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'The Economist' vuelve a calificar a España de «democracia plena» y sube hasta el puesto 21

Nuestro país ha avanzado dos puestos respecto al año pasado, uno de los pocos países de Europa que mejora

‘The Economist’ vuelve a calificar a España de «democracia plena» y sube hasta el puesto 21

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Por segundo año consecutivo, España es una «democracia plena» según el índice anual publicado por la revista The Economist. España ha avanzado dos puestos, hasta la posición 21, en base a factores como su participación política o pluralismo. España ocupa, empatada con Estonia, el puesto 21 dentro de los países con «democracia plena», con un marcador de 8,13, frente al 8,07 de 2023.

De los 21 países examinados en Europa Occidental, España es uno de solo cinco que mejoran su nota con respecto al año anterior, junto a Luxemburgo, Portugal, Suiza y el Reino Unido, mientras que diez conservaron su puntuación de 2023 y seis, entre ellos Francia o Alemania, la empeoraron.

En la clasificación regional del prestigioso índice del EIU, el brazo de The Economist especializado en elaborar informes de inteligencia, España figura en la decimotercera posición. Dentro de las diferentes categorías, España obtiene su mejor nota (un 9,58) en procesos electorales y pluralismo, seguido por libertades civiles (8,82).

Mientras, en funcionamiento del gobierno y en cultura política obtiene un 7,50, con su peor nota en participación política, un 7,22. En 2024, un año en el que más de la mitad de la población global fue a votar, el desafecto popular hacia los gobiernos se expresó en un apoyo creciente a populistas, conforme al informe anual de la publicación británica.

A nivel global el índice, liderado de nuevo por Noruega, registró un declive en su marcador total, pasando de un 5,23 en 2023 al 5,17 en 2024, cuando 130 países del total de 167 acusaron un declive o ninguna mejoría. También alcanzó su nivel más bajo históricamente desde 2006, año de su creación.

«Retrocesos democráticos»

El declive en el marcador fue impulsado por «retrocesos democráticos en cada región del mundo», con excepciones en Europa occidental y Norteamérica, cuyo marcador permaneció invariable. Por tipo de régimen, solo 25 países -un 15 % o un 6,6 % de la población mundial- se catalogaron como «democracias plenas» mientras que 46 -un 27,5 % de países y un 38,4 % de la población mundial- fueron tildadas de «democracias defectuosas».

Un total de 36 países -21,6 %- fueron catalogados como «regímenes híbridos» y 60 -35,9 %- designados como «regímenes autoritarios». Más de un tercio de la población mundial -39,2%- vive bajo un régimen autoritario, mientras que Europa Occidental contó con el marcador más alto de cualquier región -8,38%- y fue el único que mejoró su marcador total en 2024, según los hallazgos del informe.

Estados Unidos continuó invariable en 2024 y sigue clasificándose como «democracia defectuosa», en el 28 puesto, mientras que la puntuación de Francia quedó degradada, pasando a ser considerada ahora también «democracia defectuosa». Los países nórdicos (Noruega, Islandia, Suecia, Finlandia y Dinamarca) siguen dominando el ránking, mientras que Nueva Zelanda se sitúa en segundo lugar y Suiza sube a la quinta posición.

América Latina flaquea

En cuanto a Latinoamérica, solo Uruguay y Costa Rica fueron incluidas entre los países con «democracias plenas» en 2024 y figuran como «democracias defectuosas» Chile, la República Dominicana, Argentina, Brasil, Colombia y Panamá, mientras que el índice categoriza como regímenes «híbridos» y «autoritarios» al resto.

De cara a 2025, en el caso de Argentina el informe apunta que su presidente, Javier Milei, «querrá reforzar la posición de su Gobierno en el congreso en las elecciones de octubre y si logra resultados en la economía y en los estándares de vida, la confianza ciudadana en el gobierno podría mejorar, aunque persisten los riesgos».

Joan Hoey, la directora del Índice, señala que «mientras que las autocracias parecen ganar fuerza, como se ve en la tendencia del índice desde 2006, las democracias mundiales están teniendo dificultades» y apunta a causas «complejas». Según observa, hay «factores que han avivado la insatisfacción popular con los sistemas políticos democráticos a lo largo de las últimas dos décadas, resultando en el aumento de populistas como Donald Trump, Nigel Farage, Javier Milei y Marine Le Pen.

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