Preocupación en Río ante unos Paralímpicos sin gente en las gradas
Las gradas semivacías que ya afearon los Juegos pueden ofrecer un aspecto aún peor, aún con el bajo precio de las entradas -las más baratas costarán 2,75 euros, cuatro veces menos que en los Juegos Olímpicos-. En 2012, el Reino Unido, cuna del paralimpismo, puso el nivel muy alto organizando en Londres unos Juegos impecables, con competiciones disputadas ante el ánimo del público y las entradas casi agotadas. Este año faltará, cómo no, la gran estrella del paralimpismo: Oscar Pistorius, actualmente en prisión por el asesinato de su novia. La Asociación Brasileña de la Industria Hotelera (ABIH) estima que la ocupación media en los hoteles cariocas, entre el 7 y el 18 de septiembre, alcanzará el 49,30 %, casi la mitad que durante los Olímpicos, cuando llegó a un 94 por ciento. El panorama no es muy alentador para una competición deportiva de primera como es -o debería ser- la celebración de los Juegos Paralímpicos.
Tres semanas después del final de los Juegos Olímpicos, en medio de una tormenta política y social, y asediado por las dudas en torno al apoyo popular, Río de Janeiro ultima los preparativos para el inicio de los Juegos Paralímpicos. La llama volverá a arder el próximo miércoles día 7 de septiembre, y los organizadores tienen una preocupación especial: llenar las gradas.
Las gradas semivacías que ya afearon los Juegos pueden ofrecer un aspecto aún peor, aún con el bajo precio de las entradas -las más baratas costarán 2,75 euros, cuatro veces menos que en los Juegos Olímpicos-. En 2012, el Reino Unido, cuna del paralimpismo, puso el nivel muy alto organizando en Londres unos Juegos impecables, con competiciones disputadas ante el ánimo del público y las entradas casi agotadas. Este año faltará, cómo no, la gran estrella del paralimpismo: Oscar Pistorius, actualmente en prisión por el asesinato de su novia. La Asociación Brasileña de la Industria Hotelera (ABIH) estima que la ocupación media en los hoteles cariocas, entre el 7 y el 18 de septiembre, alcanzará el 49,30 %, casi la mitad que durante los Olímpicos, cuando llegó a un 94 por ciento. El panorama no es muy alentador para una competición deportiva de primera como es -o debería ser- la celebración de los Juegos Paralímpicos.