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ENTREVISTA

Manuel Valls: «No soporto que parte de la izquierda europea sea indulgente con Maduro»

El ex primer ministro francés subraya que Venezuela «debe ser un elemento de consenso en España»

Manuel Valls: «No soporto que parte de la izquierda europea sea indulgente con Maduro»

Manuel Valls, ex primer ministro francés. | Víctor Urbiña

El exprimer ministro francés Manuel Valls (Barcelona, 1962) está siguiendo de cerca los acontecimientos en Venezuela desde los comicios presidenciales del 28 de julio. En esta conversación con Isadora Zubillaga, embajadora de la oposición en Francia desde hace una década y actual asesora internacional de María Corina Machado, el que fuera edil en Barcelona durante parte de la pasada legislatura subraya que el apoyo a los demócratas venezolanos «debe ser un elemento de consenso en España».

Pregunta.- El 15 de octubre de 2015  usted fue el primer líder francés que recibía a una delegación de la oposición venezolana. Ese día, sin conocernos, nos recibió como primer ministro de Francia y allí comenzó un compromiso con la libertad de mi país que aún no termina… ¿qué le hizo abrirnos las puertas? 

Respuesta.- ¡La fuerza de vuestra lucha tan justa! Ayer como hoy. Los valores universales y democráticos deben defenderse en todas partes, sin excepción. Como hombre de izquierda, nunca he tolerado la más mínima indulgencia hacia el castrismo o el populismo de Hugo Chávez. El ataque a los derechos humanos fundamentales, la confusión de poderes, la negación de la democracia, el encarcelamiento o la eliminación física de los opositores merecen una condena total sin un “pero”… Vuestra lucha fue, por tanto, la mía. Yo había conocido a Leopoldo López unos años antes. El chavismo nunca ha dejado de intentar desacreditarlo e impedirle ejercer sus derechos políticos. Hasta encarcelarlo. Quería mostrarle públicamente a su esposa Lilian mi apoyo total y también mi solidaridad con todas las víctimas de la dictadura. Me acuerdo como si fuera ayer de este encuentro con vosotras, dos mujeres valientes. 

P.- Fue el primero que dijo ‘enfermer un démocrate, c’est trahir la démocratie’ (un país con presos políticos no es una democracia). A partir de ahí muchos siguieron su ejemplo: la España de Rajoy, el Reino Unido de Camerón… Eso fue un golpe duro para la dictadura de Maduro, que no tardó en responder durante una intervención televisada: “Repudio y rechazo las declaraciones insolentes, intervencionistas e inmorales del primer ministro de Francia”. ¿Cómo se siente respecto a su postura, casi 10 años después?

R.- No cambiaría ninguna de mis palabras de aquel entonces. Estoy más comprometido que nunca con ustedes, pero enojado porque este régimen todavía está en pie. Destruyó la economía del país y obligó a millones de venezolanos al exilio. La represión, con su cortejo de muertos, continúa intentando silenciar las voces de la oposición. Por eso admiro también la resistencia y resiliencia del pueblo venezolano que acaba de expresarse con gran claridad al elegir a Edmundo González, gracias al formidable liderazgo de María Corina Machado, a quien admiro particularmente por su valentía y su rectitud. Me impresionan las manifestaciones masivas de venezolanos, particularmente en los barrios humildes, para exigir respeto a la voluntad popular, a pesar de las amenazas, manipulaciones y exabruptos de Maduro. Pero, volviendo a su comentario, no puedo soportar que parte de la izquierda europea sea indulgente con el régimen de Maduro o con la dictadura de Castro. Son los mismos que son aliados de hecho de Putin (tras la invasión de Ucrania) o que difunden el odio hacia los judíos e Israel por todo el mundo. No tengo nada que ver con esta izquierda a la que debemos combatir con determinación. 

P.- ¿Cómo ve la situación de Venezuela? España tiene un papel que jugar estratégico, es el país bisagra entre Hispanoamérica y Europa. ¿Cree que podría hacer más?

R.- No tengo ningún consejo que darle a España. Pero todo lo que España es en el concierto internacional lo es por su liderazgo en Iberoamérica. Su papel en Europa es, por tanto, fundamental para imponer posiciones claras sobre lo que ocurre en Venezuela y ofrecer soluciones que no sean ambiguas. Debemos imponer el respeto a la voz del pueblo venezolano y, por tanto, que se reconozca el resultado de las elecciones presidenciales que han dado una victoria clarísima a la oposición democrática. Así, espero mucho de la diplomacia española. Debe actuar con determinación. No hay mejor referencia para mí que las declaraciones claras y valientes del ex presidente socialista Felipe González; de Nicolás Redondo Terreros, presidente de la Fundación para la Libertad; o de Cayetana Álvarez de Toledo, diputada del PP tan comprometida con el pueblo venezolano. Sin ninguna duda, el apoyo a los demócratas venezolanos debe ser un elemento de consenso en España.

P.- ¿Cómo ve el rol actual de Francia bajo el presidente Macron, impulsando una transición a través de grandes países de América Latina, importantes democracias de izquierda, en algún momento muy afines al chavismo… como lo son Brasil, Colombia y México? ¿Cree que esta vez es diferente y triunfará el clamor del pueblo venezolano?

R.- Francia es miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Su voz es imprescindible. Siempre ha tenido una relación privilegiada con América Latina a nivel económico, cultural y político. Acogimos a miles de exiliados que huían de las dictaduras de Pinochet, Videla y Castro. Por lo tanto, debe actuar en todos los registros para que los gobiernos que han sido demasiado complacientes con Maduro afirmen ahora posiciones vinculadas a los valores democráticos que dicen defender: rechazo absoluto a la represión y respeto total del voto de los venezolanos. Sobre todo porque importantes instituciones internacionales como el Centro Carter, la CIDH y obviamente la ONU se han pronunciado claramente. Francia, Estados Unidos, México, Brasil y Colombia deben actuar juntos para imponer una transición inteligente y una transferencia de poder fluida y pacífica, y por supuesto evitar un baño de sangre. Pero no puede haber la más mínima indulgencia hacia una dictadura que practica el terrorismo de Estado. Y tampoco respecto a propuestas como, por ejemplo, la de repetir las elecciones presidenciales que, en realidad, no son más que subterfugios que permitirían al régimen mantenerse. Saludo las posiciones muy claras adoptadas por el presidente chileno y varios países latinoamericanos. La declaración de Santo Domingo apoyada por la UE y la OEA son, en mi opinión, esenciales e indican el camino a seguir. 

P.- María Corina Machado está proponiendo una negociación con cuatro puntos. Que se respete la voluntad popular y se reconozca el ganador de la elección del 28 de julio, que se inicie una transición ordenada, donde se ofrezcan las garantías e incentivos necesarios, y que la negocien los representantes legítimos y de confianza de los venezolanos, no quienes decida el régimen. ¿Qué nos puede decir del rol de Francia, que históricamente ha sido garante de otros procesos complejos? 

R.- Francia, a través del presidente Macron y su diplomacia, debe actuar con tacto y utilizar su influencia para hacer cumplir los cuatro requisitos de María Corina Machado. Es fundamental que la comunidad internacional también sea intransigente. Por eso es a la Unión Europea a la que reclamo máximo protagonismo. Venezuela no se merece que la olvidamos y necesita de las medidas más enérgicas que la UE puede tomar contra la dictadura de Maduro. Recuerden que la lucha contra Maduro lo es contra el viejo y tétrico régimen castrista, contra Irán y contra Rusia, los máximos aliados de la dictadura. También lo vemos en Nicaragua donde reina un régimen de terror. De ahí mi total compromiso con vosotros. Busco ser lo más útil posible a vuestra causa. Podéis contar conmigo. ¡Como en 2015!

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