El analista Nicolás Checa augura la victoria de Donald Trump en las elecciones de EEUU
La clave del resultado estará en los temas de campaña y que la mayoría cree que el país lleva un rumbo equivocado
Faltan pocos días para el acontecimiento más importante del año en Estados Unidos. El próximo 5 de noviembre saldrá a la luz el nombre del futuro representante del país americano después de una polémica campaña electoral protagonizada por cambios de candidatos, un intento de asesinato y otro probable, tensión en redes sociales y, cómo no, insultos y desinformación. Las encuestas han sufrido modificaciones en los últimos meses. El debate del pasado 10 de septiembre pareció inclinar la balanza a favor de la candidata demócrata. Sin embargo, el disparo en la oreja a Trump y su campaña a través de Twitter patrocinada por Elon Musk han sido eficaces, y las posibilidades, a pocos días de los comicios, están más equilibradas. Si hay alguien que conoce en primera persona el panorama político y las certezas (o mentiras) de las encuestas que se han publicado es Nicolás Checa. THE OBJECTIVE se ha puesto en contacto con este consultor y experto en política internacional que vive y trabaja en EEUU.
PREGUNTA.- ¿Cómo resumiría esta campaña electoral? ¿Qué aspectos la diferencian de las demás?
RESPUESTA.- Yo creo que, estructuralmente hablando, esta es una campaña electoral relativamente normal. Tenemos una situación en la que el wrong track, que es la gran medida estratégica y clave, hace que tres de cada cuatro americanos crean que el país va por el camino equivocado. Y por otro lado, los atributos de los candidatos y las percepciones también les favorecen. En el caso de Trump, los temas escogidos para la campaña son la inflación, la economía, el crimen, la frontera, la inmigración ilegal, etc. Hay que hacer énfasis en eso porque la elección de temas del candidato republicano hace que la ventaja esté muy clara. Hablando como estratega, hablando como consultor, esto es muy normal y aquí no hay ninguna sorpresa. Las sorpresas ocurren más bien a nivel operativo, funcional y desde el punto de vista de cobertura de medios. Quizás lo inusual de esta campaña es que se pone el foco en el lado de la oferta electoral, es decir, de los candidatos, y no en lo que está ocurriendo sociológicamente en el país
P.- ¿De qué forma cree que puede afectar al resultado electoral imprevistos como el cambio de candidato en el partido demócrata o los intentos de asesinato de Trump?
R.- Lo que vemos objetivamente en las encuestas es que cuando la élite del Partido Demócrata decide expulsar a Biden, el consenso en las encuestas es que está perdiendo en todos los estados indecisos e incluso en alguno de los estados que han sido tradicionalmente demócratas como Minnesota, Virginia o New Hampshire. Los porcentajes antes de la salida de Biden eran tremendos. Menos del 20% quería que el candidato se volviera a presentar a las elecciones. Esto hace que el partido demócrata llegue a la conclusión de que eliminando el problema se va a conseguir hacer un reset (reinicio) en las encuestas, y así sucede. En las muestras nacionales y de estados indecisos mejora la situación tremendamente. Sin embargo, lo que hemos visto después es un declive gradual de ese resultado.
A modo de resumen, el cambio de los candidatos y los intentos de asesinato han hecho que el fenómeno sociológico de cambio se intensifique y se despolitice.
P.- Entonces, si ha habido un declive en los resultado favorables a Harris, ¿las encuestas ahora las gana Trump?
R.- Efectivamente. Trump ha ido por delante durante las últimas dos o tres semanas. Los estrategas independientes ya lo pudimos anticipar la noche del debate. Está claro que Harris lo ganó, pero se sabía que probablemente perdería el voto de los indecisos por los temas de los que habló. Esto es lo realmente importante. Desde el debate del 10 de septiembre, los indecisos y los moderados empiezan a votar en función de los temas, haciendo que mejore Trump.
P.- Hablando de encuestas y de cómo han afectado los imprevistos de la campaña en el resultado electoral, me he acordado del comentario que hizo un cómico en un mitin de Trump en la que llamaba a Puerto Rico «basura». ¿Cómo cree que ha afectado esto?
R.- Este cómico es de estos que hablan y preguntan después. El propio Trump afirmó que no debería haber sucedido y que fue un error. Lo que sí que no fue un error fue el comentario que hizo dos días después Biden sobre el electorado republicano. El presidente de Estados Unidos dijo «The only garbage I see floating out there is his supporters» (La única basura que veo flotando son sus seguidores). Si comparamos los insultos, el primero, cuando pasó, pensé que tendría potencial de cambiar algo del resultado electoral, pero en el momento en el que Biden suelta eso, todo acaba.
P.- En uno de sus artículos dice que antes de que se fuera Biden, el voto indeciso iba para él, y una vez que marchó, va para Trump. ¿Por qué?
R.- Hay gente que está incómoda con el estilo personal de Trump y está muy influida por la narrativa mediática anti Trump. Sin embargo, los votantes se decantan por él por los temas principales de su discurso. Esto hace que el porcentaje de indecisos antes de la salida de Biden fuera muy pequeño, porque los votantes ya se habían decantado por uno u otro en función de los temas. Sin embargo, la llegada de Kamala supone un aumento de los indecisos porque, claro, tienen que hacer una elección de nuevo. Esto hace que la gente vuelva a decidir por uno o por otro, y en cuestión de temas, gana Trump. Es más, tres de cada cinco estadounidenses en los temas de fondo prefieren al candidato republicano. Esto no es debatible.
A día de hoy, en la mayoría de los estados indecisos se prevé que Trump rompa por delante entre uno y dos puntos promedio. Eso es muy poco. Entonces, no se puede garantizar que vaya a ganar en todos esos estados, aunque suele haber históricamente una correlación muy elevada entre esos estados por la naturaleza de los votantes demográficamente hablando. Contra ese ventaja nominal de uno o dos puntos hay que analizar tres aspectos: el promedio de las encuestas, la participación adelantada y la participación en el día de las elecciones, y el nivel de error en las encuestas. El nivel de error es interesante, porque siempre favorecen al partido demócrata El error promedio de las encuestas contra Trump, porque siempre es contra Trump, es de entre tres y cinco puntos.
P.- ¿Y qué ha ocurrido con el voto anticipado? He leído que ha habido mucha participación.
R.- En el voto anticipado ha ocurrido algo sorprendente. La ventaja en el voto anticipado normalmente suele ser de los demócratas. En las últimas elecciones (2020), tuvieron una ventaja de 14.3 puntos. Lo he calculado esta mañana. Esa ventaja se ha reducido a dos puntos y medio. Las implicaciones aritméticas de esto son tremendas, porque, claro, si vas empatado prácticamente o si vas ganando por dos o tres puntos en el voto anticipado, la participación el día de los comicios tiene que ser masiva para que ganes.
No sé, a menos que haya cambiado sociológicamente algo, o a menos que haya otras variables que no podamos identificar los estrategas, hay un un resultado muy claro y muy contundente, y la explicación más simple es que las encuestas estén en contra de Trump. De todas formas, yo siempre digo que lo mejor es no prestarle demasiada atención al voto anticipado, porque puede ser que haya un proceso de cambio.
P.- ¿Qué papel han jugado las redes sociales, especialmente X, en la campaña?
R.– El hecho de que Twitter ya no sea un mecanismo partidista, con censura política y explícita, abre el juego. Esta red social hace que el sistema ya no pueda manipular de manera tan directa a Trump y a sus votantes. Yo diría que en comparación con la elecciones de 2020, los partidos políticos están en igualdad de condiciones en lo que respecta a las redes sociales. Sin embargo, lo que sí creo que ha cambiado es el perfil y esta vez han sido los podcast. Por ejemplo, el hecho de que Harris no vaya a Joe Rogan ( un podcast con millones de oyentes) le perjudica. Dicen que más de 60 millones de personas escucharon la entrevista, y déjame decirte que en ella, Trump comete muchos errores. Pero eso no importa, porque yendo a ese podcast genera una sensación de transparencia.
Un movimiento inteligente del bando republicano es que han usado la «transparencia» o los podcasts para crear la percepción de proximidad, para transmitir que Trump es una persona normal. A través de los podcast ha conseguido restarle importancia a sus errores tanto personales como en la gestión del gobierno durante su mandato.
P.- En un artículo suyo dice que la retórica agresiva que utiliza el bando demócrata para desacreditar a Trump, poniendo de relevancia su machismo y racismo, es un discurso que ya no funciona. Sin embargo, Trump en muchas ocasiones basa sus argumentos en desacreditar a su oposición haciendo ataques personales que no aportan nada al debate. ¿Por qué en el caso de Trump funciona y en el contrario no?
R.- Las tres claves del discurso de final de camapaña demócrata son el aborto y la defensa de los derechos de las mujeres, la economía y la demonización de Trump. Los republicanos se refieren a Harris como una oponente débil, fallida y peligrosamente liberal. Es cierto que Trump ataca a Harris de manera personal, pero sabe dónde parar. La Casa Blanca confirma sin ningún pudor que Trump es fascista. Está claro que hay ataques desafortunados por ambos lados, pero yo creo que hay una diferencia muy clara entre decir que alguien es débil políticamente hablando a que es un fascista y una amenaza contra la democracia estadounidense. Esto es lo que hace que se extienda la idea de que los votantes de Trump son una «basura». Si Trump es fascista, sus votantes lo serán también. Ese es su discurso.
P.- A modo de conclusión, ¿podría explicar por qué cree que Trump va a ganar las elecciones? ¿Qué situaciones deberían darse para que Harris fuera elegida presidenta?
R.- Los análisis estratégicos de las encuestas concluyen que, estratégicamente hablando, Trump ya ha ganado la campaña electoral en función de los temas, de la intención de voto y de muchas otras variables. Pero claro, ganar la campaña electoral no es ganar las elecciones. Entonces, lo que la gran mayoría de los estrategas creemos a tres días de las elecciones es que el único escenario posible para una sorpresa electoral de último momento en la que ganara las elecciones Kamala Harris, a pesar de haber perdido la campaña, sería una enorme participación demócrata el día de las elecciones. Este escenario es posible porque ya ocurrió con las elecciones de 2020, pero improbable porque tenemos el análisis del voto anticipado. Para que eso ocurra tiene que haber un cambio sociológico muy profundo, porque los patrones de participación electoral tienen que cambiar, pero dramáticamente. Ese escenario es posible, pero altamente improbable.