Roures será el gran beneficiado por la norma que obligará a producir en catalán
Mediapro se encuentra en una delicada situación financiera agravada por la pandemia y que le ha obligado a pedir un rescate de 300 millones a la SEPI
Jaume Roures está de enhorabuena. El polémico productor catalán, soporte mediático del independentismo y fundador de Mediapro, será el gran beneficiado de la nueva norma que obliga a las grandes plataformas como Netflix o HBO a tener un 6% de su catálogo en catalán.
Sus productoras son de las que más producción específica realizan en catalán y es uno de los mayores beneficiarios históricos de las subvenciones del Govern. En el primero de los casos, las filiales o participadas por Mediapro como 100 Balas, El Terrat o Big Bang dedican contenidos específicos y su división de cine es de las pocas que realiza solo películas en lengua catalana.
Del mismo modo, en 2020 su programa de TV3 L’última nit del karaoke representó el 30% de los seis millones que la Generalitat destinó en 2020 en una partida destinada a los medios públicos, a través de la consellería de Cultura, para promocionar al sector audiovisual catalán.
Esta especialización en contenidos audiovisuales en lengua catalana le deja como el gran receptor de los encargos de las grandes plataformas como Netflix. Roures además cuenta con el mayor catálogo de España de contenidos en lengua catalana, lo que convierte a estas producciones en un negocio muy rentable de cara a los próximos meses.
Del mismo modo, la obligación para producir en catalán encarecerá indefectiblemente los productos audiovisuales en esta lengua y aumentaría las pujas de las plataformas por tener los pocos contenidos disponibles en este idioma. Y ahí estará Jaume Roures para venderles sus series, programas y películas.
Rescate de la SEPI
El propio Roures ha sido en las últimas semanas uno de los principales impulsores de esta obligatoriedad de invertir en contenidos catalanes. Hace un mes fue uno de los protagonistas de la convocatoria de Òmnium Cultural bajo el lema Per un futur audiovisual en català. Jordi Cuixart, presidente de la entidad cultural y uno de los ideólogos del referéndum de 1-O, lideró la protesta para pedir el 15% de producción catalana.
Conocido en el sector como uno de los brazos mediáticos del procés, cercano a ERC y a políticos independentistas, la obligatoriedad de producir en catalán para las plataformas es un verdadero salvavidas financiero para Roures. La compañía solicitó al Fondo de Rescate de la SEPI 300 millones de euros, todavía sin recibir respuesta, para salvar su compleja situación financiera.
Según consta en sus cuentas remitidas al Registro Mercantil, el pasivo de Mediapro se divide en tres tramos. El primero es un crédito ordinario de 300 millones de euros a 2024 con un pool bancario compuesto por Citi, Barclays, BBVA, CaixaBank y Bankia.
Deuda con los bancos
El segundo, de 380 millones de euros, consiste en un préstamo bullet, a devolver en 2025, en manos de fondos como Blackrock y Goldman Sachs. En el tercer tramo, por 180 millones de euros y como vencimiento en 2025, el fondo Barings es el que tiene mayor exposición.
Mediapro suscribió créditos con aval del Instituto de Crédito Oficial (ICO) por importe de unos 50 millones de euros en verano de 2020 con la aportación de unos 60 millones a través de una ampliación de capital de sus accionistas.
El dueño mayoritario es Orient Hontai Capital que pagó 800 millones de euros en octubre de 2017 por el 54% del capital. El resto del control se lo reparten Jaume Roures y Tatxo Benet, que reúnen un 24% de las acciones y la multinacional publicitaria WPP con el 23%.
Para solventar esta situación crítica Orient inyectará otros 650 millones de euros -150 de urgencia- a cambio de quedarse con 67% de la compañía. Esto significa que Jaume Roures y Tatxo Benet reducirán su participación en Mediapro del 24% a aproximadamente el 10% para evitar la insolvencia de la compañía.