Las consecuencias que el bruxismo tiene más allá de tus dientes

El estrés y la ansiedad se encuentran detrás de numerosos casos de bruxismo, una patología relativamente moderna que según explican desde QuirónSalud afecta a un 70% de la población. Este rechinar involuntario de dientes amarga así las noches de las personas que lo sufren, cuya única solución es apostar por las famosas férulas de descarga para procurar que sus piezas dentales no se desgasten.

Afectando por igual a hombres y mujeres, y matizándose con la edad a partir de los 40 años, el bruxismo se encuentra entre uno de los problemas bucodentales más habituales en la actualidad. Aparentemente inofensivo, su aparición implica el deterioro de dientes y muelas. Aunque detrás de él suelen estar ciertos estados de nerviosismo como el estrés y la ansiedad, también puede haber otras causas no relacionadas con los estados de ánimo.

Desde la Clínica Dental Ferrus & Bratos explican que hay otras razones por las que el bruxismo se produce. Puede ser por la maloclusión, más conocida como desalineación de los dientes, «lo que impide que las piezas dentales encajen de forma correcta» y que acaban provocando que «la mandíbula haga presión en una posición incómoda que termina provocando el desgaste de los dientes».

También ocurre con la inestabilidad oclusal, explican. En este caso, «las personas con mordida cruzada o desplazada igualmente tienen problemas a la hora de morder adecuadamente». En esta ocasión se produce el bruxismo por una incorrecta relación entre los huesos maxilares, que generan ese inadecuado encaje de las piezas dentales.

Asimismo, puede suceder que este hábito inconsciente tenga que ver con la presencia de enfermedades periodontales, según advierten desde Ferrus & Bratos, ya que «el 80% de las personas que sufren alguna patología relacionada con la salud de las encías tienden a sufrir bruxismo con más frecuencia».

Lo mismo que podría pasar en el caso de obturaciones dentales o de prótesis mal asentadas, motivos por los que podríamos rechinar los dientes de manera inconsciente.

El bruxismo, una patología con complicaciones

Vigilar el bruxismo no es una cuestión baladí. Aunque sus primeras consecuencias no parecen especialmente severas, hay toda una serie de problemas bucodentales, musculares y articulares que pueden venir derivados de un bruxismo especialmente severo. Los primeros síntomas suelen venir asociado a un intenso dolor maxilar, señal de que el descanso nocturno no se produce como debiera, pero no son los únicos.

Es fácil apreciar cómo el desgaste dental comienza a producirse al percibir una desmineralización del esmalte, sobre todo en los incisivos y caninos, que son los dientes en los que más fácil se percibe ese frotamiento, debilitando la primera capa de protección dental. De este modo, comprobamos cómo los dientes delanteros comienzan a tener una apariencia traslúcida en sus puntas.

Un cambio que también ocurre cuando prestamos atención a nuestras encías. Es habitual que en bruxismos moderados e intensos comience a aparecer una retracción gingival, viendo cómo las encías dejan más al descubierto parte de nuestros dientes.

Todos ellos pueden aparecer en distintas ocasiones, si bien hay distintas categorías de hábitos bruxistas. Pueden ser nocturnos -los más frecuentes e incontrolables- o diurnos -no tan frecuentes, pero habituales en episodios de estrés, y sobre todo se distingue en dos apartados, en función de los dientes que rechinen: bruxismo excéntrico (el que aparece  con la fricción entre dientes y que implica un mayor desgaste de las piezas) o el céntrico, asociado a apretar los dientes y que afecta en mayor medida a los premolares.

Estas categorías, explicadas desde Ferrus & Bratos, también tienen distintas intensidades. Nos explican así que el hábito es cambiante, pudiendo ser «incipiente, cuando ocurre de manera ocasional y se considera reversible; establecido, donde puede llegar a provocar ciertas lesiones, y poderoso, cuando el paciente no puede controlarlo y la rutina está totalmente establecida».

Los síntomas del bruxismo

Las noches del bruxismo se convierten en mañanas molestas. Distintos grados de dolor en dientes, cabeza, cuello u oídos es habitual que se produzca a la mañana siguiente. También una sensación de entumecimiento muscular en aquellos que participan en la masticación y la sensación de no poder abrir la boca tanto como se quisiera, con cierta sensación de tirantez.

A nivel dental, aumenta la sensibilidad debido a ese desgaste de las piezas, ya que debilitar el esmalte -primera barrera de protección- expone a la dentina y propicia que seamos más sensibles a los contrastes de frío y calor.

Más allá del bruxismo

No es un tema menor, ni tampoco dar por sentado que las situaciones de estrés pueden debilitar nuestros dientes. Recurrir a la férula de descarga es, hasta la fecha, la única manera de evitar que el bruxismo afecte de manera decisiva a las piezas dentales. Si bien no podemos evitar que los dientes rechinen, sí podemos minimizar su impacto y que estos moldes de resina impidan el deterioro dental por esta fricción.

No significa que todos los inconvenientes del bruxismo desaparezcan, puesto que vamos a seguir ejerciendo esta presión dental nocturna, pero sí limitar el impacto que tenga sobre la superficie dental. Aún así, se pueden limitar también otras afectaciones relacionadas con él.

En este caso, es frecuente que suframos de cierto malestar en la articulación temporomandibular (ATM), generando en esta zona donde los músculos de la mordida y sus articulaciones (se conecta la mandíbula inferior con el cráneo) sobrecargas que pueden desembocar en insomnio, dolores cervicales, de oído y a menudo episodios de insomnio por la dificultad de conciliar el sueño.

En casos de bruxismo severo, la persona también puede tener sensación de molestia al abrir la boca, masticar e incluso para mantener conversaciones con normalidad. En esos casos, no tan extremos, se recomienda acompañar la férula de descarga con sesiones de fisioterapia que permitan relajar la mencionada articulación. También es conveniente no dar por supuesto que el bruxismo debe existir, buscando a través de otros especialistas -principalmente psicólogos- las causas por las que esta patología hace acto de aparición y prevenir los episodios de estrés, ansiedad o nerviosismo que pueden desembocar en él.