Finaliza la misión de la ONU en Haití después de 13 años presente en el país
La Misión de la ONU para la Estabilización de en Haití (Minustah), presente desde 2004 en el país más pobre de América, celebró este jueves su ceremonia oficial de clausura, diez días antes de abandonar su presencia y dar paso a una pequeña representación policial, bautizada como Minujusth.
La Misión de la ONU para la Estabilización de en Haití (Minustah), presente desde 2004 en el país más pobre de América después de Venezuela, celebró este jueves su ceremonia oficial de clausura, diez días antes de abandonar su presencia y dar paso a una pequeña representación policial, bautizada como Minujusth.
En una ceremonia celebrada en Tabarre, al noroeste de la capital, a la que asistió el presidente de Haití, Jovenel Moise, la jefa de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití, Sandra Honoré, expresó su satisfacción por la labor de la ONU en este país. Honoré aseguró que el organismo abandona el país dejándolo «más estable» y con instituciones «más fuertes».
«La Minustah ha cumplido su misión y hoy tenemos un Haití más estable con una fuerza de Policía más moderna y más profesional. Hoy la misión llega a su fin, pero estamos muy satisfechos de nuestra labor», declaró la representante en Haití del secretario general de la ONU. «Tenemos plena confianza en que con la Minujusth el trabajo va a continuar», añadió.
El presidente Moise, por su parte, agradeció a la ONU el apoyo brindado a Haití durante estos años. «Quiero agradecer a la Minustah en el nombre del pueblo haitiano por estos últimos años. Fue muy difícil, pero hoy podemos ver algunos avances pese a las dificultades. Haití está dispuesto a colaborar con todos sus amigos internacionales para asegurar un mejor futuro«.
«Es nuestro trabajo ahora en Haití garantizar la paz y la estabilidad. Quiero prometer que vamos a trabajar para garantizar la paz y construir un mejor futuro», añadió el presidente.
Polémica
La presencia de la ONU en Haití no ha estado exenta de polémica en los últimos años, con denuncias de abusos sexuales por parte de Cascos Azules y después de que en 2010 un vertido de residuos fecales a un río por parte de fuerzas de paz nepalíes provocara un brote de cólera que todavía hoy se deja sentir en el país. Se calcula que la epidemia ha afectado a cerca de 800.000 personas y que se ha cobrado más de 9.000 vidas.
Tras años defendiéndose, Naciones Unidas finalmente reconoció oficialmente su responsabilidad el pasado año y anunció una nueva estrategia para ayudar al país a superar el cólera.
El Consejo de Seguridad de la ONU acordó en abril pasado poner fin a la Minustah el 15 de octubre, y retirar a todos los Cascos Azules para dejar una pequeña presencia policial en ese país, bautizada como Minujusth, que se centrará en apoyar a la Policía haitiana, promover el Estado de derecho y vigilar el respeto de los derechos humanos.
Esta nueva misión no tendrá personal militar y será mucho más reducida, compuesta por un máximo de 7 unidades de policía y 295 agentes.
Los países que forman la Minustah empezaron hace un tiempo a retirar sus contingentes, entre ellos Brasil, que, con 37.500 militares, aportó el mayor número de soldados, quienes terminaron oficialmente sus labores el 31 de agosto pasado.
La Minustah fue puesta en marcha en 2004 con el fin de apoyar a Haití después de que un movimiento armado derrocara al entonces presidente Jean-Bertrand Aristide y fue reforzada para ayudar al país a recuperarse tras el terremoto de 2010.
Con su salida de Haití, en el país se ha generado un debate sobre la posibilidad de recuperar el antiguo Ejército, una idea polémica que divide a la sociedad, ya que esa instancia está acusada de algunos de los peores crímenes en la historia de esta nación.
El país comenzó en junio pasado a reclutar futuros soldados para relanzar el Ejército, disuelto por el expresidente Aristide durante su primer mandato, en 1995, lo que ha generado críticas, en especial de defensores de los derechos humanos, que reclaman al Gobierno invertir en los problemas, sociales y económicos, que verdaderamente afectan a los haitianos, informa EFE.