electoral.

«Al final del día, para que haya esas elecciones tienen que estar todos los candidatos que están inscritos y manteniéndose hasta el final. Si alguna de esas condiciones cambia para impedir que algún candidato participe en la elección, o generar una situación que entorpezca el proceso, podemos decir que sin lugar dudas estamos ante un fraude electoral», dice Alarcón. Los más radicales voceros del régimen, como el capitán Diosdado Cabello, diputado y vicepresidente del Psuv, afirma que el triunfo del chavismo está asegurado y que la oposición ya se dispone a cantar fraude para no reconocer ese desenlace.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D