Italia critica la nueva estrategia de seguridad de EEUU mientras Rusia la aplaude
El ministro de Defensa italiano alerta del distanciamiento que refleja el docuemento con respecto a Europa

Donald Trump en una imagen de archivo.
El ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, ha alertado este sábado de que la reciente Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos comporta un cambio radical en la relación entre Washington y Bruselas, así como el fin acelerado de las garantías de defensa otorgadas tras 1945, y ha instado a Europa a reforzar su autonomía tecnológica, económica y militar. Crosetto ha subrayado que, «durante tres años, en reuniones privadas, ministeriales y entrevistas», se ha estado barajando lo que ahora es una realidad codificada, que «la relación con la Unión Europea cambiará y las garantías de defensa post-1945 expirarán rápidamente». En su opinión, este viraje se debe principalmente al escaso valor estratégico de la UE en el contexto de la competencia «cada vez más difícil, compleja y dura» que EEUU mantiene con China.
«Trump simplemente ha dejado claro que la UE le es de poca o ninguna utilidad en esta competencia. Porque no posee recursos naturales particularmente significativos o útiles. Porque está perdiendo la competencia en innovación y tecnología. Porque no tiene poder militar», ha expresado en un comunicado difundido en redes sociales. En esta línea, el ministro italiano ha señalado que esperaba que la Casa Blanca concediera un margen de dos o tres años más para llevar a término estos cambios, pero que la transición –un proceso que ha calificado de «irreversible»– se ha producido con mayor rapidez de lo previsto, a raíz de la llegada de Donald Trump.
Entre las razones señaladas, Crosetto ha destacado también que, frente a los nuevos actores globales, Europa se muestra «pequeña, lenta y vieja». No obstante, el ministro ha insistido en que el «problema» central no es Europa en sí, sino el enfoque de la estrategia estadounidense, cuyo único objetivo es «fortalecer a EEUU en su competencia con China. Se trata, ha juzgado, de un «enfoque pragmático, sin sentimentalismos ni apegos, utilitario y orientado exclusivamente a la supremacía económica y tecnológica en los próximos años, porque eso significa la supremacía en este siglo».
En este contexto, Crosetto ha defendido que las naciones más pequeñas, como Italia, deben tomar decisiones estratégicas propias para proteger sus recursos, tecnología, economía y riqueza. «No para ejercer supremacía sobre nadie, sino para asegurar nuestro futuro», ha afirmado. Además, ha recordado que Europa ha dependido durante décadas de la seguridad proporcionada «gratuitamente» por Estados Unidos y que ahora es necesario fortalecer alianzas bilaterales en otras regiones –África, Golfo, Asia, Sudamérica y Australia– para garantizar la seguridad económica, energética y estratégica. Así las cosas, el responsable de Defensa italiano ha defendido la necesidad de un enfoque europeo pragmático, rápido y coordinado a nivel europeo. «Cuantos más seamos, más fuerte será nuestra defensa y menos costará», ha argumentado antes de señalar que los cambios globales son trascendentales y requieren que Europa «vea, comprenda y dirija el barco, como en el mar durante una tormenta».
El Gobierno ruso, por su parte, ha valorado como un avance positivo que la última estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos presentada por Donald Trump deje de presentar a Rusia como «amenaza directa» y abra la puerta a una posible cooperación en materia de estabilidad estratégica, según declaraciones del portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, a la agencia rusa de noticias TASS. Peskov ha subrayado que los comentarios emitidos desde la Casa Blanca durante el segundo mandato de Trump respecto a las relaciones bilaterales entre Washington y Moscú han supuesto un claro contraste con el posicionamiento de administraciones anteriores, a las que ha afeado sus posturas más «tradicionales».
No obstante, el representante del Kremlin ha indicado que Moscú tiene previsto examinar con mayor detenimiento el texto completo y actualizado de la estrategia estadounidense, alegando que sus disposiciones requieren, «sin duda», un análisis pormenorizado antes de que Rusia pueda extraer conclusiones definitivas sobre su alcance. El documento en cuestión, considerado clave para la política de seguridad nacional estadounidense, ha eliminado cualquier referencia a Rusia como «amenaza directa». En cambio, ha propuesto explorar nuevas vías de cooperación con Moscú en cuestiones vinculadas a la estabilidad estratégica, un gesto que el Kremlin ha interpretado como una posible apertura diplomática.
La nueva Estrategia de Seguridad Nacional presentada este viernes por la Casa Blanca –un documento que traza las líneas maestras de la política exterior de la Administración Trump– se marca como objetivo prioritario la «restauración de la predominancia» de EEUU en Occidente. Estados Unidos habla, a grandes rasgos, de una restitución de todas sus herramientas de ‘poder duro’, económico y militar, para conseguir este objetivo. El documento deja claro que EEUU debe «reconsiderar» su presencia militar en el hemisferio mientras «priorizará su diplomacia comercial» a través de «las poderosas herramientas que son los aranceles y los acuerdos comerciales recíprocos». Así, Washington resume su estrategia en dos términos: «Expandir y alistar».
«Alistaremos a nuestros aliados en el hemisferio para controlar la migración, detener el tráfico de drogas y fortalecer la estabilidad y la seguridad terrestre y marítima. Nos expandiremos cultivando y fortaleciendo nuevos socios, a la vez que reforzamos el atractivo de nuestra nación como socio económico y de seguridad predilecto del hemisferio», señala el documento. Si bien el documento otorga un peso primordial al hemisferio occidental, también aborda la nueva estrategia de EEUU en el Indo-Pacífico, Oriente Próximo y África, a través de una iniciativa para «reequilibrar la relación económica con China», la estabilización de la situación de seguridad en el caso del segundo escenario y la transición, en el caso africano, desde una relación centrada en la entrega de ayuda «y la difusión de ideas liberales» en el continente, hacia una enfocada al comercio y la economía.
