The Objective
Internacional

La ONU afronta una semana clave de ‘sprints diplomáticos’ para reconocer a Palestina

El reconocimiento anglosajón de este domingo presiona a Francia a reaccionar y ahonda la fractura con Trump

La ONU afronta una semana clave de ‘sprints diplomáticos’ para reconocer a Palestina

El primer ministro, Keir Starmer, saliendo del nº 10 de Downing Street. en una imagen de archivo | Krisztian Elek / Zuma Press

La diplomacia aceleró el paso en la víspera de la Semana de Alto Nivel de la Asamblea General de la ONU. Reino Unido, Canadá, Australia y Portugal anunciaron este domingo el reconocimiento del Estado de Palestina, un movimiento coordinado que rompe décadas de cautela entre aliados de Washington y que llega 48 horas antes del arranque del gran escaparate anual en Nueva York. Londres fue el primer altavoz. Keir Starmer formalizó el giro histórico y defendió que el reconocimiento pretende sacar del bloqueo la vía de los dos Estados. En paralelo, Ottawa y Canberra comunicaron su decisión con argumentos similares. Israel lo tildó de gesto «peligroso», mientras Washington marcó distancias.

El hito reconfigura el tablero occidental y añade presión política en la ONU. Para estos tres gobiernos, el reconocimiento es una estrategia para encarrilar un horizonte político tras casi dos años de guerra en Gaza y con la expansión de asentamientos en Cisjordania. Para Netanyahu, en cambio, consolida una sensación de aislamiento en un foro multilateral como es la ONU. La decisión se produce, además, con Gaza aún en guerra y con balances de víctimas que alimentan la exigencia de un alto el fuego y de acceso humanitario permanente. También coincide con el debate sobre la financiación y el mandato de las agencias humanitarias de la ONU en la zona, con varios de los donantes reclamando mecanismos de control reforzados sin interrumpir la ayuda.

La agenda añade este semana otro elemento de tensión pues Estados Unidos negó el visado al presidente palestino, Mahmud Abbas, y la Asamblea General aprobó, por el contrario, que pueda intervenir por videomensaje durante el debate general. La votación —145 a favor, 5 en contra y 6 abstenciones— subraya la mayoría que respalda ofrecer visibilidad diplomática a la Autoridad Palestina en lo que se consiedera como una semana decisiva, donde se esperan auténticos ‘sprints diplomáticos’ para reconocer la soberanía palestina. Fuentes estadounidenses justifican el veto por motivos de seguridad y cumplimiento de acuerdos, una interpretación que choca con el Acuerdo de País Anfitrión de 1947, según recuerdan diplomáticos en Nueva York. En Ramala, asesores de Abbas celebraron el paso dado como «validación internacional del camino de dos Estados», mientras algunos juristas internacionales advierten de que el reconocimiento crea expectativas reales sobre la gobernabilidad y rendición de cuentas en ambos lados.

¿Y Francia?

La coreografía en Manhattan está marcada. El lunes se celebra una conferencia internacional sobre la solución de dos Estados copresidida por Francia y Arabia Saudí, concebida para sumar más reconocimientos previstos como Bélgica, Malta Andorra…, coordinar financiación y perfilar garantías de seguridad. El debate general se abre el martes 23 y se prolonga hasta el día 29. En ese marco, París sopesa su propio anuncio en sincronía con otros socios europeos, conscientes de que la ventana de esta semana multiplica el efecto político de cada gesto. En Europa se mira también al precedente de España, Irlanda y Noruega, que reconocieron a Palestina en 2024 y abrieron una brecha dentro de la UE que hoy gana fuerza con el anuncio anglosajón y de Portugal.

El reconocimiento coordinado de Reino Unido, Canadá y Australia implica también un mensaje dentro del G7 y del club de inteligencia Five Eyes. Tres aliados históricos de Estados Unidos se desmarcan de la línea de la Casa Blanca y colocan el listón más alto para un texto de compromiso en el Consejo de Seguridad que combine el cese de hostilidades, acceso humanitario bajo supervisión y coordenadas de referencia —fronteras de 1967, seguridad para Israel, reformas de la Autoridad Palestina y exclusión de Hamás de cualquier gobierno pues es calificada por Occidente como organización terrorista—. La incógnita es si Washington, es decir, Trump intentará evitar otro choque frontal durante la semana más visible del año de las relaciones internacionales o entrará en el cuerpo a cuerpo. En paralelo, varias capitales analizan la posibilidad de sanciones selectivas a líderes de Hamás y medidas contra ciudadanos violentos en Cisjordania, con el objetivo de marcar costes concretos a los saboteadores del proceso.

Brecha con EEUU

El movimiento no crea un Estado de facto ni abre pasos fronterizos por sí mismo, pero reordena incentivos. Para Israel, endurece el coste de mantener la cuestión en el plano exclusivamente militar. Para Estados Unidos, abre una brecha con aquellos socios con los que solían caminar en bloque y que ahora marcan el paso en Nueva York. Para la Autoridad Palestina, eleva el listón de las reformas internas, la unidad y la capacidad administrativa necesarias para absorber la reconstrucción y la convocatoria de elecciones creíbles (después de 15 años sin celebrarse). En la trastienda, diplomáticos europeos y árabes trabajan en corredores humanitarios estables, un mecanismo financiero de reconstrucción con auditorías externas y fórmulas de seguridad temporal que eviten el vacío de poder en Gaza. El resultado de estos ‘sprints diplomáticos‘ se medirá, en última instancia, por lo que ocurra en la mesa del Consejo y por la evolución inmediata sobre el terreno en Gaza durante la propia semana de la ONU.

Calendario: la Semana de Alto Nivel se celebra del 23 al 29 de septiembre; este lunes 22 acoge la conferencia franco-saudí sobre dos Estados. A partir del primer día de discursos, se esperan referencias explícitas al reconocimiento, a la rendición de cuentas por crímenes de guerra y a un posible intento de «texto puente» en el Consejo que evite otro veto. La cuestión palestina domina ya el eje de la cita anual, con Nueva York convertida en escenario de una batalla diplomática de alta intensidad cuyo desenlace marcará la política internacional de los próximos meses.

Publicidad