Orbán afea a Ucrania su rechazo a las últimas propuestas e insiste en su plan de tregua
El Gobierno ruso mantiene condiciones que las autoridades ucranianas y sus socios entienden como «inasumibles»
El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, ha lamentado este viernes el rechazo del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, a las propuestas lanzadas esta semana para tratar de avanzar en la resolución del conflicto y ha defendido la idea de una posible tregua en Navidad, ya que al menos en estas fechas «nadie debería morir en el frente de combate».
Orbán planteó este alto el fuego navideño y un hipotético canje de prisioneros en una conversación telefónica mantenida esta semana con el presidente ruso, Vladimir Putin, y criticada públicamente por el mandatario ucraniano.
«Una parte ha aceptado la propuesta, mientras que la otra aparentemente la rechaza, pero quedan algunos días hasta Navidad, así que espero que la situación cambie», ha dicho el primer ministro húngaro, que ha vuelto a defender su labor diplomática frente a quienes le recriminan los gestos a Putin.
Orbán ha reivindicado sus contactos de esta última semana, dentro de los cuales se ha reunido con el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, en lo que ha descrito como «tiempos peligrosos». Cree por ejemplo que el caso de Siria demuestra el «fracaso» de Alemania y Francia y teme que la caída del régimen de Bashar al Assad suponga un repunte de la migración.
En la misma línea, el ministro de Exteriores de Hungría, Péter Szijjártó, ha comparado la recepción «positiva» de Moscú a las propuestas de Budapest con el rechazo de Kiev, si bien espera «que la razón triunfe» y miles de personas puedan celebrar la Navidad «en paz y seguridad», según declaraciones difundidas por el Gobierno.
Tras la conversación entre Orbán y Putin, el Kremlin desveló que había remitido una lista con prisioneros para el posible canje. El Gobierno ruso, sin embargo, no ha dado muestras de estar dispuesto a concretar tregua alguna y, aunque insiste en su voluntad de diálogo, mantiene condiciones que las autoridades ucranianas y sus principales socios internacionales siguen entendiendo como inasumibles.